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Solo el 6% de los afectados desarrollan posteriormente este trastorno

Un estudio ayuda a desentrañar el origen genético del estrés postraumático

Esta investigación, además, indagó en la presencia de estos genes en distintos grupos humanos y no solamente en los europeos.
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Por Redacción cronica@diarioelsur.cl

Un estudio genético con más de 1,2 millones de personas ha permitido localizar 95 loci (regiones genómicas) asociadas al riesgo de sufrir trastorno del estrés postraumático (TEPT), una información que ayudará a averiguar por qué sólo cerca del 6% de los que padecen un trauma desarrollan después este trastorno.

Entre las 95 loci descubiertas por el estudio, se incluyen 80 que no se habían identificado previamente.

El estudio, realizado por el Consorcio de Genómica Psiquiátrica (PGC-PTSD) junto con Cohen Veterans Bioscience, también ha identificado 43 genes que parecen tener un papel en la causa del TEPT.

Los resultados del estudio, el mayor y más diverso realizado hasta la fecha, se publicaron en la revista 'Nature Genetics'.

La investigación, que confirma que la heredabilidad es una característica fundamental del TEPT, ofrece nuevas pistas para futuras investigaciones que podrían conducir a nuevas estrategias de prevención y tratamiento.

"Esto es un hito para la genética del TEPT", subraya Karestan Koenen, autor principal del estudio, miembro del Instituto Broad del MIT y Harvard, e investigador del Centro Stanley de Investigación Psiquiátrica del Broad.

Raíces genéticas

Estudios genéticos previos, incluidos algunos de este equipo, habían revelado que el TEPT tiene un componente genético y que muchos genes distintos contribuyen a este trastorno pero los científicos no sabían distinguir los loci que eran específicos del riesgo de TEPT de los que también estaban vinculados a afecciones como la depresión y las enfermedades cardiovasculares.

Además, los conjuntos de datos genéticos también se han centrado históricamente en las personas de ascendencia europea, a pesar de que existe una carga desproporcionadamente alta de trauma y TEPT entre las personas de ascendencia africana, nativa americana y latinoamericana en los Estados Unidos y en todo el mundo.

En el nuevo estudio, los investigadores del PGC recopilaron datos de 88 estudios diferentes de asociación de genoma completo, que utilizan datos genéticos de grandes grupos de personas para buscar asociaciones entre regiones del genoma y la probabilidad de desarrollar una enfermedad o rasgo.

En total, el conjunto de datos contenía información sobre el riesgo de padecer TEPT de más de 1,2 millones de individuos de ascendencia europea (entre ellos, unos 140.000 con TEPT), unos 50.000 con ascendencia africana (entre ellos, unos 12.000 con TEPT) y unos 7.000 con ascendencia nativa americana (unos 2.000 con TEPT).

El metaanálisis de los datos reveló 95 loci fuertemente asociados con el TEPT -incluidos 80 que no se habían identificado previamente- y 43 genes que parecían desempeñar un papel en la causa del TEPT.

Los investigadores descubrieron que el TEPT compartía muchas características genéticas con la depresión, así como varios loci específicos del TEPT.

Y aunque en estudios anteriores se había observado una mayor prevalencia del TEPT en mujeres que en hombres, los investigadores no encontraron pruebas de ello en sus datos.

Cromosoma x

El equipo examinó el cromosoma X, algo que no habían hecho estudios anteriores, y hallaron cinco loci relacionados con el TEPT pero creen que estos cambios en el cromosoma X tendrían efectos similares en hombres y mujeres.

Para investigar más a fondo cómo afecta la genética del TEPT al cerebro, el equipo estudió los datos de expresión génica y descubrió que el cerebelo, la región del cerebro que controla el movimiento y el equilibrio, puede estar implicado en el trastorno, además de regiones que los científicos habían relacionado anteriormente con el TEPT, como el córtex y la amígdala.

En concreto, el equipo descubrió que las interneuronas, que conectan las neuronas motoras y sensoriales, estaban implicadas en el riesgo de TEPT, pero habrá que hacer nuevos estudios para determinar cómo afectan los genes clave de estos tejidos y células a los síntomas y comportamientos del TEPT.

"Por primera vez, nos estamos aproximando a una arquitectura genética del TEPT, que valida los conocimientos previos sobre parte de la biología crítica que subyace a los trastornos relacionados con el trauma y, al mismo tiempo, apunta hacia nuevas dianas y mecanismos emocionantes y novedosos", afirma Kerry Ressler, colíder del grupo de trabajo PGC dedicado al TEPT.

"Estos datos son un primer paso importante en los planteamientos de próxima generación de intervenciones novedosas para el TEPT", subraya.

Un equipo de científicos chinos detecta 46 lagos bajo la placa de hielo de la Antártica

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Un equipo de científicos chinos logrado descubrir 46 lagos subglaciales bajo la placa de hielo de la Antártida empleando un nuevo método de análisis que mejora la exactitud de la búsqueda, informaron ayer domingo medios locales.

"El estudio de los lagos subglaciales en la Antártida es de gran importancia para entender las dinámicas de la placa de hielo, los procesos sedimentarios, los ciclos geoquímicos subglaciales y la evolución de la vida", explicó el experto del Instituto de Investigación Polar de China (IIPC), Tang Xueyuan, citado por la agencia oficial Xinhua.

La Antártida está cubierta por una placa de hielo con un espesor medio de más de 2.400 metros y bajo la cual se encuentran numerosos lagos formados cuando el agua del deshielo se filtra a través de depresiones en el lecho de roca sobre el que descansa la citada placa.

El nuevo método empleado por los investigadores chinos emplea un equipo llamado codificador variacional para analizar las características del reflejo de la parte inferior de la placa de hielo, un reflejo cuyos datos son previamente recogidos por radar.

Escaneo

De esta forma, el equipo de científicos pudo escanear imágenes de radar en la región AGAP-S del este de la Antártida, lo que les permitió detectar 46 lagos caracterizados por contornos geométricos menores que aquellos previamente identificados utilizando los métodos convencionales.

En la investigación participaron expertos del IIPC, la Universidad de Geociencias de Wuhan y de la Universidad Meridional de Ciencia y Tecnología.

Hasta el momento se han detectado bajo la placa de hielo de la Antártida 675 lagos subglaciales, de los que solo en tres casos se ha logrado excavar para tomar muestras.

China comenzó sus expediciones científicas a la Antártida en 1984 y ha desarrollado una serie de proyectos de investigación sobre el medio ambiente, los recursos naturales y la biodiversidad del continente blanco.

El país asiático completó en febrero pasado la construcción de su quinta estación de investigación en la región, situada en la costa del mar de Ross y que será también la tercera que funcionará todo el año, junto con las bases Changcheng y Zhongshan.

Desarrollan un nuevo método de inmunoterapia que permite a células luchar contra el cáncer

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Un nuevo tipo de inmunoterapia contra el cáncer que sitúa en los tumores citoquinas unas proteínas que controlan la actividad de las células inmunitarias, mejorando así la eficacia del tratamiento, ha sido desarrollado por investigadores de la Universidad Estatal de Virginia (EE.UU).

Un estudio que publica Science Advances informa de la nueva técnica para activar las células inmunitarias del organismo y reprogramarlas de forma que ataquen y destruyan las células cancerosas.

Las citoquinas son potentes y muy eficaces para estimular a las células inmunitarias a eliminar las cancerosas, pero son tan potentes que si vagan libremente por el cuerpo, activarán todas las células inmunitarias que encuentren, lo que puede causar una respuesta hiperactiva con efectos secundarios potencialmente mortales.

El equipo desarrolló un método innovador para emplear proteínas de citoquinas como posible tratamiento de inmunoterapia. La técnica garantiza que estas se localicen eficazmente en el interior de los tumores durante semanas, preservando la estructura y los niveles de reactividad de la citocina.

Aunque ya se sabía que las citoquinas pueden utilizarse para luchar contra los tumores, aún no era posible localizarlas dentro del tumor sin que resultaran tóxicas para el resto del organismo, explicó Rong Tong, uno de los firmantes del trabajo.

El objetivo del equipo fue encontrar un equilibrio entre la eliminación de las células cancerosas del organismo y la preservación de las sanas, para lo que crearon partículas especializadas con tamaños distintivos que ayudan a determinar adónde va el fármaco.

Para garantizar el éxito de la administración del fármaco, los investigadores diseñaron una novedosa estrategia con un doble objetivo.

Por una parte, anclar las citocinas a las nuevas micropartículas, limitando así el daño a las células sanas; por otro, permite que activen los sistemas inmunitarios y recluten células inmunitarias para atacar a las células cancerosas. "Nuestra estrategia no sólo minimiza el daño inducido por las citocinas en las células sanas, sino que también prolonga la retención de citoquinas en el tumor", lo que facilita el reclutamiento de células inmunitarias para el ataque selectivo de mismo, explicó Tong.

El siguiente paso consiste en combinar el nuevo método de terapia con citocinas localizadas con anticuerpos de bloqueo de puntos de control, que estén comercialmente disponibles y aprobados en EE.UU.

Opinión

Más allá de los rankings: la necesidad de una ética del cuidado en el ámbito académico

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Hace pocos días se publicó una nueva edición del QS World University Ranking by Subject que muestra el ranking de universidades por carreras. En él se evidencian las instituciones y países líderes en distintas áreas disciplinares en base a una serie de indicadores vinculados a la reputación académica, citaciones por profesorado y redes internacionales de investigación, entre otros.

En los titulares se destaca cómo distintas universidades del país se sitúan en buenas posiciones en los rankings locales y mundiales, tales como la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica de Chile, y en otras regiones la Universidad de Concepción y la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Pese al ánimo de celebración que la publicación del estudio instala, no podemos dejar en suspenso los resultados de otros diagnósticos que se han preocupado de la eficiencia y equidad de este sistema, analizando las complejidades que supone realizar investigación y desarrollarse en la academia, bajo la presión permanente de la medición y el posicionamiento personal e institucional en un ranking.

Los estudios desarrollados en el marco de los InES de Género de distintas universidades del país han levantado información valiosa respecto de las dinámicas y lógicas de trabajo académico que se dan en este tipo de instituciones. Coinciden en plantear que las exigencias de productividad científica tienen un gran impacto en las relaciones y ambientes laborales de la academia, en donde los niveles de productividad determinan el trato y valoración diferenciada entre pares, dejando poco espacio para la participación equitativa y democrática de todas las personas que forman parte de este ecosistema.

La medición y evaluación constante del trabajo académico han dado lugar a una aceleración de los ritmos de trabajo, que ha instalado una cultura de trabajo ininterrumpido y solitario que se extiende más allá de las horas laborales, invadiendo las horas de descanso y desconexión, e intensificando así la competencia extrema y los malestares físicos y psicológicos.

Tal como señalan estos estudios, este camino resulta más empinado y borrascoso para las mujeres, quienes aún hoy deben hacerse cargo de labores y roles vinculados principalmente al cuidado, lo que reduce aún más las posibilidades de insertarse y mantenerse en la academia. Así, el actual ritmo académico también pone en riesgo el compromiso por avanzar hacia la disminución de brechas de género en las ciencias.

Ante este panorama, las instituciones debiesen recoger la reflexión sobre cómo avanzar hacia un modelo sostenible que favorezca el desarrollo de una ciencia sana. En contraposición con la imagen del científico sin lazos y desencarnado, debiésemos construir las condiciones para constituir un personal académico responsable de sí mismo, de su trabajo y de sus colegas, favoreciendo la generación de saberes con impacto.

Claudia Maldonado profesional de Redes y Asociatividad, Proyecto InES de Género UdeC