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Consciencia marítima y el rol de la Armada de Chile en la Región del Biobío

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El legado de Arturo Prat, símbolo de valor y visión de futuro, y la presencia viva del monitor Huáscar en Talcahuano, nos invitan a reflexionar sobre la "cultura oceánica" (concepto que incorpora tanto la "consciencia marítima", como la "alfabetización oceánica") particularmente en la Región del Biobío. Esta no es solo una región con mar; es una región profundamente marítima, protagonista de nuestra historia naval y motor del presente y futuro oceánico de Chile.

Como comandante en jefe de la Segunda Zona Naval, veo día a día cómo el mar define la vida, economía e identidad regional. Puertos como Talcahuano, Lirquén y Coronel movilizan gran parte del comercio exterior chileno. Junto con ellos, la pesca artesanal e industrial sostienen a miles de familias, integrando lo económico y lo cultural.

Pero la vocación marítima de Biobío va más allá de la extracción de recursos. Aquí se encuentran también capacidades industriales estratégicas para el país, como ASMAR Talcahuano, actor fundamental del Plan Nacional Continuo de Construcción Naval. La construcción del rompehielos Almirante Viel en nuestro principal astillero nacional, demuestra la capacidad tecnológica instalada en esta región, que fortalece nuestra soberanía y genera empleo calificado.

Esta vocación se proyecta al futuro: Biobío lidera la transición energética hacia la energía eólica marina, con proyectos ya en evaluación. Esta innovación acompañada de estudios oceanográficos que contribuyan a una adecuada conservación, que aseguren la biodiversidad y sostenibilidad del océano, son fundamentales para nuestro desarrollo nacional y regional.

Pero el mar también es historia. El Huáscar, museo flotante único en el mundo, y las celebraciones del Mes del Mar, fortalecen el vínculo entre la comunidad y el mar, especialmente entre los jóvenes. Universidades locales aportan desde la ciencia y la formación a una verdadera promoción de una cultura oceánica integral, que en síntesis establece la relación bidireccional en cómo el océano nos afecta como humanidad y de qué manera nosotros afectamos al océano en nuestra interacción con este espacio marítimo transcendental para la vida en nuestro planeta.

En síntesis, la Región del Biobío no es solo una región con costa; es una región eminentemente marítima, donde la historia naval, la actividad económica portuaria y pesquera, la capacidad industrial estratégica de ASMAR, la proyección hacia un futuro energético sostenible y la vibrante conexión cultural con el mar, convergen de manera única.

Desde la Base Naval de Talcahuano, en este Mes del Mar 2025, invito a renovar nuestro compromiso con la cultura oceánica. Conocer, cuidar y proyectar el mar no es solo un deber de la Armada de Chile, sino un desafío nacional. Sigamos inspirados por Prat, construyendo una patria potentemente vinculada con el océano y comprometidos con su correcta y balanceada explotación sustentable, para que las generaciones futuras puedan también disfrutar de sus innumerables beneficios.

Contraalmirante Arturo Oxley Lizana

Comandante en Jefe de la

Segunda Zona Naval

140 marinos inmortalizados ese día

Los héroes que acompañaron a Prat en la gesta histórica del 21 de Mayo

Ignacio Serrano, Juan de Dios Aldea y Luis Uribe fueron parte de la tripulación de la corbeta Esmeralda y, al igual que su comandante, mostraron una gran valentía en el enfrentamiento con el Huáscar.
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Al buscar las crónicas escritas sobre el 21 de Mayo, la mayoría se centran en la figura de Arturo Prat Chacón y su gesto de valentía en nombre de nuestra patria. Sin embargo, hay otras personas que cumplieron una labor relevante durante el hecho ocurrido en Iquique y quienes, a veces, no son distinguidos o reconocidos de manera importante por la comunidad.

Los marinos de la corbeta Esmeralda mostraron gran arrojo al hacer frente al monitor peruano Huáscar. Nombres como Ignacio Serrano Montaner, Juan de Dios Aldea Fonseca y Luis Uribe Orrego también son dignos de ser recordados por sus actos durante el Combate Naval de Iquique.

Inmortales

De Prat no hay mucho para agregar, como comandante de la Esmeralda lideró la resistencia contra el Huáscar. Cuando la Esmeralda fue embestida, Prat saltó al abordaje del Huáscar con su sable, exhortando a sus hombres a seguirlo. Murió en cubierta bajo fuego enemigo, convirtiéndose en un símbolo de valor y patriotismo.

En el caso de Ignacio Serrano, quien era teniente primero y segundo comandante de la Esmeralda, siguió a Prat en el segundo intento de abordaje al Huáscar, saltando a la cubierta enemiga armado con un hacha y un revólver. Fue herido gravemente y murió poco después en el hospital de Iquique.

Juan de Dios Aldea, por su parte, fue marinero de la tripulación de la Esmeralda y se le rememora por ser uno de los pocos que acompañó a Prat en el primer abordaje al Huáscar. Murió en el acto, luchando junto a su comandante.

Asimismo, Luis Uribe era teniente segundo y oficial de la Esmeralda. Sobrevivió al combate y asumió el mando tras la muerte de Prat y Serrano. Organizó la resistencia hasta el hundimiento de la Esmeralda y fue hecho prisionero por los peruanos.

Otros

La tripulación de la Esmeralda estaba compuesta por 140 marinos, muchos de los cuales murieron o fueron heridos. Hay algunos de ellos registrados en las páginas de la historia por su gran disciplina y coraje.

Uno de ellos era Wenceslao Vargas, grumete de la corbeta, quien, con solo 17 años, sobrevivió al hundimiento de la Esmeralda. Su carrera naval lo llevó a ser vicealmirante de la Armada de Chile. Falleció en 1958 a los 97 años, siendo reconocido como el último sobreviviente de la tripulación de la Esmeralda en ese combate histórico.

El cabo Crispín Reyes es recordado porque durante el combate, tras la muerte del corneta Gaspar Cabrales, tomó el instrumento de este último y, saltando al alcázar, comenzó a tocar hasta su deceso, a consecuencia de los tiros del Huáscar.

Se debe recordar que la Esmeralda, era una corbeta de madera, por lo cual estaba en desventaja ante el Huáscar, un buque blindado con artillería superior. A pesar de la derrota táctica, el sacrificio de Prat y sus hombres tuvo un impacto moral y estratégico: galvanizó el esfuerzo de guerra chileno y obligó al Huáscar a permanecer en Iquique, facilitando maniobras chilenas posteriores. Todo lo anterior realza más el sacrificio de los marinos chilenos.