El nuevo aire que necesitamos
Cuando comienzan los días más cálidos, tendemos a despreocuparnos y olvidarnos del serio problema que existe en el sur de Chile con la contaminación. Sin ir más lejos, en nuestra Región, Los Ángeles ha tenido 50 episodios de alerta crítica, Chillán y Chillán Viejo 60; en paralelo las comunas que componen el Gran Concepción fueron declaradas hace muy poco tiempo como zonas saturadas, pero ¿Qué estamos haciendo como ciudadanos frente a este conflicto? ¿Qué esperamos de nuestras autoridades? ¿Qué alternativas existen para palear esta problemática?
Durante agosto, la Asociación de Distribuidores de Gas Natural (AGN) encargó un estudio a la consultora Econsult para valorizar el impacto medioambiental que ha tenido la introducción de este energético en Chile y proyectar el beneficio económico y social que tendría su expansión a otras regiones del país. El resultado es drástico y categórico. El Estado de Chile, por ejemplo, se ahorraría más de 600 mil millones de pesos al reemplazar la leña debido al mejoramiento de la salud de la población. Con este monto, que equivale al 29% del Plan de Inversión Hospitalaria 2014 - 2018, se podrían construir cuatro hospitales de alta complejidad como el de Chillán, considerado un hito en materia de inversión pública, que beneficiará a unas 330 mil personas.
Además, la aplicación de esta política aumentaría la productividad laboral y reduciría los gastos médicos gracias a una disminución de enfermedades respiratorias, hospitalizaciones, muertes prematuras y ausentismo laboral asociados a la contaminación ambiental. Econsult, en el mismo estudio, estimó que si el gas natural lograra reemplazar el 75% del uso de leña, la emisión de MP2,5 por consumo de hogares caería en un 74%, reduciendo el total de este contaminante en un 69% a nivel nacional.
Con todos estos antecedentes a nuestra disposición y de las autoridades, que sólo nos confirman que el gas natural es hoy una opción disponible y con reconocidos atributos medioambientales y que generaría una mejor calidad de vida a todos los habitantes, ¿Por qué no tomarnos en serio y le damos un Nuevo Aire a nuestra Región y al sur del país? O sólo volverá a ser un tema relevante cuando el aire de Santiago sobrepase nuestros niveles críticos de alerta. Esperemos que el centralismo no opere en desmedro de la posibilidad de ser ciudades limpias, en que nuestros hijos puedan disfrutar del aire sin contaminantes, tal como lo asegura nuestra Constitución.