Retiro de la basura
Pese a los frecuentes llamados que realizan las autoridades con el fin de las personas respeten los días y horarios fijados para la extracción de basura domiciliaria en cada barrio, con el fin de ayudar a la limpieza y evitar que los perros abran las bolsas y desparramen los desperdicios, con frecuencia es posible observar cómo los desperdicios se acumulan en algunos lugares.
Es evidente que hay calles y barrios que están bastante sucios, lo que es un indicador de que las personas no respetan los horarios de extracción ni demuestran interés en que sus barrios se vean limpios. Asimismo, muchos no entienden que el camión recolector sólo lleva basura domiciliaria pero no retira cachureos, colchones, escombros y desechos de demoliciones. Para estos casos, varios municipios de la zona difunden con frecuencia sus planes destinados a eliminar desperdicios y escombros, mediante recolecciones programadas, para evitar que éstos sean dejados en microbasurales.
Son evidentes las molestias que se presentan cuando las familias sacan la basura a destiempo o en los días que no corresponden a su sector. Es la consecuencia de un problema cultural y falta de formación de hábitos. Hay lugares donde el camión debe pasar al atardecer o en la noche, sin embargo ya en la mañana se observa cómo la basura está en la calle y expuesta a la acción de los perros. También el problema se presenta cuando muchos residentes deciden transformar los sitios vacuos en improvisados vertederos y las autoridades municipales no disponen un oportuno retiro, por lo que se producen malos olores y la presencia de moscas y ratones.
Las escenas de los microbasurales en algunos barrios o a la salida de las ciudades se repiten en todas partes, de manera que esos lugares comienzan a transformarse en botaderos de desechos. El aumento de la población se traduce en incremento de la basura en las calles, cuando no se acompaña del cuidado del ambiente. Pero no tendría que ser así, si cada uno hace lo que corresponde. A la vez, es necesario que los inspectores de los respectivos municipios cursen las multas a los infractores de las ordenanzas de aseo y ornato.
Por ello, se exige una actuación más responsable de los vecinos. No hay que olvidar que los hijos replican la conducta de sus padres. Hay que estar atento a esas conductas personales cuando se trata de asuntos que afectan la sanidad pública, el bien común o la imagen de la ciudad, porque aunque tratemos de ocultar el tema o endosarlo exclusivamente a los municipios o a las empresas recolectoras, son reveladores de nuestros pobres estándares educacionales y falta de compromiso cívico.
El Gran Concepción debería ser una metrópoli donde los grupos familiares puedan disfrutar de espacios públicos aseados. El impacto de la basura mal manejada afecta la salud física y mental en la sociedad. Los microbasurales que aparecen en los barrios son consecuencia precisamente de la acción irresponsable de algunos habitantes. Y en torno a ellos, pululan los perros abandonados por sus propietarios. Los residentes deben sacar la basura en bolsas adecuadas y no dejar vidrios o elementos cortantes dentro de ellos, con el fin de prevenir accidentes que pudieran sufrir los trabajadores recolectores. Por el contrario, es necesario que las familias aprovechen los depósitos instalados en diversos sectores y puntos limpios, donde se reciben botellas y envases de vidrio, entre otros desechos.
Chile produce unas 8 millones de toneladas de basura domiciliaria anualmente y sólo por persona generamos un kilo al día, como promedio. Tal impacto, mal manejado, afecta la salud física y mental en cualquier sociedad. De ahí que el servicio que prestan los trabajadores del aseo es de una importancia vital, por lo que es necesario que la comunidad colabore también en mantener la presentación de la ciudad. Es tarea de todos internalizar los beneficios que tiene vivir en espacios limpios.
Las escenas de los microbasurales en algunos barrios o a la salida de las ciudades se repiten en todas partes, de manera que esos lugares comienzan a transformarse en botaderos de desechos.