Los restos de Coke vuelven a San Pedro el 20 de octubre
Los restos de Jorge Eduardo Matute Johns volverán el próximo martes 20 de octubre al Cementerio Parque San Pedro de la Paz, luego de que fueran exhumados el 24 de enero de 2014, por orden del entonces ministro en visita del caso, Jaime Solís.
Así, los restos del joven universitario penquista, visto por última vez con vida la madrugada del 20 de noviembre de 1999, y cuyo cadáver fue encontrado el 12 de febrero de 2004, serán inhumados luego de permanecer casi 1 año y 9 meses sometidos a análisis forenses y estudios.
Gracias a ello se pudo precisar la causa de muerte, la cual fue modificada el pasado 27 de agosto por el Servicio del Registro Civil e Identificación, pasando de "indeterminada" a "intoxicación por pentobarbital", según lo ordenado por la actual ministra en visita del caso, Carola Rivas.
De acuerdo a lo confirmado por El Sur, la ceremonia de inhumación se realizará el martes 20 de octubre, a partir de las 11.45 horas, momento en que el cuerpo será entregado a la familia Matute Johns por parte del Servicio Médico Legal, institución que custodia los restos del joven.
Tras la entrega, se realizará una liturgia privada, en donde sólo participará el círculo cercano de la familia de Coke. Luego, a las 12 horas, se desarrollará una misa en la iglesia del Cementerio Parque San Pedro, en la cual habrá una convocatoria más amplia. Tanto la liturgia íntima como la misa, serán presididas por el arzobispo de Concepción, Fernando Chomali.
EL DOLOR MÁS GRANDE
La máxima autoridad de la Iglesia Católica en la Región confirmó ayer su participación en el último adiós a los restos del ex estudiante de Ingeniería Forestal de la Universidad de Concepción, luego de una conversación sostenida con María Teresa Johns y Álex Matute, madre y hermano de Coke, respectivamente.
Para Chomali, "no hay dolor más grande que la muerte de un hijo, más aún en tan dramática circunstancia y es por ello que rezaremos arduamente ese día y le manifestaremos todo nuestro cariño y aprecio a la señora María Teresa Johns y su familia".
-Es una etapa más dentro del largo y doloroso proceso que ha debido vivir la familia para conocer la verdad. Este caso revela que estamos en una sociedad enferma donde desaparecen personas que no son halladas y de una institucionalidad frágil que no es capaz de encontrar a los responsables y juzgarlos como corresponde. Lamentablemente muchas personas desaparecen. El caso de Jorge Matute reveló esta realidad. Ahora tenemos nuestra mirada también en el joven estudiante de Cañete, Carlos Patricio Gajardo Ramírez. Jorge y su familia, en cierto sentido, los representa a todos.
-Es lo que esperamos todos. El hecho que tenga dedicación exclusiva da esperanza. También da esperanza el hecho que se sepa la causa de su muerte. Es lo que el país y la familia se merece. Obviamente que habrá que revisar los procedimientos judiciales, legistas y policiales que han llevado a que pase tanto tiempo antes de que se conozca la verdad. Queda claro que la institucionalidad de su momento no estuvo a la altura de los acontecimientos.
-Sólo les puedo decir que la muerte de Jorge Matute sigue siendo motivo de luto para toda la Región y Chile. Es una voz de alarma muy potente respecto del nivel de violencia que se vive en algunos ambientes y el gran desprecio a la vida imperante. También les diría que este gran dolor con la verdad, que más temprano que tarde llegará, junto a la fe en Dios que nos promete un cielo nuevo y una tierra nueva pues ha vencido la muerte, les permitirá seguir viviendo. El dolor puede ser un gran impulso para seguir trabajando para que estos hechos tan atroces nunca más se vuelvan a repetir. La reunión que tuve con la familia Matute Johns me conmovió. En ellos no hay odio, no hay rencor, sólo el legítimo anhelo de saber qué le pasó a Jorge y pedirle a Dios que descanse en paz.
-Les diría que se atrevan y se entreguen a la justicia. Nunca es tarde para aquello. Sanarían una herida que aún supura en la familia de una víctima inocente y en toda la sociedad. Sería un gran signo de responsabilidad y de civilidad que todos esperamos. Sería un gesto de grandeza, además pedirle perdón a la familia, sean juzgados y reparen el daño causado. En ese gesto se nos abre la puerta para creer que un mundo mejor es posible.