Alta victimización en el comercio
La delincuencia que afecta al comercio está en niveles históricos, según los estudios de victimización elaborados en forma periódica por la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Chile (CNC). El gremio ha señalado que en la práctica, seis de cada diez locales comerciales han sido atacados, asaltados, o robados, lo que está muy por encima de los niveles prepandemia.
Asimismo, ha aumentado la revictimización de los delitos más violentos, lo que tiene un efecto en el clima de inseguridad que hay en las ciudades, los barrios, en la salud mental de las personas, en el crecimiento económico y en el turismo. También es preocupante que este tema se haya internalizado en el día a día como algo "normal".
El estudio dado a conocer en los últimos días reveló que Valparaíso-Viña del Mar, Concepción-Talcahuano, y Santiago son las ciudades con mayores niveles de victimización, superando el 60%. En el caso de Concepción-Talcahuano, ésta llegó 60,7%, y antes de la pandemia era 52%. El hurto hormiga es el delito más frecuente y cerca de un cuarto de los encuestados dice que además de los robos y hurtos, el local fue víctima de daños materiales.
Tal como en mediciones anteriores, se mantiene un bajo porcentaje de denuncia. El 61,8% de los comerciantes victimizados no denuncia y de aquellos que lo hacen, un 82,1% no obtiene resultados. La desconfianza en el sistema es la principal razón de no denunciar, la que ha ido aumentando en el tiempo, seguido de que es considerado un trámite engorroso y que "no conduce a nada". De hecho, los Tribunales de Justicia, el Ministerio Público, el Congreso Nacional y el Gobierno marcan altos niveles de insatisfacción respecto a su rol para enfrentar la delincuencia.
Entre los hallazgos más alarmantes de la encuesta se encuentra el desplazamiento de la confianza, que ya no se deposita en las autoridades como garantes de la seguridad sino que se va desarrollando entre pares, es decir, los ciudadanos ven más efectividad en aquellas medidas que coordinadamente realizan entre vecinos o locatarios de un mismo barrio comercial que en aquellas diseñadas por quienes están llamados a darles la seguridad pública.
El comercio es uno de los sectores más atacados por la delincuencia y junto con afectar a los comerciantes en su patrimonio y seguridad, también desalienta la inversión en la ampliación de establecimientos y en la iniciación de nuevos emprendimientos. Con ello, también se limita el crecimiento de las fuentes de empleo, con lo cual el daño tiene una notoria derivación social. Si se realiza un seguimiento de las informaciones sobre delitos graves que se publican, se llega a la conclusión de que muchos de estos son cometidos por reincidentes y sujetos que habían pasado por los tribunales pero fueron dejados en libertad.
Dirigentes del gremio han señalado que ésta no es una encuesta de percepción, sino que son cifras reales de ataques al sector, que revelan la situación crítica que viven en materia de seguridad. Pese a las leyes que se han aprobado, al incremento del presupuesto para las policías o al endurecimiento del discurso frente a la criminalidad y el comercio ambulante, las cosas no mejoran e incluso, en muchos casos, empeoran de manera preocupante. La gestión por parte de los entes públicos en fiscalización y persecución de los delitos no ha logrado recomponer este escenario, donde predominan la delincuencia y la descontrolada venta ambulante ilegal, por parte de personas que se han apropiado de las calles.
Por otra parte, muchas de las víctimas deciden no denunciar los ataques y robos que sufren, lo que es muy frecuente en el comercio minorista, porque estiman que no tendrán resultados, o porque lo consideran una pérdida de tiempo, de manera que al no haber registros oficiales sobre ellos, pasan a integrar lo que se conoce como las cifras negras de la delincuencia.
En Concepción-Talcahuano, la victimización llegó 60,7%, y antes de la pandemia era 52%. El hurto hormiga es el delito más frecuente, pero el 61,8% de los comerciantes ya no denuncian.