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Tiene por objetivo observar la biodiversidad en los ecosistemas

Startup nacional logra poner en órbita al primer satélite privado en la historia de Chile

Luego de seis años de trabajo, la empresa emergente Lemu marcó ayer este importante hito. El lanzamiento se hizo desde la plataforma de SpaceX, en California.
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cronica@diarioelsur.cl

A las 14.56 de Chile, desde California, Estados Unidos, la startup nacional Lemu pasó a la historia de la astronomía nacional.

Esto porque, desde la plataforma de SpaceX en la Base de la Fuerza Espacial Vandenberg, se puso en órbita Lemu Nge (pronunciado Lemu Ñe), el primer satélite privado de la historia de nuestro país.

Lemu Gne significa "Ojo del Bosque" en mapudungún y la empresa chilena se decidió por ese nombre porque el pionero a nivel mundial en ser diseñado exclusivamente para observar la biodiversidad en los ecosistemas de nuestro planeta, convirtiéndose así en una herramienta de altísimo valor para el estudio y la protección de la naturaleza.

La puesta en órbita del satélite, diseñado por Lemu y ensamblado por NanoAvionics en Lituania, se pudo seguir en vivo en el canal oficial de Lemu en YouTube. Además fue transmitida en el sitio web de SpaceX y en su cuenta de X.

El transporte compartido se llamó Transporter-11, era un cohete Falcon 9 que despegó de la base aérea Vandenberg y llevaba una variedad de 116 cargas útiles a bordo de diversas compañías, como un chip de la compañía Nvidia de procesamiento gráfico de inteligencia artificial y computación, o el microsatélite LUR-1, de 57 kilos, que girará en torno a la Tierra a una velocidad de 7 kilómetros por segundo .

Imágenes

"Las imágenes satelitales son la forma más eficiente de poder monitorear las 51.000 millones de hectáreas de nuestro planeta, pero a pesar de todos los satélites que hay en órbita, muy pocos son de observación terrestre y aún menos cuentan con instrumentos que nos permitan efectivamente distinguir biodiversidad desde el espacio," comentó Leo Prieto, fundador y Director Ejecutivo de Lemu, empresa pionera en tecnología para potenciar soluciones basadas en la naturaleza.

"Después de 6 años de trabajo, estamos a días de poner en órbita Lemu Nge, el primer nanosatélite hiperespectral dedicado exclusivamente a esta tarea. Su inédita configuración lo pone en un grupo muy pequeño de instrumentos necesarios para reducir la brecha de datos de la naturaleza, aumentando más de 20 veces la resolución de los datos que usamos actualmente", agregó Prieto a través de un comunicado de Lemu enviado por la empresa nacional.

La misión

Armado con una cámara hiperespectral de alta definición optimizada para la observación de los ecosistemas de la Tierra, que permitirá ver en detalle su composición, sus tendencias y los cambios que experimentan a través del tiempo, Lemu Nge se puso en órbita con éxito.

Luego del lanzamiento y la fase de operación temprana (LEOP, acrónimo del inglés Launch and Early Operations Phase), la misión inicial de Lemu Nge estará enfocada en Chile, debido a la gran brecha de datos satelitales existentes para este país y para el hemisferio sur en general.

Las áreas de observación inicial incluirán: caracterización de humedales andinos de categoría Ramsar, desde el altiplano hasta Tierra del Fuego; monitoreo de bosques submarinos de macroalgas a lo largo de la costa chilena; clasificación de cambios en el uso del suelo; identificación de especies vegetales clave, especialmente árboles; y la identificación de especies vegetales invasoras.

La información recopilada ayudará a diseñar acciones de conservación efectivas y a gestionar de manera sostenible las funciones naturales del país. Posteriormente, la misión se ampliará al Sur Global y, eventualmente, al mundo entero.

El satélite

Lemu Nge es un nanosatélite de 6U (30x20x10 cm), aproximadamente del tamaño de una caja de zapatos. Su cámara hiperespectral de alta resolución puede segmentar la cobertura del suelo y la biodiversidad de la vegetación con una precisión más de 20 veces superior a la actual. La cámara mide 32 bandas espectrales entre 450 y 900 nanómetros, lo que permite ver detalles invisibles al ojo humano.

La resolución en el suelo es de 4.75 m desde 500 km de altitud (órbita baja terrestre o LEO). El satélite cuenta con un avanzado sistema de propulsión eléctrico de iones de metal líquido usando materiales despresurizados no tóxicos (FEEP), que le permite ajustar su órbita y desorbitar de manera segura al final de su misión, desintegrándose sin dejar residuos espaciales. Completa una órbita alrededor de la Tierra cada 90 minutos, resultando en 14 órbitas diarias (heliosíncrona o SSO).

Es esencial apoyar a las madres en este proceso

Expertos chilenos advierten preocupación por aumento en el uso de fórmulas en reemplazo de la leche materna

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) celebra cada año, a inicios de agosto, la Semana Mundial de la Lactancia Materna. La versión 2024 se conmemoró bajo el lema "Cerrar la brecha: apoyo a la lactancia materna para todos", y es en ese contexto que el Instituto de Nutrición y Tecnología (INTA) de la Universidad de Chile alertó por el alza en el uso de fórmulas en reemplazo de la leche materna.

El lema en esta ocasión busca informar sobre las desigualdades que existen en el apoyo y la prevalencia de la lactancia materna y resaltar el rol que tiene en el cierre de las brechas socioeconómicas dentro de la sociedad. Lo anterior implica que los Estados apoyen a las personas y organizaciones que buscan proteger y promover la lactancia materna y realizar acciones destinadas a reducir las desigualdades en el apoyo a la lactancia materna centrándose en los grupos vulnerables.

Según la OMS, solo el 48% de los lactantes menores de seis meses del mundo son alimentados exclusivamente con leche materna, porcentaje que se espera aumentar al menos al 50% para 2025 con medidas como la aceptación social de la lactancia materna en lugares públicos, un sistema de salud favorable a las mujeres y protecciones de la maternidad por parte de los gobiernos.

Sin embargo, el desplazamiento de la lactancia materna y la leche humana por la fórmula comercial infantil (FCI) es una preocupación para los expertos. Se calcula que en todo el mundo se pierden US$ 341.300 millones al año por la pérdida de beneficios a la salud y el desarrollo humano, debido a falta de inversión para proteger, promover y apoyar la lactancia materna.

El doctor Gerardo Weisstaub, profesor titular del INTA de la Universidad de Chile y especializado en Nutrición Clínica Pediátrica, explica que "cuando uno habla de lactancia materna está hablando de un derecho humano, no solo de un alimento. No hay ninguna fórmula láctea producida por el hombre que contenga todos los componentes de la leche materna y mucho menos que tenga todas sus propiedades beneficiosas para el bebé y su madre".

Según Weisstaub, el compromiso de aumentar las tasas de lactancia materna y de apoyar a las madres en este proceso es fundamental para asegurar un futuro más saludable y equitativo. "La lactancia materna es una de las intervenciones más costo-efectivas que existen en salud infantil", cerró.

Impactó en México

El asteroide que exterminó a los dinosaurios salió de la órbita de Júpiter

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Hace 66 millones de años, un asteroide impactó en Chicxulub, en la actual península del Yucatán, México, y acabó con los dinosaurios no avianos, los pterosaurios, los ammonites y con la mayoría de los reptiles marinos, es decir, cerca del 60% de las especies de la Tierra.

Ahora, un nuevo estudio internacional liderado por Mario Fischer-Gödde, de la Universidad de Colonia, Alemania, y publicado en la revista Science, determinó que esa enorme roca procedía de la órbita de Júpiter y era un asteroide de tipo carbonáceo.

La investigación multidisciplinar, hecha por investigadores de Italia, Brasil, Suecia, Estados Unidos, Austria, Reino Unido, Dinamarca y Bélgica, reveló la composición de este asteroide al que solo sobrevivieron los mamíferos, las aves, los cocodrilos y las tortugas.

El hallazgo, además, resolvió un antiguo debate sobre la naturaleza del asteroide de Chicxulub, y ha remodelado nuestra comprensión de la historia de la Tierra y de las rocas extraterrestres que han colisionado con ella.

última extinción masiva

La Tierra ha sufrido varias extinciones masivas, la más reciente tuvo lugar hace 66 millones de años, en el límite entre las eras Cretácica y Paleógena, lo que los científicos llaman 'límite K-Pg'.

Se cree que el objeto que impactó en Chicxulub, un enorme asteroide con un diámetro aproximado de entre 6 y 12 kilómetros que colisionó con la Tierra en lo que hoy es el Golfo de México, desempeñó un papel clave en esta extinción.

Esta gigantesca roca chocó con la fuerza de 10.000 millones de bombas atómicas como las de Hiroshima y Nagasaki, generando una explosión descomunal y un gigantesco tsunami que se expandió miles de kilómetros desde el punto de impacto, incluso sobre masas continentales.

Los sedimentos estratigráficos en las capas del límite K-Pg recogidos por los científicos en la zona hasta ahora contienen altos niveles de elementos del grupo del platino (PGE) como iridio, rutenio, osmio, rodio, platino y paladio, que son raros en la Tierra pero comunes en los meteoritos.

Estos elevados niveles de PGE se han encontrado en todo el mundo, lo que sugiere que el impacto esparció restos por todo el planeta.

Pero algunos científicos llevan años defendiendo la idea de que esta extinción fue causada por unas erupciones registradas hace unos 66 millones de años en la región de denominada 'Trampas del Decán', en el oeste de la India, que fueron de tal proporción que pudieron provocar el desastre.

Hasta ahora, las proporciones específicas de PGE en el límite K-Pg coinciden más con el impacto de asteroides que con la actividad volcánica, sin embargo, todavía no se conoce bien la naturaleza del asteroide, ni su composición ni su origen extraterrestre.

Comparando muestras

Para intentar aclarar estas incógnitas, el estudio liderado por Fischer-Gödde analizó los isótopos de rutenio (Ru) en muestras tomadas del límite K-Pg y las comparó con muestras de cinco impactos de asteroides de los últimos 541 millones de años, con muestras de antiguas pequeñas esferas (esférulas) relacionadas con impactos de la era Arcaica (de 3.500 a 3.200 millones de años de antigüedad) y con muestras de dos meteoritos carbonosos.

El equipo descubrió que las firmas isotópicas de Ru en las muestras del límite K-Pg eran uniformes y coincidían estrechamente con las de las condritas carbonáceas (CC), lo que sugiere que la roca de Chicxulub probablemente era un asteroide de tipo C que se formó en el Sistema Solar exterior.

El análisis también descartó que el asteroide fuera un cometa.

En cuanto a las otras muestras, las de la era Arcaica sugieren que los asteroides que impactaron en la zona tenían una composición similar a la del CC, lo que indica que también surgieron del Sistema Solar exterior y que podría tratarse de parte del material que impactó en las etapas finales de acreción de la Tierra.

Los análisis mostraron también que otros lugares de impacto de distintas épocas mostraban composiciones isotópicas de Ru procedentes de asteroides de tipo S (salicáceos) del Sistema Solar interior.