Ahorro en el consumo de energía
Según el último Informe Balance Nacional de Energía, en Chile el consumo final de energía en 2020 fue de 283.384 teracalorías (Tcal), un 6% menos que en el 2019, donde se alcanzaron las 301.629. El consumo promedio por habitante se ubicó en 14.830 megacalorías, disminuyendo en 6,8% el valor del indicador respecto del 2019.
El estudio también indica que las regiones con mayor consumo de energía total son Antofagasta, Valparaíso, nuestra Región del Biobío y la Metropolitana, territorios que destacan por ser centros productivos y de concentración de consumo.
El calentamiento global avanza más rápido de lo que se esperaba y los expertos responsabilizan al ser humano por estas alteraciones y advierten que no hay otra opción que reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, porque las consecuencias del cambio climático se están evidenciando en fuegos que arrasan los bosques de algunas naciones, diluvios que inundan otros territorios, o rachas de calor inesperadas.
Estabilizar el clima precisará de una reducción fuerte y sostenida de las emisiones de gases de efecto invernadero. Los investigadores de ONU dicen que el camino a seguir es conocido: impulsar la transición hacia una economía que ponga fin al uso del carbón y las energías fósiles antes que destruyan el planeta y utilizar de forma más eficiente la energía, con el fin de ahorrar consumo.
No cabe duda que la eficiencia energética es un tema clave en la sociedad. Por esta razón, usuarios han comenzado a utilizar productos que contribuyen con el ahorro de energía en el hogar. El hecho contribuye con el cumplimiento los objetivos climáticos previstos en la agenda global, además de impulsar la eficiencia energética, mejorar la competitividad, reducir los costos de las tarifas y, en definitiva, el bienestar.
Chile ha puesto especial atención en los efectos de la alta demanda energética y las emisiones e impactos asociados a la generación. Se han aplicado diversas medidas para tratar de reducir el consumo y a la vez ser más eficientes en su uso, especialmente en las empresas muy dependientes de la energía. La sequía que en los últimos años ha afectado a la zona centro sur, donde se encuentran las plantas hidroeléctricas, ha agravado la situación. No es un problema nuevo, porque la crisis hídrica se viene acumulando desde hace tiempo. También está la fuerte oposición que han recibido algunos proyectos importantes, de manera que algunas inversiones han quedado detenidas.
En esa línea, los gobiernos han promovido también el uso de Energías Renovables No Convencionales, como la solar y eólica, tecnologías que generan en la medida que dispongan del recurso renovable: sol y viento. Pero también los consumidores finales a nivel residencial comienzan a adoptar iniciativas en el mismo sentido. Hasta hace algunos años en las casas se utilizaban las ampolletas incandescentes de filamento, que luego fueron reemplazadas por las de bajo consumo. El paso siguiente ha sido el cambio de éstas por LED, que si bien tienen un precio inicial todavía alto, permiten una economía en las cuentas mensuales. En términos prácticos para los hogares, las lámparas LED que consumen un 90% menos de energía en comparación con las convencionales. Incluso, proporcionan una calidad de iluminación uniforme por su posibilidad de crear una atmósfera cálida o fría. También muchas municipalidades del país han realizado inversiones para cambiar los focos tradicionales del alumbrado público, por luces LED, como es el caso de Concepción.
Del mismo modo, buena parte de las familias han comenzado a reemplazar sus electrodomésticos por otros que ahorran electricidad y que son más eficientes. Es importante pensar no sólo en cómo la producción eléctrica puede reducir las emisiones, sino que también qué papel le corresponde a cada usuario en la utilización eficiente de la energía.
El estudio indica que las regiones con mayor consumo de energía total son Antofagasta, Valparaíso, nuestra Región del Biobío y la Metropolitana, que destacan por ser centros productivos.