"En Chile hay numerosas barreras a la inclusión y
En Concepción, el reconocido escritor y analista abordó las perspectivas del país a nivel de desarrollo político a cinco años del estallido social de octubre de 2019.
"El mayor desafío global al que nos enfrentamos hoy es la ola democrática regresiva que estamos viviendo -concepto que desarrolló el politólogo Samuel Huntington- y que ya ocurrió en otras épocas con el colapso de todas las democracias en Europa central, Japón y Alemania en los años 30".
El doctor en Economía de la Universidad de Yale y académico de la Universidad de Chicago, James Robinson, no duda un segundo para responder la primera interrogante planteada sobre cómo define el momento que vive el mundo, en medio de guerras, cambio climático y elecciones.
Una pregunta con total sentido para ser respondida en entrevista con Diario EL SUR por una de las voces más influyentes en el análisis político-económico de América Latina y Europa, que estuvo de visita hace algunos días en Concepción, traído por la Universidad Andrés Bello (UNAB) para participar de una serie de actividades, entre ellas el congreso de la Sociedad de Economía de Chile desarrollado por el plantel en su sede penquista.
El coautor de los exitosos libros "El pasillo estrecho", "Por qué fracasan los países" y "Orígenes económicos de la dictadura y la democracia" sitúa a América Latina como un lugar donde "existe una notable heterogeneidad, con grandes diferencias entre estas sociedades. Esta es la complejidad, ya que las mismas fuerzas globales impactan a todos los países, pero las circunstancias internas varían".
Tras ello, presenta dos ejemplos: sobre México plantea que "López Obrador dice ser demócrata, pero se asemeja a un populismo carismático y altamente personalizado", y cuestiona que "ha habido un intento sistemático de desmantelar los controles y equilibrios, así como las instituciones fundamentales que consideramos esenciales para preservar la democracia, y ahora buscan eliminar prácticamente la independencia del Poder Judicial".
Respecto a Colombia, plantea que "al presidente Petro no le preocupa lo que ocurra en el país, y continuará abordando los temas que le interesan, sin prestar atención a las preocupaciones ajenas; se enfoca en sí mismo".
-¿Considera usted que situaciones así podrían ocurrir en Chile? Venimos de dos procesos constitucionales fallidos, un escenario preocupante a nivel de confianza en las instituciones y una fuerte crisis de seguridad.
-En Chile existe una notable fortaleza institucional que realmente no se aprecia en ningún otro país latinoamericano. Es un país altamente democrático, y considero que todo lo que ocurrió con el proceso constitucional fue muy representativo de aquello. Lo que me resulta extraño es que, en Chile, la población aborda los problemas reales a diferencia de otros países.
En ese punto, posa su mirada en Venezuela y recuerda con molestia que recientemente el presidente Nicolás Maduro decidió adelantar la Navidad a octubre: "Esto es no abordar las cuestiones reales que enfrenta su pueblo. Hay aproximadamente 8 millones de venezolanos en el exilio, pero él se centra en adelantar la celebración navideña".
Párrafo seguido, reconoce que en nuestro país "existe un considerable desacuerdo, pero hay discrepancias genuinas sobre cuestiones reales. En cuanto al Presidente Boric, puedes no estar de acuerdo con sus políticas, pero es un hombre serio, un individuo comprometido con una agenda política. Puedes tener objeciones a eso, y está bien; así funciona la democracia".
Y junto a ello, ensaya una tesis respecto al por qué la sociedad y política chilena llegó a un momento de discrepancias respecto a las prioridades del país.
"Chile enfrenta dificultades para poder alcanzar un consenso sobre diversas cuestiones y, como sabes, el trabajo de la Concertación fue extraordinario durante todo su período, pero luego se desmoronó y ahora el sistema político está mucho más fragmentado, por lo que debe emerger algún tipo de nuevo proyecto, colectivo, y una nueva forma de relacionarnos entre nosotros. Y eso requiere tiempo.
-¿Chile tiene bien definidos sus límites democráticos para no vivir situaciones como las de Venezuela y México?
-Sí, sí. No percibo que las instituciones estén amenazadas aquí. Como es bien sabido, las instituciones han sido destruidas en Venezuela o están en peligro en México, El Salvador y otros lugares de América Latina.
El problema en Chile radica en que se verá afectado por muchos de los desafíos globales. Por ejemplo, la contracción de la economía mundial, y el retroceso de la globalización, donde puede haber un impacto en los aranceles a las exportaciones con repercusiones negativas para los precios de las materias primas y para las exportaciones chilenas.
Tras ello, advierte que "si la población no comprende lo que está ocurriendo en el mundo, ¿a quién se le atribuirán estos problemas económicos? Hay factores que escapan a su control, pero el Gobierno deberá asumir la responsabilidad de ello".
-Una responsabilidad que ya ha asumido el gobierno del Presidente Boric, debiendo modificar gran parte de sus políticas en temas como la seguridad.
-Eso es algo positivo. El Presidente está efectivamente escuchando y considerando los problemas de la población, lo cual es una señal de que el sistema es responsable. Él es el Presidente, tenía sus prioridades, pero la gente estaba preocupada por otras cosas y debe abordar los problemas. Eso es algo notable.
Perspectivas futuras
Al momento de proyectar el panorama internacional y el impacto que eso tendrá en el país, James Robinson dice que Chile "se encuentra en una fase de transición, tras un extenso período de notable éxito económico asociado a disminución de la desigualdad y pobreza posterior a la dictadura, pero con un modelo que tenía numerosos problemas", y posa su mirada en lo ocurrido en octubre de 2019 con el estallido social, donde "esos problemas se manifestaron de manera significativa".
Es en ese punto donde el economista y escritor plantea que entre las razones por las cuales el proceso ocurrido hace cinco años no desembocó en cambios institucionales está el hecho de que la generación que vivió la dictadura "no quiere generar grandes cambios, considerando que todos saben que Chile es un caso de éxito. La gente no quiere arruinar eso, no desean perjudicarlo y están ansiosos por saber qué pueden hacer".
"Sin embargo, ahora parece que eso ha cambiado de alguna manera. La sombra de la dictadura se ha disipado y creo que eso plantea muchos problemas", añade, comparando las transiciones a la democracia de Chile con otros países del continente donde una de las soluciones a las carencias de la época terminó siendo la hiperinflación.
A ello, suma que "hay un período de descompresión 30 años después de los regímenes militares. Las cuestiones reprimidas emergen, hay jóvenes que no recuerdan la dictadura y anhelan algo diferente. Sin embargo, aún persisten muchos aspectos oligárquicos en la sociedad chilena. Para mí, hay numerosas barreras a la inclusión y la movilidad social, y no creo que sea casualidad que muchas de estas protestas comenzaran con el movimiento estudiantil. Los estudiantes, al mirar hacia el futuro, ven todas estas barreras a la movilidad y al logro".
También explica que una parte de los cambios que se generaron tras la vuelta de la democracia fueron gracias a la Constitución aprobada en dictadura -"allí se diseñó un sistema electoral para sobrerrepresentar a los conservadores en la legislatura"- y advierte que la solución no viene por la vía de una reforma constitucional.
"Este es momento en el que los chilenos deben dialogar entre sí y encontrar una manera de unirse, tal como lo hicieron tras la dictadura", plantea, junto con señalar que "muchos de los problemas son bastante evidentes y deben ser abordados, como las grandes desigualdades o la falta de inclusión".