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Bob Dylan: vuelta al origen

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Bob Dylan no solo es un fantástico compositor y músico, sino un tremendo poeta. No es sorpresa que hoy sea Premio Nobel de Literatura, y aunque algunos critiquen la decisión hay que tener en cuenta que la poesía nació cantada.

La poesía siempre ha tenido esa musicalidad, que es parte de su magia. Orfeo, arquetipo mitológico del poeta cantante tenía la capacidad de encantar al mundo con su lira. En la antigua Grecia, la poesía fue acompañada por instrumentos de cuerdas tocados por el autor. Y esta tradición se conservó hasta los trovadores medievales. En latín, "carmen" significa "canción" y "poema".

Más que ser revolucionario (Dylan es el primer músico distinguido en la categoría de literatura), este Premio Nobel es una vuelta al origen.

¿Por qué una poesía valdría menos si es acompañada por música? La música de Dylan tiene una energía increíble que proviene, a su vez, de las palabras. Ambas forman una unidad inseparable. Como cada gran poeta, él ha sentido y expresado el espíritu de nuestra época antes que todos los demás. Solo un ejemplo: ¿quién dudará la actualidad de versos como "We're living in times / Where men commit crimes / And crime don't have any face", escritos hace unos 30 años, en tiempos en que un solo click con el mouse puede determinar el destino de miles de personas?

Como poeta, Dylan, cuyo verdadero nombre es Robert Allen Zimmerman, es polifacético y se reinventa continuamente. Tenemos al joven pacifista de los primeros años, que se opone a los poderes atómicos en canciones como Masters of War o A Hard Rain's A-Gonna Fall; el surrealista y rimbaudiano de mediados de los 60; el pensativo de los años 70, que versa sobre verdades enteras de la existencia humana, y hasta el Dylan melancólico y bluesero del último tramo.

Sin duda, nos ha hecho reflexionar, nos ha confrontado de manera crítica con el espíritu del tiempo, pero, además, nos ha transmitido belleza y esperanza, y sigue haciéndolo.

Con todo ello, siempre ha quedado una persona auténtica y, en palabras de Neil Young (otro gran poeta), de una "honestidad brutal".

Lo felicitamos.

El exabrupto de Fernández

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El ministro del Interior, Mario Fernández, momentáneamente dejó de lado su trabajo como segundo en mando del gobierno para asumir un rol de analista electoral y activista político. Sostuvo que la próxima elección presidencial estaría entre Ricardo Lagos y Sebastián Piñera y que todo lo demás era fantasía, refiriéndose a Alejandro Guillier. El presidente del Partido Radical, Ernesto Velasco, rápidamente pidió la cabeza del ministro. Este nuevo choque en el oficialismo abre una nueva era de disputas intra-coalicionales.

Todos los ministros tienen un ojo puesto en las elecciones que vienen y, probablemente, ya tienen sus fichas en algún candidato. Pero hay razones por las cuales se les pide permanecer públicamente ajenos a este tipo de coyuntura. La primera es porque la gente podría asociar sus opiniones con la posición oficial del gobierno, lo que no siempre es el caso. La segunda es porque pueden involuntariamente cambiar el curso natural de la elección, especialmente cuando ocupan cargos políticos relevantes.

El exabrupto del ministro Fernández tropieza con ambos criterios. Por un lado, al favorecer a Lagos por sobre Guillier, inconscientemente instala la idea de que el expresidente es el candidato del gobierno. Pero esto no es ni debe ser así. El gobierno no tiene ni debe tener un candidato. El gobierno de todos los chilenos debe permanecer trabajando por todos los chilenos en el frente de políticas públicas y neutral frente a la carrera presidencial.

Por otro lado, al favorecer a Lagos por sobre Guillier, intencionalmente deja entrever que la posición de muchos políticos de carrera favorece al expresidente. En un momento en que la opción de Guillier se encuentra bajo el escrutinio público, esto es extremadamente relevante. El ministro no solo manifiesta su opinión, usa además su preferencia personal en público como instrumento de campaña. Muy por el contrario, debiese estar enfocado en su oficio y usando sus horas de oficina para hacer su trabajo.

Para la elite que aún no se decide entre los candidatos, la voz del ministro puede ser pivote para tomar una decisión. Sobre todo entre aquellos que buscan frenar el progresismo del gobierno. Asimismo, para votantes desinformados pero disciplinados, la opinión del ministro puede ser elemental para tomar un lado. Especialmente para aquellos que no siguen todos los detalles de la carrera presidencial pero que normalmente votan por un color político predeterminado.

Las palabras del ministro también inauguran una nueva era de disputas dentro de la Nueva Mayoría. Hasta ahora, la disputa ha sido principalmente entre progresistas-bacheletistas y gradualistas-laguistas, y ha estado circunscrita al escenario de las políticas públicas. Desde ahora, esta se amplía al escenario electoral. Las palabras de Fernández sirven para reforzar la noción de que la coalición está dividida y que él está al lado de los que cree que el gobierno ha sido excesivamente ambicioso.

Guillier puede haber sido el blanco de Fernández. Pero como candidato camaleón, fácilmente adaptable a la coyuntura por su falta de compromiso ideológico, puede ingeniosamente dar vuelta el escenario a su favor.

Más vale tarde que nunca

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Las paradojas de la vida manifestándose, una vez más, en nuestro país después de varias décadas, donde algunas Universidades y otros subidos al carro, festejan a Violeta Parra Sandoval.

¿Se incomodará, ella, en su tumba ante tantos millones desplegados a lo largo y ancho de ese Chile que ella caminó en soledades?

Un Chile que le fue ingrato hasta el final, intensificándose todavía más cuando vivió allá en su carpa en la comuna de La Reina, padeciendo hambre, frío y olvido. Tal como un Van Gogh, en pintura, la indiferencia de su tiempo y autoridades y luego de años, su trabajo ahora sí, llena las expectativas del ego de otros, para recién ponderar lo que siempre fue de calidad y de vanguardia en los variados ámbitos que su genio abarcó.

De su estadía en Concepción, entre variadas experiencias, el arrojo por la puerta de servicio del lugar donde paternalmente se le invitó a entretener a la élite, luego, también folclóricamente, se le invita al comedor del servicio; lugar ubicado por los magnánimos anfitriones de la época, para quienes no son ni rubiecitos ni de ojos claritos y quienes aún advierten en el prójimo, el envase, más que el contenido.

Fácil es ahora profitar de su trabajo, ingenio y creatividad, ahora se le valora lo que realmente aportó a la cultura, ahora que ya no está; ahora merece todo lo que se le negó en su tiempo, ahora que ya no está; ahora se crean cátedras en su nombre, ahora que ya no está.

¡Alabado sea el pago de Chile!

¿Se habría opuesto, ella a tanta veleidad humana?

Ella, esa mujer de muerte solitaria, mujer incomprendida, mujer sufriente y paradojalmente agradecida a la vida hasta el punto de morir de amor.

Es una muestra más, de tantas, de la inconsecuencia nacional ante un ser auténtico; sin embargo…más vale un pájaro en la mano, que cien volando o, más vale tarde que nunca: Gracias a la Vida.