Cada 14 de noviembre se conmemora a nivel mundial el Día Mundial de la Diabetes, efemérides dedicada a concientizar a la población sobre los efectos de esta patología, la que según la OMS, cobró sólo en 2015 al menos 1,6 millones de vidas. El organismo calcula que esta enfermedad será la séptima causa de mayor mortalidad para el 2030.
La diabetes mellitus es una epidemia. Su prevalencia pasó de un 4,7% en 1980, a un 8,5% en 2014, lo que según los especialistas, se debe a los altos niveles de sedentarismo y sobrepeso presentes en los países de medianos y bajos ingresos.
En el caso de Chile, el panorama no es más alentador. De acuerdo al Ministerio de Salud (Minsal), al menos el 10% de la población nacional posee esta enfermedad, mientras que las muertes anuales causadas directamente por esta patología aumentaron en más de un 52% en sólo 16 años.
Para María Isabel González, quien es diabetóloga de la clínica Sanatorio Alemán de Concepción, lo anterior guarda relación con varias circunstancias, entre las que destacan los factores hereditarios, el sobrepeso, el sedentarismo, entre otros. La profesional explicó: "En las zonas urbanas existe una alimentación muy rica en grasa y azúcares, porque tienen mejor sabor, y eso llama la atención de las personas. Eso, sumado a la falta de actividad física y la obesidad aparecen como los principales factores de riesgo asociados".
Etapa adulta
La diabetes es una enfermedad metabólica, la que es provocada por un deficiente control del azúcar presente en la sangre por parte del organismo. La más común en todo el mundo es la no insulinodependiente, o tipo 2, la que ocurre normalmente porque el cuerpo no produce, o bien, utiliza de una mala manera la insulina generada, por lo que la glucosa queda concentrada en la sangre, y sin poder entrar a las células.
Este trastorno es más común en adultos, y en general, es registrado en personas que poseen entre 40 y 65 años de edad. Sus síntomas pueden aparecer de forma súbita, y contemplan una excreción excesiva de orina, sed, hambre constante, y la pérdida parcial de la visión y peso.
González explicó que la mejor forma de prevenir el tipo 2 es tener una alimentación saludable, comer más frutas y verduras, hacer más actividad física y dejar de lado la comida chatarra. La especialista recalcó que aunque dichos consejos suenen repetitivos, son los que tienen mejores resultados.
"Hay que tener cuidado. La diabetes no sólo aumenta el riesgo de enfermedades muy conocidas, como puede ser la cardiovascular, que es la mayor causa de muerte, o la hipertensión. También existe una relación con una gran parte de las formas de cáncer. No se sabe si esta relación es directa o mediada o por la obesidad, por lo que el llamado es a tener una vida saludable", relató la profesional.
Por otro lado, aquellas personas que poseen antecedentes familiares sobre esta patología deben tener un cuidado extra, ya que la predisposición a desarrollarla es aún mayor en ellos. En ese sentido, González relata que lo aconsejable es realizarse chequeos sanguíneos de manera constante, y no dejar pasar más de seis meses.
el tratamiento
La resistencia a la insulina, la prediabetes y la diabetes son conceptos diferentes, que deben ser comprendidos como eslabones que operan por separado.
El primero posee la cualidad de ser muy reversible, ya que se trata de una condición específica en la que el páncreas trabaja en exceso debido a la obesidad del paciente. Ello hace que la contramedida más efectiva contra este trastorno sea llevar una dieta baja en calorías, evitar el consumo de azúcares e incorporar el deporte a la rutina diaria.
La prediabetes, en tanto, sólo puede ser controlada, ya que en esta etapa, el individuo ya ha perdido el 30% de las células responsables de producir la insulina. En este punto, el tratamiento se enfoca en evitar que la persona siga avanzando en su condición, mediante el uso de fármacos y la adopción de una rutina más saludable.
El tercer punto, que es la diabetes propiamente tal, no es reversible, y requiere de una cooperación total del paciente. A pesar de esto, en algunas excepciones se recurre a cirugías de bypass gástrico, las que permiten que la enfermedad entre a una fase de remisión.
En cualquier caso, la rigurosidad es la palabra clave para el control de esta patología. Una vez que la persona es diagnosticada, tanto su rutina como la de su familia deben cambiar en función de las necesidades de ésta, y de los requerimientos solicitados por el profesional a cargo.
Tipo 1 y niños
Entre las formas más comunes de este trastorno también se encuentra la fase autoinmune o tipo 1, la que comienza normalmente cuando los afectados tienen una edad comprendida entre los 6 meses y los 15 años. En ella, el paciente posee una producción insuficiente de insulina, y por lo mismo, tiene la necesidad de suministrársela de manera externa.
Según Andrea Gleisner, quien es la directora de la Corporación de Ayuda al Niño y Adolescente Diabético, esta etapa posee un buen pronóstico, y en general, todas las necesidades de los enfermos están cubiertas por las Garantías Explícitas en Salud (GES).
Adicionalmente, la especialista explicó que su organización está abierta a los afectados por la diabetes tipo 1, ya que su equipo está capacitado para entregar la orientación necesaria. La profesional relató: "Tenemos un grupo multidisciplinario, que tiene el objetivo de aportar en la parte del aprendizaje y educación del afectado. Si sus cercanos asumen la enfermedad, pueden acercarse a buscar más información".
El Minsal ha dispuesto de informativos sobre esta patología en este sitio web, los que pueden ser descargados de manera libre. Adicionalmente, y desde el 2011, el Ministerio de Desarrollo Social ha puesto en marcha el programa "Elige Vivir Sano en Comunidad", el que tiene por objetivo reducir la prevalencia de esta y otras patologías.