Orquesta Sinfónica adelanta Semana Santa con el "Réquiem" de Mozart
La última vez que el cuerpo docto hizo esta obra fue dirigida por Juan Pablo Izquierdo. Una década después lo hará el cubano José Antonio Méndez.
Quienes recuerdan, han visto o vuelto a ver "Amadeus", biopic realizada en 1984 por el director Milos Forman; recordarán vivamente el proceso de composición que hizo Mozart de su "Réquiem".
En la pantalla, y desde la ficción, se expresa con momentos intensos, claroscuros y bordes de una personalidad compleja y grande como fue este compositor de corta vida, pues murió a los 35 años en 1791, el mismo año que el músico dio "vida" a esta emblemática y contemplativa obra.
Por lo que significa en la música como expresión del arte, es que la Orquesta Sinfónica presentará mañana y el viernes, a las 19 horas, dos funciones especiales del "Réquiem en re menor", como antesala de Semana Santa, siempre en el Teatro UdeC (entradas disponibles en Ticketplus.cl).
Según contó Eduardo Díaz, director ejecutivo (i) de Corcudec y director musical del Coro UdeC; la idea de programar el "Réquiem" en estas fechas responde a una voluntad curatorial que entiende el arte como vehículo de sentido.
"En este contexto litúrgico-cultural, la obra adquiere una potencia particular, no sólo por su origen sacro, sino porque entra en diálogo con un tiempo de recogimiento, memoria y espiritualidad. Lejos de una función decorativa o religiosa, se propone como una experiencia estética profunda, capaz de generar reflexión colectiva sobre la vida, la muerte y lo que nos conecta como seres humanos", explicó Díaz sobre esta pieza de solemnes 55 minutos, y que la Sinfónica penquista no interpretaba hace ya una década.
- A propósito del tiempo transcurrido, ¿cuál es el pálpito de presentar el "Réquiem" ahora?
- Volver a presentarlo, efectivamente después de una década, constituye un acto de profundo significado artístico e institucional. Esta obra no sólo representa una cima del repertorio sacro, sino también un espacio de condensación simbólica entre lo personal y lo colectivo. Y para el Teatro Universidad de Concepción supone reactivar una memoria interpretativa.
- ¿Y en lo personal?
- Como director, es un reencuentro con una partitura que interpela existencialmente, que exige una lectura actualizada en términos estéticos, emocionales y sociales. Hoy la obra resuena con nuevas capas de sentido, en un mundo marcado por la fragilidad y la búsqueda de consuelo.
Música y esperanza
En esta oportunidad, el "Réquiem" de Mozart contará con la dirección del maestro cubano José Antonio Méndez.
El director titular de la Orquesta del Lyceum de La Habana y director musical del Festival Mozart-Habana, además de una importante trayectoria internacional; se mostró ampliamente gratificado frente al debut con el cuerpo docto penquista y conjunto coral (además de la cita pieza, dirigirá la "Sinfonía N°13 para cuerdas en do menor" de Felix Mendelssohn, "Sinfoniesatz").
- ¿Cómo siente el debut con esta agrupación en particular?
- Para un director el primer ensayo en una orquesta nueva siempre tiene mucha expectativa y para mí, lo más importante es que antes de exigir, hay que ver qué es lo que los músicos pueden dar, lo que te ofrecen y lo que tú tienes como ideal. Hay que llegar a un término medio que, finalmente, contribuye a que la música salga mejor. Después del ensayo de hoy (lunes), siento que la orquesta es muy flexible, que ofrece mucho y que está abierta a los cambios.
En ese sentido, dijo, han logrado encontrar ese punto medio de lo que ofrece la orquesta y lo que él busca. "Para mí lo más importante es lograr la conexión con la orquesta y yo creo que desde el primer ensayo hay química que, cuando está, está y cuando no, no hay como crearla. Y eso está con la orquesta, así que confío en que serán unos buenos conciertos", apuntó, sobre el programa que tendrá como solistas a Camila Moreno (soprano), María José Uribarri (mezzosoprano), David Rojas (tenor) y Pedro Alarcón (bajo).
- ¿Qué siente qué es lo trascendente del "Réquiem"?
- Cómo a través de la música se puede describir eso, tantos estados de ánimo y cómo conectar, más allá de si eres creyente o no, cómo conectar con algo extra corpóreo, algo más allá (...) Al final todos tenemos un poco de esta esperanza de lo que va a pasar después. Entonces, dar esperanza es yo creo lo que más ha hecho Mozart con esta música, que es algo que cuando se pierde no queda nada.