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Artista penquista lanzó "Perros amantes"

Joel Inzunza: poesía y danza en un libro

Con diferentes artes performáticas y bajo el manto del duelo, la transformación y el deseo, el artista dio una pincelada sobre su más reciente libro de poesía.
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espectaculo@diarioelsur.cl

Una experiencia inmersiva, que desafió los sentidos y emocionó al público fue lo que se vivió la tarde del martes, en el lanzamiento de "Perros amantes", tercer libro publicado por el bailarín, director y coreógrafo penquista Joel Inzunza.

Una propuesta literaria que transformó la tradicional presentación de un libro en una cautivadora performance.

Frente a una tenue iluminación que dirigía los focos hacia el autor, a la par de los efectos de sonido que envolvían la atmósfera, hizo vibrar de una forma diferentes las palabras expresadas por el autor de 42 años, en la sala 100 de Artistas del Acero.

El recién galardonado con el Premio Regional de Arte y Cultura 2024, en categoría Danza, estrenó así esta obra materializada por la editorial regional Adynata Ediciones.

En el mundo de Inzunza, los "Perros amantes" representan el vínculo entre el amor, el deseo, la memoria y la muerte.

El bailarín y director escénico, se inspiró acá en las "emociones profundas" trazadas por el fallecimiento de su padre. Una entrega donde los "perros", apuntó, encarnan la vulnerabilidad y persistencia del ser humano ante el sufrimiento. "Los 'amantes' son intérpretes de la herida y la pasión que da forma a la identidad", dijo.

"Sin duda, lo que impulsa el libro es la muerte de papá (...) Efectivamente, mi padre muere en mis brazos. Entendiendo que tuvo un infarto cardiorrespiratorio, fue muy fuerte ese momento, por lo que todas las personas que vivenciamos el duelo vamos experimentando una suerte de racconto", señaló Inzunza, cuya trayectoria de más de 15 años anota hitos importantes en el artista originario de Concepción que inicia su formación en danza en el Centro Calaucán (1999 y 2003).

"Hay efectos traumáticos que no sólo se terminan en el momento del éxito, sino que el tiempo también nos hace regresar e ir reconociendo un poco las cosas que fueron pasando", apuntó quien en materia de danza fue becado por la Embajada de Francia en Chile (2003), para realizar un perfeccionamiento en L'École Supérieure du Centre National de Danse Contemporaine d'Angers, prestigiosa institución francesa dedicada a la formación profesional en danza contemporánea.

Historia de vida

Para el escritor de este texto poético, hay una cuestión muy fuerte contenida en el libro. "Esta idea de que con el padre, también se muere algo parecido al amor. Me reconocí en este sabueso, este ser de cuatro patas, este autoexilio recorriendo estos lugares", relató.

- ¿Hacia dónde apuntas, desde lo propiamente poético?

- Todos los imaginarios, todos los capítulos que aparecen, son ríos en los cuales estuve personalmente. Viven situaciones muy fuertes, sobre todo en la ex Birmania, en Myanmar, y también en Camboya. Hay un capítulo que aborda los árboles Chankiri y la experiencia de cómo eso nos va marcando es muy fuerte.

- Algo que también apunta a la muerte.

- El efecto de la muerte para mí marca de manera profunda la pregunta sobre qué es la vida. También es algo muy simbólico.

Consultado sobre la relación entre ser bailarín performático y escritor, a lo que señaló que al respecto no tiene muchos referentes. "La escritura empezó ayudándome a ordenar ideas de las escenas y textos para fortalecer a los intérpretes. Escribo para ordenar la dramaturgia corporal. La poesía me permite plegar conceptos, lo metafórico y lo sensible en un espacio que queda encriptado en el papel. Me da ese anclaje, dijo.

- Y particularmente, además del tema de la muerte, ¿qué te gatilló escribir este "Perros amantes", como fuente de inspiración.

- Estaba atravesado por algunos textos que venía ya escribiendo. Creo que, como en el segundo libro -"Poemario morfo" (2023)-, ya venía experimentando un poco la muerte a propósito. Ese era un libro que abordaba básicamente la muerte del binomio, no como hombre o mujer y, también, poder encontrarnos con una tercera cosa, desde donde empezaba una evolución. Desde ahí fui abordando de manera muy intuitiva el ámbito de la muerte, pero acá aparece como motor y como pulsión fuerte para poder escribir el libro. Hay algo que se debe y se revela bastante íntimo, y que tiene que ver con este espacio.

En lo literal, apuntó que el título, "Perros amantes", responde a que cuando era chico le decían "guacho perro". "Y hay una obra de danza llamada 'Guacha perro', que hice con Matucana 100. Ahí empezó esta relación biográfica. Creo que todas las personas que hacen un gesto biográfico o de linaje abren un portal que nunca se cierra y, personalmente, he encontrado mucha fortaleza en ese portal de fragilidad. La vulnerabilidad me ha hecho más fuerte hoy, con todas las contradicciones de la autoestima", ilustró

Ayer se inauguró exposición con sus pinturas

Rodrigo Piracés volvió como artista a la Casa del Arte, lugar que siempre lo hizo feliz

"Kabbalah. Profundidad espiritual y exploraciones de la subjetividad", nombre de la muestra, trae el legado creativo del artista en el primer aniversario de su partida.
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"Uno siempre vuelve a los lugares que lo hacen feliz". Expresión decidora en su simpleza, define la personalidad de Rodrigo Piracés en su hacer y sentir, desde el ámbito familiar, como también aquel rol más público, que el artista y académico ejerció como Director de Extensión UdeC, entre mayo de 2018 y enero de 2024.

Una fecha, hace 365 días, el 22 de enero, en el que el cáncer le terminó por ganar y quitar la vida a los 55 años, dejando una estela de buenos recuerdos, amorosos y sinceros en el ámbito familiar.

También como un artista con 30 años de carrera y experiencias visibles, a través de esa mirada propia que nunca dejó de lado el surrealismo, con sinos de Marcel Duchamp, como también de la literatura laberíntica de George Perec y la antipoesía poética de Nicanor Parra.

De ellos bebía Piracés, y de otros. También de los fragmentos musicales del piano, en este caso, interpretados por David Vidal y que tuvo en "Claro de Luna" (Beethoven), un momento que marcó emotivamente la inauguración de "Kabbalah. Profundidad espiritual y exploraciones de la subjetividad", realizada ayer, como la primera exposición pictórica individual y póstuma de Piracés, marcando así su vuelta a la Casa del Arte.

La misma "casa" que acogió a las más de 150 personas que llegaron al espacio, que hizo feliz al artista formado en la U. de Chile, y que desarrolló en Concepción más de dos décadas de su carrera profesional, como profesor, director de la Escuela de Arte UdeC en dos oportunidades y al frente de la Pinacoteca y Extensión.

"El artista no muere, por el contrario, vive en su obra. Esta exposición es un acto de amor y resiliciencia, es devolverle su aliento vital. Cada verso y pincelada sigue latiendo acá", anotó Nidia Smith, viuda del artista y principal gestora de la propuesta, junto a la curadora Valeria Murgas. Estará abierta al público hasta el próximo 27 de abril.

Piracés el pintor

Un total de 37 obras, que llevaron a Piracés a sus inicios, a la pintura, los pinceles que fueron gestando estas obras entre los años 2019 y 2023. Una época que coincidió con la última etapa de su vida, marcada por la enfermedad.

"El sueño de Rodrigo era que, cuando sanara, poder inaugurar una muestra con sus pinturas", ilustró Smith, hecho para el cual trabajó contando con el apoyo de la rectoría de la casa de estudios.

Iniciativa que, en palabras de las encargadas, evidencia que el arte no es un objeto más, sino que es una experiencia. "Y son presencias, porque Rodrigo está aquí, su vida y su arte, que alientan para ser mejores y a buscar la belleza en todas las cosas", acotó la viuda del artistas, a quien sobreviven sus cuatro hijos, la menor Mariana, hija de la pareja.

Al respecto, Nidia Smith reiteró que fue Piracés quien concibió el nombre la exposición. "Era un estudioso de la kabbalah y yo, junto a mi familia, pensamos que los artistas no mueren, siempre siguen vivos, a través de su obra y arte", anotó, apuntando que es tarea de quienes están en el plano terrrenal seguir el legado de su obra. Ahora también representada en algunos objetos redescubiertos desde la expresión artística y mirada.

Cristian Rojas, grabador del Taller Tucapel, señaló esta propuesta expositiva "proyecta un legado de carácter surrealista", traducido en piezas de colores intensos, vivos y que parecieran tomar conciencia de ello en movimientos que, además, lo unen a las vanguardias artísticas del siglo XX. Y que no le fueron indiferentes a Rodrigo Piracés.

Es desde allí, donde el dolor no queda indiferente, a través de una apuesta que en palabras de Valeria Murgas, está pensada por el tránsito doloroso. "Conecta con esa parte de su vida y trayectoria, y donde desde sus inicios están marcados como pintor", dijo sobre este creador de gran talante, que cruzó con propiedad a la escultura -en la exposición hay dos- y la poesía transparentada en una de las paredes de la Sala 3. Allí se lee sobre el sentido de vivir, la existencia y lo corporal. "Camino, me alimento, bebo, veo el tiempo en las huellas que dejo", señala como una certeza frente a la presente iniciativa.