"El financiamiento privado del teatro alcanza entre un 25% y 30% del presupuesto total"
A ocho años de haber asumido la conducción del espacio, destaca los avances logrados y proyecta a nivel de cartelera y nuevas producciones.
Entre risas, la bachiller en Humanidades y actriz Francisca Peró Gubler enumera todos los sentimientos que le afloran al momento de mencionar las palabras Teatro Biobío.
"Yo lo amo, me lo tatuaría. Ha significado mucho, es un sueño hecho realidad. Siempre voy a tener mi corazón en la Región por haberme dado la oportunidad, haber creído en mí. Nadie me conocía, postulé a un cargo y valoro que se haya hecho un concurso, algo que no me canso de resaltar, porque este cargo no se escogió a dedo", dice en entrevista a Diario EL SUR la directora ejecutiva del espacio desde inicios de 2017, cargo en el que cumplirá ocho años y siete desde que el teatro comenzara a funcionar.
"Ser la primera directora del teatro es un orgullo, es para mis hijos un orgullo, mi marido que me ha apoyado en esto, y por supuesto que hubo muchos desafíos, primeros años muy dolorosos, difíciles, donde hubo que abrirse camino en una ciudad y comunidad que tuvo que aprender a creer en mí y conocerme", reconoce quien fuera premiada en el último año entre las 100 Mujeres Líderes de El Mercurio y como Mujer Protagonista en 2023 por esta casa editorial.
En el inicio de la conversación, con los azules del reflejo del río Biobío con el cielo entrando por un enorme ventanal, releva el trabajo de ocho años destacando que "el teatro logró un posicionamiento que fue soñado, pensado y planificado desde 2017, pero yendo más atrás y viendo que fue una iniciativa muy buscada por la ciudadanía, la política, las comunidades y los artistas, hoy se demuestra que era, es y será muy necesario".
-¿Se mantiene vivo el espíritu y sueño que tuvieron quiénes impulsaron esta idea en décadas anteriores? Por muchos años el ideario se centró y gestionó a partir del Teatro Pencopolitano.
-Habría sido imposible llegar a donde estamos sin esos esfuerzos previos. Más allá de que antes el proyecto era diferente, o tenía otra forma física y difiera de lo que hay hoy día, no sería posible que el teatro exista sin ese esfuerzo anterior. Fue una gran campaña para que resonara esta necesidad y descentralizar, que no es solamente que tengamos lo que hay en Santiago en un sentido demandante, sino que es también que el país mejore.
Siempre pongo el ejemplo que no es lo mismo crecer en una ciudad con o sin teatro, y hay ejemplos de ciudades que no son capitales de sus países, pero son reconocidas por sus teatros como Sydney. Y también se busca eso: pensemos que Syndey Opera House tiene más de 50 años y nosotros vamos a cumplir siete.
En ese punto, recuerda que incluso hubo cuestionamientos al diseño del arquitecto Smiljan Radic y destaca que hoy una parte de los visitantes son escuelas de arquitectura que recorren la reconocida estructura: "En el país hay teatros que hacen un muy buen trabajo, pero no tienen un edificio tan llamativo, y si hay personas a las que no les gusta también es bueno porque genera opinión. Esa fue la primera gran visión de las autoridades que lo decidieron, el hacer un proyecto llamativo en términos de su arquitectura".
Números positivos
Los números con que el Teatro Biobío cerró su ejercicio 2024 son observados con gratitud y sorpresa incluso dentro del propio equipo de trabajo: en las salas recibió más de 110 mil visitantes -44% más que el año anterior- y cerca de la mitad de las actividades fueron gratuitas.
"Tenemos más de 480 actividades en el año solo en el teatro. Es un montón de programación artística en la sala principal, en la sala de Cámara, pero también en la extensión que hacemos con mediación y educación. Las cifras de público nos sorprendieron mucho a todos obedecen a una constancia de trabajo que fue pensada desde un principio con el fin de generar cartelera permanente y un hábito de consumo cultural para las personas, es decir que siempre esté la posibilidad de ver algo en el teatro al menos de jueves a sábado durante todo el año, salvo las dos semanas que hacemos mantención en febrero", pondera Francisca Peró, junto con destacar el perfil de eventos presentes en la cartelera anual, de los cuales cerca del 55% son desarrollados por artistas locales.
-Uno de los grandes desafíos que tienen espacios como los grandes teatros es abrirse a todos los públicos y que la cultura no distinga un estrato económico, social o espacio geográfico de dónde vienen los públicos.
-No hay que temerle a la palabra masividad. La sala principal es una de vocación masiva, son 1.200 butacas, es un gran escenario y lo que se programa ahí se hace pensando en los públicos considerando que, de entrada, por su diseño arquitectónico, es imposible que no sea diversa. Ahí nacen grandes proyectos como los musicales que hemos realizado como Llacolén, Cecilia o Freire, por nombrar algunas.
Nuestras creaciones tienen esa mirada y nos ha posicionado a nivel nacional: no hay una sala como esta en Chile, es la estructura más moderna que se ha construido en la última década, y eso se está notando a través de la programación e interés del público.
Los desafíos
-¿Cuáles son las perspectivas para 2025? Entiendo que el lanzamiento de la cartelera viene a fin de mes, pero ya se han conocido algunos hitos relevantes, como la vuelta del musical homenaje a Cecilia o la residencia que harán Los Bunkers.
-Hemos experimentado bastante, desde un principio, en innovar en las lógicas de programación. Puede parecer muy técnico lo que te digo, pero por ejemplo lo de Los Bunkers es una innovación porque son muchas fechas, y guardando las proporciones es parecido a lo que se hace en Las Vegas, con una residencia grande respecto a lo que se hace en las salas chilenas. Es un riesgo que tomamos, este proyecto dirigido por el director de programación Manuel Ubilla, conmigo y Los Bunkers, y fue inmediatamente un gran éxito.
Hace algunos años que venimos cambiando la lógica de estrenar producciones que duren una temporada y mueran: Cecilia ya vamos para el cuarto año que la estamos presentando, con demanda local y reconocimiento nacional como el premio BancoEstado. Lo mismo con la coproducción de la ópera Patagonia, y ahí se hace un trabajo porque estamos buscando nuevo público: no todo lo que tiene vocación masiva en la gran sala o una espectacularidad en ese escenario significa que va a llenar de público.
Hay que trabajar en crear nuevos públicos: al inicio teníamos un público mucho menor de teatro, y logramos que creciera enormemente, alcanzando la misma cantidad de personas que vienen a ver música. Eso se construye en el tiempo, y por eso seguiremos fomentando la ópera en 2025.
Todo en un año que Peró define como de cosecha, al destacar que el trabajo de internacionalización que se ha desarrollado con otros teatros de Hispanoamérica.
"Eso es algo en lo que hemos invertido, y por eso es tan importante el modelo de financiamiento del teatro, donde debemos destacar el aporte del Gobierno Regional y los consejeros, que ha ido creciendo sosteniblemente desde el inicio de la corporación. Además, está la asignación ministerial por medio de la glosa presupuestaria y nuestro auspiciador ancla que es Arauco", destaca.
-¿Considera usted que el modelo de financiamiento público-privado que tiene hoy el teatro es el óptimo? ¿O sería necesario abrir la conversación hacia evaluar otro modelo?
-Para nosotros es un buen modelo, porque tenemos la capacidad de generar recursos propios por dos vías. Por un lado, tenemos una gran cantidad de butacas y una programación lo suficientemente atractiva para vender tickets, y al mismo tiempo equilibrarlo con la misión de mantener un trabajo dirigido con los públicos que acceden gratuitamente.
Para otros espacios culturales más pequeños y de otras características, el modelo de financiamiento mixto no les permite subsistir. No es un modelo bueno para todos, para nosotros si lo es, y de hecho conseguimos un montón de financiamiento privado, al menos entre el 25% y 30% del presupuesto, una cifra súper alta a nivel nacional.
Al tener un rol público, podríamos generar mucho más, pero estaríamos sacrificando ese porcentaje de gratuidad que es fundamental. Este es un teatro construido por el Estado, por lo tanto, es asunto de su pertenencia, preocupación y política pública. No se le ocurrió construirlo a un privado, por tanto, la vinculación pública debería ser permanente.
En el cierre, la directora ejecutiva del Teatro Biobío pondera otro de los logros de los últimos años en la gestión del espacio: que pueda ser abierto a toda la ciudadanía: "Uno de los ejes era hacer más actividades en el hall, que las personas pudieran venir y disfrutar este edificio que hoy está abierto, de martes a sábado de las 14 a 22 horas. Las exposiciones que vamos haciendo en el año y estas instancias han inspirado el trabajo que veníamos haciendo (…) No es la línea permanente de programación, pero es un eje de trabajo nuestro para ciudadanizar este edificio".
-¿Es algo que se deba potenciar en el futuro?
-Es una línea permanente que trabajamos en el teatro, que curamos específicamente y elegimos cuidadosamente pensando en aportar a la transversalidad de los públicos y el ser un espacio de encuentro. Es algo que hemos hecho estos años.