Los Tres volvieron al Teatro UdeC con un concierto de carácter más familiar
La audiencia que anoche llegó para aplaudir, recordar y corear los 15 temas contenidos en "Fome", el cuarto álbum de Los Tres, era la misma, pero diferente. Incluso, aquellos que estuvieron en el show de lanzamiento de la placa, en el mismo Teatro UdeC, cuando partía el segundo semestre de 1997.
Así de simple, porque si aquel 12 de julio la persona bordeaba los 20 años, en los días que corren ya ha traspasado los 40. Es el tiempo que ha pasado para todos, incluso, para los dos músicos que aún se conservan de la formación original del grupo nacido en 1987.
Álvaro Henríquez y Titae Lindl, los nombres desde el inicio, están en las cinco décadas de vida, temporalidad que anoche los trajo de vuelta al mismo escenario donde un día fueron parte del cuarteto, que supo adueñarse del sonido nacional de los 90. Esto asumiendo que "Fome", de 1997, se convertiría en el penúltimo trabajo de los cuatro originales, cuyo punto final sería 1999 con "La sangre en el cuerpo", el último con Francisco Molina en batería.
Es la obra la que va a quedar, finalmente, detalle que tienen muy claro Henríquez y Lindl, ahora junto a Boris Ramírez (certero en la batería) y Sebastián Cabib en guitarra, además del siempre aportador Cuti Aste en teclados.
Aunque la de anoche no era la formación madre, hecho que se nota, la audiencia quiere y respeta el trabajo de Henríquez y los suyos. Ahora, con "Fome" como emblema de una jornada cargada de nostalgia y un sonido que no dejó de lado el aura de los 90, detalle evidenciado en el instrumental de Aste, con data de hace dos décadas, buscando ser fiel al original.
EL SHOW
Programado a las 21 horas, la música arrancó seis minutos después, con la muy Booker T. and The MG's, "Claus", cuyas sonoras cadencias dieron el pie para que "Bolsa de mareo" arrancara como si se tratara de un in media res músico/narrativo, aunque algo apagado (no estuvo el bajo).
De ahí se dejaron sentir los 15 cortes de una placa que en los surcos deja ver la variedad temática y de estilos -cuerdas Byrds, estructuras cuequeras, trémolos o ritmos psicodélicos como en "Libreta", con guitarra y bajo bien marcados- para las líricas de Henríquez que tienen ese gancho tan propio en frases trágicas, que apuntan a su formación literaria de carácter francés.
Detalles todos que volvieron a sonar en una jornada a Teatro lleno, sobre las 1.100 personas. Allí se vio a muchos de la época, como también representantes de las nuevas generaciones, en el entramado de una jornada de carácter hasta íntima y calma. Ciertamente, también familiares, como la siempre cálida y amable Juanita Petlinelli -madre del cantante- o Paola Aste, quien apurada llegaba al show de la banda, donde también tocaba su hermano Cuti.
Ellos entre varios, los mismos que siguieron con atención la historia de un álbum lanzado hace 22 años. "Buenas noches, Conce. Un gusto verlos en mi madre tierra", saludó Henríquez después de "Olor a gas", palabras que luego dedicó a su madre y familia con "Me arrendé"
Aunque se nota que la voz Henríquez está en un cierto modo de "pausa" y calma -la banda que toca no tiene la comunicación del pasado- es innegable que Los Tres son un clásico, y como tal un modelo a imitar, respetar y escuchar.
La parte principal
La primera parte del show estuvo engalanada con los 15 cortes del disco grabado en Nueva York bajo la supervisión del productor norteamericano Joe Blaney.