Archivo Fotográfico, Dirección de Pinacoteca UdeC
En el marco de un nuevo aniversario del Día Nacional del Teatro, cuya fecha, 11 de mayo, destaca el legado del actor Andrés Pérez Araya, nos parece oportuno vincular ciertos aspectos de nuestro trabajo con esta celebración.
Nos parece importante señalar que nuestra pretensión no es hablar de teatro, sería a todas luces una desproporción, considerando el rigor que demanda el dominio de una disciplina vinculada a las artes escénicas que exige conocimiento, tanto en contenidos como en formas, los que está fuera de nuestro alcance. Sin embargo, nos interesa tomar posición desde una vereda distinta, pero complementaria en ciertos aspectos.
Nuestra puesta en escena acontece al interior del Archivo Histórico, lugar en que el pasado reciente y pretérito se manifiestan a través de inscripción materiales que denominamos genéricamente documentos de archivo. Tienen la particularidad de proporcionar trazos de información que, desde distintas perspectivas y enfoques, nos ofrecen la posibilidad de indagar en ciertos hechos pasados para proponer interpretaciones sobre sus vigencias y continuidades históricas.
Como aclaración inicial, además de las interacciones pasado-presente, señalar que, cuando nos interesamos en la gestión de archivos históricos, nos vinculamos a un entorno documental que demanda un conocimiento asociado a una disciplina poco conocida en el entorno local: la archivística. Es definida como una ciencia social que se ocupa de la creación, organización, administración y puesta en acceso de los documentos de archivo para su consulta. Documentos producidos por personas, familias o instituciones que en el transcurso de sus vidas desarrollan actividades a través de las cuales producen registros y evidencias materiales de aquellas, vinculadas tanto en la vida privada como pública.
Como segunda aclaración, se hace necesaria la pregunta ¿qué tipo de documentos califican para formar parte del archivo histórico? Los que por su valor excepcional deben ser conservados a perpetuidad. Es decir, son bienes culturales cuya relevancia histórica, artística, patrimonial e institucional los sitúa como evidencias de un pasado arraigado a nuestro presente, ya sea por razones vinculadas a la tradición y sus constantes identitarias, o bien, a otras esferas simbólicas vinculadas a nuestros imaginarios particulares, siempre en búsqueda de sus espacios de representación. A partir de esas búsquedas se produce el encuentro con el archivo histórico y se activa la puesta en escena de sus testimonios documentales.
Como tercera aclaración y final, señalar que el preámbulo introductorio no es casual, sino intencionado, dado que con demasiada frecuencia, la riqueza de los archivos históricos -sobre todo en lo relativo a su alcance y contenidos- queda eclipsada frente a la urgencia del dato y la ausencia de toda poética vinculada a las trayectorias de lo vital y lo afectivo presentes en aquellas fuentes documentales.
Al respecto, queremos proponer un sencillo giro dramático, una puesta en escena que es resultado de la singularidad y la insistencia de un archivo que, desde la fotografía y la gráfica, reflota un tramo de vida de la compañía Teatro Universidad de Concepción, comprendido entre los años 1952-1972. Nos referimos a un acervo artístico producido a lo largo de dos décadas marcadas por conflictos bélicos, guerra fría, revoluciones, desastres naturales, reformas universitarias, nuevos movimientos políticos y antesalas de dictaduras, entre otras temáticas más auspiciosas. Su custodia es competencia del Archivo Central de la Secretaría General de la U. de Concepción y hoy se encuentra en dependencias del Archivo Fotográfico UdeC que trabaja en su sistematización y caracterización de dicho fondo histórico compuesto por fotografías, programas y, en menor medida, recortes de prensa.
Nos interesa relevar el corazón de un archivo que consagra y despliega los detalles íntimos que hicieron posible la creación de un teatro universitario movilizado por las experiencias que le brindó el espacio escénico durante la segunda mitad del siglo XX y que hoy se moviliza al encuentro de una intimidad documental con nuevas posibilidades de vinculación y diálogo, debido a la refundación de la Escuela de Teatro. Así, cada imagen, programa y recorte de prensa son parte fundamental del patrimonio artístico e histórico de nuestra comunidad regional y nacional.
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