Prevención de los ciberataques
Chile recibió 6.000 millones de intentos de ciberataques en 2023, según datos dados a conocer hace unos días por FortiGuard Labs, el laboratorio de análisis e inteligencia de amenazas de Fortinet. Si se compara la cifra con el año anterior (14.000 millones de intentos de ciberataques en el 2022), es bastante menor.
Pero eso no es necesariamente una buena noticia. Como indica la empresa, ésta es una tendencia global ya que se observa una menor cantidad de ataques masivos y un mayor volumen de explotaciones únicas y variantes nuevas de malware y ransomware, que son mucho más dirigidos. Esto significa que hay menos cantidad de ataques pero son diseñados para objetivos específicos, lo que los vuelve más sofisticados y con mayor posibilidad de éxito si las organizaciones no cuentan con defensas de ciberseguridad actualizadas.
América Latina y el Caribe sufrió 200.000 millones de intentos ataques en 2023, lo que constituye el 14,5% del total reportado a nivel global el año pasado. Los países latinoamericanos con mayor actividad de ciberataques fueron México, Brasil y Colombia. Chile tiene una de las tasas de penetración de Internet más altas de Latinoamérica, lo que fue una gran ventaja durante los años críticos de la pandemia, para el teletrabajo y el teleestudio. Sin embargo, esto también ha representado un desafío por los ataques informáticos.
A pesar de que las organizaciones de Chile están encaminadas hacia un proceso de transformación digital y fortalecimiento de la ciberseguridad, los resultados son insuficientes. Según el National Cyber Security Index, Chile se encuentra en el puesto 56 a nivel mundial, mientras que a nivel latinoamericano está en el cuarto lugar, por debajo de Paraguay, Argentina y Perú, lo que se traduce en una caída de diez puestos de la tabla.
Los especialistas dicen que el ataque más recurrente en Chile ha sido el ransomware, una técnica utilizada por los hackers para bloquear dispositivos, ya sea para demostrar su poder o para exigir un rescate a cambio de recuperar el acceso. Nuestro país se ubica en el tercer lugar en Latinoamérica y es décimo en el mundo entre los que más sufren ataques por ransomware. La segunda amenaza recurrente es el phishing o robo de información personal, como contraseñas o datos de tarjetas de crédito, que perjudica principalmente actividades y clientes del comercio mayorista, multitiendas y empresas de servicio. En tercer lugar, están los ataques web, donde Chile ocupa también el tercer lugar en Latinoamérica y 40 en el mundo por esta amenaza.
Hace tiempo que se ha planteado que en nuestro país hay falencias, por ejemplo, en la seguridad de los datos bancarios y comerciales. Se han desplegado campañas nacionales de educación y preparación en "higiene digital" enfocada especialmente en niños, adolescentes y adultos mayores, para elevar los estándares en seguridad. También se ha llamado a las familias a preocuparse de que las cuentas de sus hijos escolares no sean intervenidas por personas que pudieran enviarles mensajes con contenidos inconvenientes. Del mismo modo, ha aumentado la distribución de correos en línea en los cuales supuestamente los bancos y las instituciones financieras anuncian a las personas que tienen créditos aprobados y piden que el interesado ingrese todos sus datos y claves para actualizar la información e iniciar el proceso de entrega del dinero.
Los expertos indican que ha habido un aumento de este tipo de ataques selectivos a nivel mundial, provocados por bandas organizadas, con conocimientos sofisticados sobre vulnerabilidades, lo que obliga a tener una actitud proactiva en cuanto a la protección de datos para mitigar los riesgos. Se cree que Chile se ha quedado atrás en normas internacionales de protección de datos, como las que tiene la Unión Europea o las leyes que rigen a las sedes de los grandes mercados financieros del mundo, por lo que es imprescindible ponerse al día en esa materia.
Chile tiene una de las tasas de penetración de Internet más altas de Latinoamérica, lo que fue una gran ventaja en los años críticos de la pandemia, pero representa un desafío por los ataques informáticos.