"Hemos tenido un aumento considerable de atenciones en los últimos años, sobre un 300%"
La autoridad se refirió al incremento de la violencia de género en la Región del Biobío que se ha constatado en 2023, sus eventuales causas, y las principales líneas de trabajo contra esta temática.
Hasta la fecha, la Región del Biobío se posiciona como la segunda a nivel nacional con la mayor cantidad de femicidios consumados -6 en lo que va del año-, sólo superada por la Metropolitana. Esta cifra refleja un alza significativa sobre dichos actos de agresión extrema, en comparación con 2022, que cerró con tres de estos delitos, aunque sí se ha constatado una disminución de los femicidios frustrados, que actualmente suman 11.
Esta problemática fue analizada por la directora regional del Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género (SernamEG), Lissette Wackerling, en una entrevista con Diario El Sur, quien además precisó las líneas de avance que se están ejecutando para reducir los índices y acompañar a las mujeres de la región.
El año pasado la institución registró un total de 2.002 atenciones en los 14 Centros de la Mujer que dispone el Biobío, y posterior a la emergencia sanitaria estos servicios se han cuadruplicado, por lo que la autoridad enfatizó en la necesidad de reforzar la red intersectorial para responder óptimamente a las necesidades que van surgiendo en torno a violencia de género, aunque también acentúa el rol que cumplen los testigos frente a esos casos.
-Tenemos seis femicidios hasta la fecha, el doble del año pasado, ¿A qué creen que podría responder este incremento?
-Hay factores que hemos abordado en conversaciones con el Circuito Intersectorial de Femicidios que pudieron haber incidido, en el marco de los últimos hechos de desastres naturales, como los incendios e inundaciones, que van ahondando crisis en las personas. Esos periodos pudieron, en algún momento, influir en el aumento de la agresión y su manifestación más grave, pero lamentablemente han existido situaciones cíclicas en algunas regiones, y hoy día nos encontramos aún en estudio.
-¿Existe algún grupo específico que se encuentre más vulnerable ante esta violencia?
-Hay distintas dimensiones por las que se tiene más o menos posibilidades de riesgo, como la pobreza, la dependencia económica, la ruralidad, la falta de acceso a información, el tema cultural, cuando hay poblaciones indígenas, donde se pueden congregar varios factores que incidan en un alto porcentaje. Buscamos también crear nuevas instancias, a partir del próximo año, de trabajar en la línea de prevención con las comunidades para sensibilizar y deconstruir.
-¿Hacia dónde deben orientarse las políticas públicas para que estas cifras se reduzcan, no sólo a nivel regional sino que en el país?
-Claramente falta seguir avanzando, y haciendo parte no sólo a las instituciones públicas, sino que a las policías, y a los testigos de la violencia para desnormalizar y tener una red de apoyo para alertar y acudir a tiempo. Tenemos acciones con tribunales de justicia y con otros organismos que han permitido ir hablando sobre estos temas, entre ellos, de medidas cautelares, que están en constante revisión.
Ahí lo que buscamos es aumentar la confianza en las instituciones por parte de las víctimas, y eso lo realizamos cuando esas medidas son efectivas y, principalmente, el trabajo con el Poder Judicial y las policías está constantemente en sensibilización y entrega de herramientas.
-Muchas veces estas medidas cautelares no se cumplen, ¿qué se debe mejorar, no solamente desde el ámbito judicial, sino que desde el intersector?
-Sin duda, hoy día la implementación -por ejemplo- de los brazaletes telemáticos puede ser una importante medida, y ya se está trabajando en esta herramienta para pesquisar todos los incumplimientos.
Por otra parte, la coordinación que todos los años realizamos para generar una primera buena acogida, hacer los informes que correspondan, y procurar que no se nos caiga por falta de información el cumplimiento efectivo cuando se amerita. Creo que eso ha ido avanzando, como es un cambio cultural no es tan inmediato como quisiéramos, estamos sujetos a revisión constante.
Denuncias y atenciones
La directora reconoce que en determinadas ocasiones no se ha alcanzado a llegar a tiempo, y para enfrentar aquello resulta fundamental reforzar la coordinación con las autoridades. No obstante, "seguimos en el promedio de los 7 años para que recién una mujer se atreva a denunciar. En más del 90% de los casos nos enteramos ahí, entonces es muy complejo llegar oportunamente sin esa visibilización", advirtió.
Por ello además se espera ampliar la perspectiva de género dentro de la toma de decisiones del Poder Judicial. Esto "va en crecimiento, pero es progresivo, y confiamos en que las decisiones que se toman sean las que se correspondan", sostuvo.
-¿Están conformes con la respuesta que han podido dar este año, frente a los casos que han llegado?
-Hemos tenido un aumento considerable de atenciones en los últimos años, sobre un 300%. Estamos apoyando desde la línea técnica a los diversos equipos que van al territorio, ofreciendo lo que está a nuestro alcance para que las mujeres se sientan seguras y confiadas, y por eso también dejamos claro que éstas no se condicionan a que haya una denuncia de por medio.
Estamos confiados con el trabajo que estamos realizando, viene un importante rediseño con los dispositivos a nivel nacional para optimizar lo que hacemos e ir en sintonía con los distintos requerimientos que van teniendo las mujeres en nuestro país.
2002 atenciones se realizaron en los Centros de la Mujer de 14 comunas del Biobío el año pasado.