El temor a ser víctima de delitos
Las encuestas indican que la delincuencia es la principal preocupación de los ciudadanos. Es cierto que la victimización ha aumentado, y pese a los esfuerzos que realizan los organismos que tienen que ver con la prevención y el control, no hay logros significativos.
Existe en la ciudadanía la percepción de que todos los esfuerzos que realizan las policías, los organismos de gobierno y la colaboración de los municipios, para hacer frente a la delincuencia, se esfuman cuando se pone en funcionamiento la llamada "puerta giratoria", que permite a los delincuentes salir impunes y sentirse más seguros para continuar atacando. A su vez, éstos tienen conciencia de que la nueva justicia fue hecha garantizando más los derechos de los victimarios que los de las víctimas.
El último índice dado a conocer por la Fundación Paz Ciudadana, ha corroborado que hay un aumento sostenido de la victimización y del temor al delito, y una baja en las denuncias, probablemente porque las personas no confían en que tendrán resultados favorables de parte de la justicia. Uno de los datos más relevantes que arrojó el estudio -que se aplicó entre 14 de agosto y el 12 de septiembre en las principales ciudades del país- es el fuerte aumento del temor de la población a ser víctima de un delito. De hecho, el grupo "altamente atemorizado" llegó al 30,5% a nivel nacional, y 2,5 puntos más que en la medición anterior y la cifra más alta desde que se tiene registro, hace 23 años.
El indicador revela que el 35,6%de las mujeres está en el grupo más atemorizado frente al delito, diez puntos más que los hombres. Se observa que la mayoría de las familias modifican sus comportamientos por temor a ser víctimas de un ataque. Por ejemplo, el 73% ha dejado de salir a ciertas horas o ha dejado de usar artículos de valor en público (collares, gargantillas, aros); el 72% ha dejado de ir a ciertos lugares, y el 56% envía su ubicación a personas cercanas. La encuesta dio a conocer que en el 36,6% de los hogares algún miembro fue víctima de robo o intento de robo en los últimos seis meses, lo que representa un aumento de 3,9 puntos respecto de las mediciones de 2022 y confirma la tendencia al alza en la victimización.
Los estudios que se realizan con frecuencia revelan que la delincuencia es cada vez más osada y violenta. A los robos han sucedido los asaltos con secuestros e inmovilización de familias, incluso niños. Los robos con destrucción de propiedad se hacen frecuentes, así como los portonazos y las encerronas a plena luz del día, por parte de delincuentes armados. La delincuencia es cada vez más osada y por ello, las instituciones requieren nuevos modelos de gestión que fortalezcan las acciones preventivas y de persecución criminal inteligente, que reemplacen una estructura esencialmente reactiva, porque hasta aquí las acciones emprendidas no están siendo efectivas. De acuerdo con estudios de Paz Ciudadana, cerca del 80% de las causas sobre delincuencia que reciben las fiscalías se archivan sin tener un resultado. Por eso, el pensamiento que tienen los ciudadanos es que no se le están dando una solución concreta al problema de la delincuencia.
Si bien la ciudadanía valora la acción de las policías, sabe que la reforma procesal penal que comenzó a aplicarse el año 2000, resultó ser garantista de los delincuentes, tal como en su oportunidad lo habían advertido algunos estudiosos del tema. Es cierto que muchas familias no han tenido oportunidades educacionales y laborales para desarrollarse, pero los caminos del delito, como el robo, asalto o el narcotráfico, ofrecen el atractivo de dinero fácil con mínimo esfuerzo. Y mientras se hacen todos los cambios que permitan un sistema más integrador, que podría tomar años y hasta generaciones, hay que dar respuesta a los problemas que enfrenta hoy la gente: la delincuencia es una realidad que atemoriza a las familias y que en las encuestas aparece como el tema que debería ser la primera prioridad de las autoridades.
Uno de los datos más relevantes que arrojó el estudio de Paz Ciudadana es el fuerte aumento del temor de la población a ser víctima de un delito. El grupo "altamente atemorizado" llegó al 30,5%.