"Lo que sucede en la Antártica tiene implicaciones en todo el mundo"
Para muchos de los habitantes de Chile, la Antártica es un sitio muy lejano y desconocido. Y, aunque parte de ésta es de soberanía nacional, acceder allí es complejo e incluso ahora que cada vez existen más embarcaciones turísticas que navegan estas frías aguas, la gran mayoría de los chilenos no podrá pisar el suelo del Continente Blanco, el más austral del mundo, debido a que las opciones son limitadas para ello.
No obstante esta enorme distancia física y mental, el territorio antártico y su biodiversidad es de suma relevancia para el país y la Tierra completa, "pues todo lo que allí sucede tiene implicanciones en todo el mundo", sostiene el doctor Carlos Muñoz, investigador y docente de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), quien define a la Antártica como "el refrigerador del planeta".
Por ello afirma que es "muy importante el trabajo científico que se hace allí", sobre todo en el escenario de calentamiento global y cambio climático, ya que los efectos en la Antártica "tendrán repercusiones locales y a nivel planetario", dice. Uno de los efectos latentes es en los glaciares, la mayor reserva de agua dulce del planeta, pues casi el 70% de este recurso se encuentra congelada en estas enormes masas de hielo que en las últimas décadas han evidenciado un retroceso por causas distintas al deshielo natural.
GLACIARES EN RETROCESO
En este contexto se encuentra el estudio del que Carlos Muñoz es parte, el que es dirigido por el doctor Antonio Brante, también académico de la Facultad de Ciencias de la UCSC, y que busca analizar los impactos del cambio climático en los invertebrados marinos que son parte del ecosistema antártico.
Muñoz cuenta que se han centrado en la parte oeste de la península antártica, ya que "cerca del 90% de los glaciares de esa zona están en retroceso" y se están derritiendo más rápido que otros.
Así, se escogieron tres fiordos para tener puntos de comparación y sobre los que tienen registros de cómo ha sido el retroceso. Sobre la velocidad, el investigador especifica que "el patrón varía con la latitud y de año en año. Pero, por ejemplo, en los últimos 30 años, en la bahía de Marion Cove, el retroceso del hielo ha sido de más o menos 1.5 kilómetros; sin embargo, la mayor parte de ese retroceso ocurrió entre el 2008 y 2010, donde el glaciar retrocedio 1 kilómetro. Hacia el sur el retroceso de glaciares es más rápido y otra de las bahías que estamos estudiando más al sur es Sheldon Cove, que ha retrocedido poco más de 2 kilómetros en los últimos 30 años".
La razón de centrarse en el derretimiendo de glaciares radica en que se sabe que esto deriva en que ingrese mayor cantidad de agua dulce al océano y además micronutrientes, explica el doctor Muñoz. Además, cuenta que "se sabe que el rompimiento de grandes bloques de hielo afecta la fauna que vive en los fondos, ya que mecánicamente el hielo destruye o socava el hábitat". Así, se prevén que cambien las propiedades físico-químicas del agua y las condiciones para la biodiversidad.
En este sentido, el estudio se centrará en lo bioenergético, es decir, cómo el nivel nutricional que presentan los invertebrados marinos repercute en su desempeño biológico en el ambiente y cómo cambia la estructura de la comunidad en cuanto a su diversidad y abundancia de especies. Además, se analizará la diversidad genética de la especies, ya que es un factor clave para entender cómo se adaptan los organismos al cambio climático.
IMPLICANCIAS DIVERSAS
Un punto en el que Carlos Muñoz se detiene es que si bien se espera que haya impactos, ésta es aún materia desconocida en la Antártica y que es difícil predecir con exactitud lo que sucederá, pero sí se puede proyectar que las implicancias sean diversas y hacer modelaciones que permitan adelantarse para tener conocimiento y herramientas para enfrentar el futuro.
Ahí el gran desafío y aporte que quieren hacer con la investigación en curso, que afirma que es la de mayor magnitud hecha en este ámbito en el Continente Blanco y está seguro que aportará nuevos y valiosos saberes. "Queremos generar información de base y utilizarla para mejorar modelos biológicos y oceanográficos que nos permitan entender mejor los sucesos que están ocurriendo en la Antártica", afirma, y esto podría permitir predecir respuestas de comunidades de organismos, por ejemplo, en determinados escenarios de cambio climático. "Conocer la respuesta a esta pregunta podría ayudarnos a tomar decisiones que apunten a conservar de mejor manera la biodiversidad antártica", recalca el doctor Carlos Muñoz.
NO TODO ES NEGATIVO
Si las implicancias del cambio climático y en particular del deshielo de glaciares pueden ser diversas, no todo es negativo, afirma.
Sobre esto, el académico comenta que "el retroceso del hielo va liberando más hábitat en el fondo y esto propicia que las poblaciones de organismos que viven allí puedan expandir su distribución hacia esas zonas. Esto podría aumentar el secuestro de CO2 y mitigar en algo el aumento de CO2 por otras causas. A esto se le conoce como 'Carbón Azul', que es el carbono que forma parte de los organismos. Y al morir, este carbono se acumula en los fondos oceánicos (por ejemplo en forma de conchas de organismos) y se mantiene allí, sin volver a la atmósfera". Eso sí, aclara que "aún no sabemos bien si este secuestro de carbono producto del hábitat nuevo que se genera en la antártica es significativo".