"El efecto de esta decisión lo vamos a ver recién en marzo cuando se normalice todo"
El histórico dirigente sindical de ENAP abordó del cierre de Huachipato, la sostenida crisis de la industria y el futuro laboral de la Región.
El histórico dirigente del sindicato de ENAP y presidente de la mesa por la Defensa del Empleo del Biobío, Iván Montes identifica tres momentos críticos que ha vivido la industria regional en las últimas décadas.
Primero, rememora la crisis del 82' que impactó al gremio textil y parte de la industria de la loza, luego el cierre de industria del carbón en 1997 -"un proceso de reconversión que hasta hoy sale como ejemplo de lo que no hay que hacer"- y en un tercer momento que agrupa los últimos siete años, donde coinciden desastres naturales junto con números rojos y masivos cierres de fuentes laborales.
"Con Huachipato se puede marcar un tercer punto relevante en lo negativo, porque además de quedar con una parte importante del empleo al debe vamos a perder un área productiva estratégica que nadie está mirando de esa forma", expone en entrevista con Diario EL SUR.
-Estimaciones dan cuenta que el cierre de Huachipato impactará en cuatro puntos porcentuales la tasa del desempleo regional debido a los 20 mil despidos directos. ¿Existía la noción de que esto podía ocurrir, o fue una decisión que sorprendió?
-En las últimas semanas, y en paralelo al proceso que debería haber culminado el 9 de septiembre con el tema de la salvaguarda, teníamos una discusión interna en la mesa donde algunos señalaban que esto iba bien encaminado y que podríamos ganar un año más en el corto plazo para mejorar la condiciones.
Pero también está esa mirada sindical de ver debajo del agua respecto a lo que se estaba fraguando, y las alarmas se levantaron en la falta de acuerdo entre los ejecutivos de MolyCop y Huachipato, porque entendiendo que MolyCop debía traspasar a precios la sobretasa que se le había impuesto a las bolas, y que Huachipato ya lo estaba haciendo.
En ese punto, el dirigente reconoce que las expectativas del mundo sindical del acero siempre estuvieron en puestas en lograr acuerdo: "No creo en la ingenuidad en esto, cada uno en su rubro conoce como se comportan los ejecutivos, como se mueven los ciclos de los servicios, pero todo indicaba que se iba a lograr un acuerdo, y el trabajo de lobby del Gobierno fue muy potente. Además, el mundo sindical de Huachipato hizo un trabajo que no se dimensiona a nivel de gestiones. Tuvimos fe en la palabra y los acuerdos tomados previamente".
-En lo público, se vieron muchas expresiones de unidad desde los distintos sectores y el apoyo en torno a la necesidad de defender la labor de Huachipato.
-Después del terremoto de 2010 hubo desencuentros y pequeñas rencillas, que llevaban a la idea de que se debía reconstruir una relación compleja. Pero aquí hubo un acuerdo transversal: me tocó acompañar harto a los dirigentes y jamás en la historia reciente había visto un nivel de acuerdo así.
Nos sentamos con todo el mundo de la academia en reuniones promovidas por el gobernador, hablamos con todos los partidos políticos y prácticamente todos los parlamentarios, las miradas desde las iglesias, para que hablar del mundo sindical, los empresarios y distintos gremios alineados. Y hubo un trabajo en consecuencia con eso; incluso desde el mundo sindical nunca habíamos tenido tanta conexión con un gobierno en particular, con reuniones de los dirigentes en los ministerios y La Moneda, incluso con el Presidente de la República.
En el análisis, el dirigente apunta al excesivo centralismo que vive el mundo industrial, con directorios de empresas con presencia regional que están en Santiago: "Faltó la sensibilidad que tiene un empresario de la Región, y si había más incumbencia regional esta decisión no se habría tomado. Además, si uno mira los resultados del Grupo CAP se ve que muchas veces sostuvo la siderúrgica con números rojos, algo que ocurre en otros grupos económicos donde se cuida a la filial más débil. Se podría haber hecho un esfuerzo de al menos dos años más para haber sostenido y generado condiciones para que la única siderúrgica que tenemos en Chile no se haya cerrado".
-¿Y qué pasó?
-Todo indica que era una decisión tomada, y que se estaba esperando el momento, que claramente no fue lo correcto ni en la forma ni el fondo. Mi tesis es que hubo una presión indebida del gobierno chino, los empresarios y dueños de CAP cedieron, siendo distintos los motivos. Pero básicamente la gente que tiene participación en CAP tiene otros negocios vinculados a actividades económicas con China; se cedió pese a que se podía resistir un poco más.
También creo que fue en un minuto donde el mundo político está pendiente de otras cosas, como las candidaturas y lograr acuerdo para las próximas elecciones. Algo que es muy legítimo, pero si uno lo compara con el problema que vamos a tener, guarda una proporción totalmente distinta.
Allí, Montes va más allá y pide que las presiones indebidas sean investigadas por una comisión a nivel parlamentario a la luz del impacto que tendrá esta decisión: "El efecto recién lo vamos a tener en marzo del próximo año cuando normalicemos la actividad tras las vacaciones y ahí vendrán los problemas, que van a tener las administraciones de ese minuto, los nuevos alcaldes, consejeros y gobernador, y es un problema muy complejo de llevar".
-Un lienzo de los dirigentes habla de "traición" o una "`puñalada por la espalda" Grupo CAP...
-Aquí hay una traición a la Región completa, no solo a los trabajadores, y eso tiene que ver con las decisiones desde el centralismo. Independiente de que uno pudiera calificar como una posición ingenua al confiar que se podía resolver, ¿qué nos quedaba por hacer? Transitar hacia un acuerdo y hacer todos los esfuerzos para salvar la industria del acero no por un capricho o buenismo, sino porque detrás de esto hay un impacto social importante y también una pérdida de soberanía.
Futuro industrial
-¿Está en riesgo la Región de tener otro Huachipato en el corto o mediano plazo, con empresas que cierren de esta forma?
-Si miramos después del terremoto, la única inversión importante fue el proyecto Mapa de Arauco, donde se pusieron USD$2.500 millones para desarrollar la segunda o tercera planta de celulosa más grande del planeta. Fuera de ese proyecto no hemos tenido un desarrollo a esa escala, y uno podría tomar otro ejemplo que da vergüenza como es la conexión inconclusa del puente Bicentenario, que ya casi lleva 15 años sin completarse.
Con estos puntos de referencia, no hemos tenido un desarrollo de inversiones relevantes estos años, y al revés hemos tenido más situaciones de desmedro de la industria que de crecimiento. Eso es preocupante, porque hubo una época en la Región donde se tomaron decisiones a largo plazo, y recién en los dos últimos años hemos llegado a un acuerdo entre todos los actores del mundo sindical de que es necesario ponerse de acuerdo en un proyecto de desarrollo estratégico.
En el cierre, Iván Montes pone la advertencia sobre lo que puede ocurrir tanto con la industria de la pesca como forestal y de las pymes, pese a destacar que el mundo sindical de la Región es ordenado para discutir las coyunturas y los gremios tienen una actitud propositiva.
Esa actitud está presente en la mesa que preside, ya que "si logramos cierto acuerdo, hacemos un esfuerzo para ello en ciertas materias, y después vamos a tener que pedir autorizaciones a otras instancias, como son los directorios centralizados de las empresas que están acá, hay que apuntar bien donde se debe hacer el trabajo".
-¿Ha cambiado el ánimo de trabajo de la mesa para lo que viene?
-En las conversaciones que hemos tenido con los dirigentes de Huachipato, desde su dolor nos han manifestado que hay que seguir trabajando. Hay que tratar de llegar a acuerdos, y el Gobierno junto a todos los actores están avanzando en lograr un acuerdo para la Región del Biobío. La decisión del directorio del Grupo CAP nos produce una sensación de que es más urgente llegar a un acuerdo y robustecerlo más.