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Estudio abre nuevas opciones de tratamiento para la enfermedad

Devolver el placer de comer ayuda a perder peso a las personas obesas

Descubren que disminución de un péptido afecta mecanismo cerebral.
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cronica@diarioelsur.cl

Comer produce placer, especialmente si se trata de alimentos ricos en calorías como el chocolate, y perder esa sensación, curiosamente, puede contribuir a la obesidad. La ciencia acaba de descubrir el mecanismo por el que las personas con sobrepeso pierden ese placer, lo que podría abrir nuevas vías de tratamiento.

Un estudio de la Universidad de California en Berkeley recogido en la revista Nature describe, a través de experimentos con ratones, el mecanismo cerebral que provoca esa falta de placer por comer en casos de obesidad.

Trabajos previos ya habían visto, a través de escáneres cerebrales, que las personas obesas muestran una menor actividad en las regiones del cerebro relacionadas con el placer cuando veían comida, un patrón que también se había observado en estudios con animales.

Ahora, los científicos lograron identificar que la causa de esta menor actividad radica en que la obesidad provoca una disminución de la neurotensina (un péptido cerebral) en una región específica del cerebro que conecta con la red de producción de dopamina (el neurotransmisor que genera la sensación de placer o felicidad).

Factor sobrepeso

La neurocientífica Neta Gazit Shimoni llegó a esta conclusión cuando criaba ratones con una dieta rica muy calórica para sus experimentos. Observó que preferían el forraje rico en grasas, lo que los llevaba a ganar un peso excesivo, pero que una vez ganaban un sobrepeso excesivo, los alimentos calóricos (mantequilla, mermelada o chocolate) les resultaban menos apetecibles que a los ratones con dieta normal.

Para investigar este fenómeno, ella y el resto del equipo utilizaron la optogenética, una técnica que permite controlar los circuitos cerebrales con luz.

En ratones de peso normal, la estimulación de un circuito cerebral que conecta con la red de dopamina aumentó su deseo de comer alimentos ricos en calorías, pero en ratones obesos, la misma estimulación no tenía ningún efecto.

Los expertos vieron que la causa era que los roedores obesos sufrían una reducción muy significativa de la neurotensina, que impedía que la dopamina desencadenara la respuesta de placer habitual a los alimentos ricos en calorías.

Nuevos tratamientos

El hallazgo los llevó a la conclusión de que restaurar los niveles de neurotensina en el cerebro, ya sea mediante cambios en la dieta o manipulaciones genéticas que aumenten su producción, puede restablecer el placer de comer y, con ello, promover la pérdida de peso.

Para probarlo, hicieron dos tipos de experimentos. Haciendo dieta durante dos semanas, los niveles de neurotensina de los ratones volvían a la normalidad, se les restablecía la función dopaminérgica y recuperaron el placer por los alimentos ricos en calorías.

Los científicos recurrieron a la secuenciación génica, una técnica que les permitió identificar genes específicos y vías moleculares que regulan la función de la neurotensina en ratones obesos.

Hasta el descubrimiento de los agonistas del GLP-1, que han permitido el desarrollo de medicamentos como Ozempic que frenan el apetito, la lucha contra la obesidad ha sido todo un reto para la investigación médica.

Los autores creen que su trabajo proporciona objetivos moleculares cruciales para futuros tratamientos frente a la obesidad, allanando el camino a terapias más precisas que podrían potenciar selectivamente la función de la neurotensina sin otros efectos secundarios.

Su objetivo es ampliar su investigación para explorar el papel de este péptido más allá de la obesidad, investigando su implicación en la diabetes y los trastornos alimentarios.

Según nuevo estudio con proyecciones

Recortes en ayuda internacional pueden significar millones de casos y muertes por VIH

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Las nuevas infecciones por VIH se contarían por millones y las muertes también. Ese podría ser el impacto potencial de una reducción significativa de la financiación internacional de los programas de prevención y tratamiento de la enfermedad, que podría volver a niveles no vistos desde comienzos de los años 2000.

De aquí a 2030, si no se mitigan los recortes propuestos por los principales países donantes, podrían darse entre 4,4 y 10,8 millones de nuevas infecciones adicionales en los países de renta baja y media, así como entre 770.000 y 2,9 millones de muertes relacionadas con el VIH en niños y adultos, señala un estudio basado en modelos que publica The Lancet VIH.

Más del 90% del financiamiento internacional contra el VIH procede de Estados Unidos (73%); Reino Unido (9%); Francia (4%); Alemania (3%), y los Países Bajos (2%) .

Esos países anunciaron recientemente planes para aplicar recortes significativos a la ayuda exterior, lo que conducirá a una reducción prevista del 24% en el financiamiento internacional mundial contra el VIH para 2026, indica el estudio.

Además, el Gobierno de EE.UU. puso en pausa todo el financiamiento de la ayuda exterior (con excepciones limitadas) en enero pasado por 90 días.

Desde 2015, los donantes internacionales han contribuido aproximadamente al 40% de recursos para el VIH en los países de ingreso bajo y medio, lo que hace que su apoyo sea crucial para los esfuerzos mundiales de tratamiento y prevención.

Los modelos usados en el estudio sugieren que los recortes "podrían dar al traste con décadas de progresos realizados para acabar con el VIH/SIDA como amenaza para la salud pública, y las nuevas infecciones y muertes podrían volver a niveles no vistos desde principios de la década de 2000".

Incluso si se restableciera el apoyo al tratamiento del VIH tras 12 a 24 meses, el número de nuevas infecciones podría estabilizarse en niveles de 2020, lo que sigue siendo un retroceso.

Comprobado: covid afectó a largo plazo la salud emocional

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La pandemia de covid-19 ha causado un "impacto a largo plazo" en la salud emocional de la población, según se desprende del mayor consumo de antidepresivos que se registra desde que se relajaron las restricciones para prevenir contagios.

Un estudio en el que participaron investigadores de la Facultad de Farmacia de la Universidad del País Vasco, España, revela que las nuevas prescripciones de antidepresivos aumentaron significativamente durante la pandemia, sobre todo entre las mujeres, pero aún más en el periodo pospandémico y en todos los géneros y grupos de edad.

El estudio, publicado por la revista Healthcare, escudriñó el análisis de nuevas prescripciones de antidepresivos durante un periodo de seis años (desde marzo de 2018 hasta febrero de 2024) que se dividieron en tres fases: prepandemia, pandemia y pospandemia. La investigación se llevó a cabo en un área de atención médica con 130.000 personas en la citada región española.

Durante los dos años de la pandemia, las nuevas prescripciones de estos fármacos fueron sobre todo para mujeres menores de 40 años. El estudio argumenta que su "mayor impacto en el bienestar emocional" puede deberse a que el rol de cuidadores es más frecuente en la población femenina y a la feminización de las profesiones de cuidado en el sector salud, que "tuvieron una alta carga emocional durante ese periodo".

Sin embargo, superada la pandemia se observó que aumentaron las nuevas prescripciones de antidepresivos de manera generalizada entre hombres y mujeres de todos los grupos de edad, salvo en hombres menores de 20 años.

Por tanto, concluye el informe, existe un "impacto a largo plazo de la pandemia en la salud emocional de la población", algo que puede deberse a varios factores.

"Si bien las restricciones de movimiento se suavizaron, el aislamiento social prolongado que sufrió la mayoría de la población puede haber tenido consecuencias duraderas en la forma en que las personas interactúan y se sienten conectadas con los demás", señalan los responsables del estudio.

A ello se suma el impacto económico de la pandemia, como la pérdida del empleo o la inseguridad financiera, que "continúa afectando al bienestar mental de muchas personas".

Además, el "estado de estrés sostenido durante la pandemia podría ser una de las principales causas de esa mayor incidencia de síntomas depresivos en la población general a largo plazo".

En muchos casos, el duelo por la pérdida de seres queridos o los cambios significativos en la vida durante la pandemia "impiden volver a la normalidad y siguen afectando a largo plazo la salud mental".

Opinión

La falta de comprensión de la condición autista

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La situación ocurrida en el Liceo Bicentenario de Trehuaco, requiere de una mirada integral para su comprensión. En primer lugar, es necesario rechazar todo tipo de violencia en las escuelas, eso no está en duda. Al mismo tiempo, demuestra lo que varios autores en Chile han mencionado sobre las tensiones y resistencias a la inclusión educativa de varios actores, en un contexto poco permeable a la inclusión como paradigma educativo.

Segundo, la falta de comprensión de la condición autista, que genera dolor en las familias, además de tensión y desmotivación en el profesorado, lo que lleva a un círculo vicioso de mal abordaje del autismo, un desborde de estudiantes autistas, y un desborde emocional en el profesorado, estancando la mirada inclusiva y perpetuando opiniones que indican que simplemente, no se puede "con estos niños del PIE" (Plan de Integración Escolar).

Si un estudiante autista tuvo una desregulación sensorial y emocional que se expresa en una conducta agresiva, debemos preguntarnos sobre las circunstancias que la provocaron, asumiendo que el estudiantado autista no es agresivo por naturaleza (no podríamos hacer nada con eso), sino las circunstancias que la provocan, sean estas, materiales, del ambiente e incluso actitudinales de pares y del profesorado. Si la familia había entregado los antecedentes a la escuela, deberían entonces existir los protocolos que el MINEDUC ha desarrollado al respecto, pero no sólo eso, estos deben ser utilizados apropiadamente para evitar la desregulación autista y dejar de ser letra muerta.

Tercero, me preocupa que se eleve el tono de la discusión sobre la pertinencia de la inclusión educativa, todavía en pañales en Chile, y que puede llevar a un acalorado debate político que ponga en duda lo que la academia ya ha ratificado como único paradigma viable de realización del derecho a una educación de calidad para todas y todos.

Debemos ponderar la situación desde una visión ecológica del tema, no desviando la discusión a causas políticas que proponen eliminar la inclusión; mejor formación inicial docente, desarrollo de un enfoque inclusivo, mejorar la formación continua, liderazgos educativos que actúen por la inclusión y reglamentación ajustada a la realidad chilena, piso mínimo para lograr una ética del cuidado de todas y todos.

Como profesor y padre autista, el empoderamiento familiar del diagnóstico, el acceso a tratamientos médicos y la actitud de la comunidad educativa que acoge y no discrimina, son elementos esenciales de una inclusión real. No es necesariamente el problema ser o no autista, sino la falta de comprensión de la condición de serlo. De otro modo, serán los y las personas autistas quienes paguen los platos rotos por ser quienes son, y seguirán siendo apuntados con el dedo sin mirar la viga en el propio.

Juan José Lecaros CalderónAcadémico de la Facultad de Educación, U.Central