Paz y Entendimiento, una comisión que entra a su recta final en un clima de desconfianza
Comisionados locales destacan avances, pero reconocen dificultad para convencer a los distintos actores sobre la posibilidad de lograr acuerdos. Sistematización de información será parte del próximo trabajo.
Por Nicolás Arrau Álvarez / nicolas.alvarez@diarioelsur.cl
La labor desempeñada por la Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento cumplió un año en junio pasado. En marzo, los dos comisionados que representan a la Región del Biobío, Gloria Callupe y Adolfo Millabur, comentaron a EL SUR que el trabajo se inició con la idea de generar un diagnóstico de la demanda de tierras del pueblo mapuche, las tierras ya entregadas por el Estado y las brechas que persisten en la materia. Con todo lo hecho a esa fecha, aseguraron en ese momento que los avances alcanzados eran importantes.
Lo anterior es clave porque el tiempo para generar la propuesta final se agota. Se espera que el documento que recogerá gran parte del despliegue de estos meses sea entregado al Presidente de la República dentro de noviembre, un plazo que de acuerdo a los mismos comisionados sí se cumplirá. Desde la Secretaría Ejecutiva cuentan que este año ha sido fundamental para avanzar en muchas labores, pero en especial dos: conversar en las cuatro regiones que establece el mandato y recopilar, analizar y sistematizar la numerosa información necesaria para la toma de decisiones.
Víctor Ramos, secretario ejecutivo de la instancia, relata que han tenido variados canales de participación con personas muy diversas, con una etapa de Diálogos Interculturales que abarcó diferentes espacios. "Se realizaron once Diálogos Interculturales en las cuatro regiones y, en total, asistieron más de mil personas mapuche, no mapuche, de sectores y gremios productivos, del sector agrícola, víctimas y de variados grupos (...) Por otro lado, los Encuentros Territoriales Autoconvocados están finalizando en las cuatro regiones", enfatiza.
Para las próximas semanas se espera que la comisión se enfoque de lleno en la sistematización, organización y análisis de las propuestas recibidas y de la información recolectada durante todos estos meses de trabajo para, posteriormente, discutir y acordar las recomendaciones finales. Ramos asegura que como comisión están en una labor de bastante concentración, con comisionados que están dedicando mucho tiempo para que la tarea salga adelante y equipos que sistematizan un gran volumen de datos.
Balance positivo y nudos que desatar
Con más de 40 sesiones desde que la Comisión inició, la comisionada Gloria Callupe califica su avance como consistente. Entre los progresos que más destaca están los ciclos de diálogos entre Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, "algo que no se había hecho antes en las comisiones anteriores dedicadas a este histórico conflicto", y que permitió entre mayo y agosto reunir a más de mil personas de diversa índole.
"Asistí a varios diálogos interculturales y soy testigo de que fueron espacios que permitieron que personas muy distintas se encontraran cara a cara, debatieran, por muy incómodo que a veces fuera, y que participaran y propusieran ideas de solución", plantea la también encargada de la Unidad de Pueblos Originarios del Gobierno Regional, quien al mismo tiempo realza la experiencia obtenida de otros países en materia de relacionamiento con sus pueblos originarios.
El exalcalde de Tirúa y exconvencional, Adolfo Millabur, describe las jornadas como intensas, con un despliegue territorial en las cabeceras de las cuatro regiones que, terminada la semana dieciochera, se trasformará en una especie de claustro para redactar el documento final, proceso que se estima se extienda hasta gran parte de noviembre. Millabur reconoce que en esta próxima fase es seguro que tendrán que enfrentar dificultades, "aunque todavía los comisionados no hemos manifestado cuáles son las líneas rojas, pero sí uno escucha de las comunidades sobre la desconfianza que se tiene del proceso".
"Una de las cosas más importantes que percibí, personalmente, es la generalizada desconfianza de todos los sectores en que nosotros podamos ponernos de acuerdo. Hay mucha desconfianza porque dicen que esta no es la primera comisión y que el ambiente está demasiado complejo para llegar a un acuerdo; no hay confianza ni de las comunidades mapuche ni de los sectores empresariales", asegura.
Por lo mismo, en estas próximas semanas su esfuerzo estará en hacer entender la importancia que tiene la consecución de acuerdos, a través de lineamientos que tienen que ver con la tierra y el territorio, "porque eso tiene que ver con hectáreas y gobernanza, una participación activa de las comunidades en los territorios donde viven (...) ¿Habrá restitución de tierras? Esa es una pregunta que ojalá contemple este acuerdo. ¿De qué manera los mapuche participan de la vida activa pública? Nunca se les ha tomado la opinión o participado en la toma de decisiones regionales o nacionales".
Gloria Callupe, por su parte, celebra que aún con la dificultad propia del proceso se haya podido debatir para generar voluntad y ganas de participar, "pese a las comprensibles desconfianzas de muchas y muchos, una dificultad que había que encarar".
"Lo anterior no solamente es parte del mandato de esta Comisión, es lo que le da sentido al proceso que llevamos adelante, donde lo que buscamos es que el máximo de personas se sumen y que entre todos busquemos una mejor forma de relacionarnos (...) Y para eso se requieren soluciones duraderas, porque los actuales mecanismos de restitución de tierras ya no son una respuesta suficiente", dice Callupe, quien agrega que lo primordial es cumplir el mandato que se ha encomendado y entregarle al Presidente "una propuesta con mecanismos de reparación al pueblo mapuche en materia de tierras y también reparación a todo tipo de víctimas que haya dejado este conflicto".
Los últimos pasos
En la Secretaría Ejecutiva también abordan los desafíos. Lo primero que indican es que ninguna otra comisión dedicada a esta materia había sentado a la mesa a grupos de personas que pensaran tan distinto, como comunidades mapuche que dialogaron cara a cara con víctimas de episodios de violencia, por ejemplo. "Ha sido una tarea difícil, porque es tenso encarar visiones tan distintas a la tuya, pero enriquecedora para nuestro mandato", resalta Víctor Ramos.
"Otro desafío ha sido recopilar información para proyectar soluciones duraderas. Hoy existen cerca de 700 comunidades con aplicabilidad o derecho a restitución de tierras y al año el Estado concreta alrededor de 10 a 15 restituciones. Claramente, se requiere una solución de largo plazo. Estamos trabajando firmemente para procesar y analizar grandes volúmenes de información que permitan consolidar propuestas con todos los antecedentes sobre la mesa", sostiene.
El mandato legal dice que la instancia tiene un plazo de hasta 18 meses para cumplir con sus objetivos, aunque la medida puede ser prorrogable vía decreto supremo. En la actual etapa de sistematización y análisis de propuestas recibidas se abordan temas como el desarrollo territorial, reconocimiento, institucionalidad, tierras y reparación a todas las víctimas que ha dejado el conflicto.
"Queda todavía trabajo, pero con esta disposición que vemos en la gente, en la Comisión, creemos que están el escenario y las posibilidades de que podamos hallar un camino de solución viable", subraya Ramos.