El pasado 15 de septiembre hemos recibido una muy buena noticia para la región del Biobío: El Comité Interministerial de Descentralización ha recomendado favorablemente la creación del Área Metropolitana del Gran Concepción, lo que nos acerca a la materialización de una oportunidad estratégica y transformadora que ayudará a mejorar la calidad de vida de las personas que habitamos la región.

Nuestra región es una de las más dinámicas y diversas de Chile, con una riqueza natural, cultural y económica que merece ser aprovechada al máximo. Esta diversidad también plantea desafíos que solo pueden abordarse de manera efectiva a través de la colaboración y la planificación conjunta. La conformación del Área Metropolitana del Gran Concepción se basa en la idea de que las comunas, con sus particularidades y fortalezas individuales, pueden lograr mucho más cuando trabajan juntas hacia objetivos comunes. Esta premisa la hemos podido constatar en estos casi dos años de trabajo conjunto en el seno del Consejo Consultivo de Alcaldes y Alcadesas presidido por el Gobernador Regional, que ha permitido abordar diversas materias en movilidad, transporte y gestión de residuos.

El reconocimiento del Área Metropolitana a través de un Decreto Presidencial dotará a esta instancia del soporte institucional que reforzará la acción coordinada, permitiendo la articulación necesaria entre los diversos órganos de la administración central, regional y comunal para desarrollar adecuadamente los Instrumentos de Planificación Metropolitanos, los Planes de Transporte, los Planes de Inversión en Infraestructura de Movilidad y Espacio Público, los Planes de Descontaminación Ambiental, las Medidas de Gestión de Residuos, entre otros.

Sin duda es un paso adelante en una iniciativa que desde el Gobierno Regional hemos impulsado con energía desde el inicio de la administración que lidera el Gobernador Rodrigo Díaz, y que requiere aunar las voluntades técnicas, económicas y políticas para materializar este instrumento en beneficio de las personas que habitan la ciudad. En el trabajo en esta materia, un reconocido académico regional nos propone poner la mirada en el 2050, salir de las coyunturas y soñar la ciudad que queremos para nuestras nietas y nietos. Estamos de acuerdo.

La invitación que hacemos entonces es a construir juntos la ciudad que soñamos, poniendo nuestras energías, inteligencias y capacidades de trabajo en desarrollar una ciudad que conviva con la riqueza natural que nos rodea, en buscar mejores formas de movilizarnos, en reducir nuestra huella de carbono, en reducir las amenazas producto del cambio climático, en construir nuestro futuro aprovechando el valor del patrimonio y la cultura que han conformado generaciones anteriores, en fin… en acercar a todos y todas los beneficios del desarrollo sostenible.

Hemos comenzado la cuenta regresiva para conocer el resultado a la postulación de Concepción a la red de ciudades creativas de la Música de Unesco. Motivo por el que durante este último mes, hemos reforzado la campaña de difusión que, de mayor visibilidad a nuestra ciudad, como también aumentamos las reuniones que mejoren las posibilidades de tener una respuesta positiva. Entre ellas, destacamos la llevada a cabo el lunes 02 de octubre en el Palacio Pereira de Santiago, con la ministra de Cultura, Carolina Arredondo Marzán, donde reafirmamos el compromiso del gobierno a través del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio con nuestra postulación. En dicha oportunidad coincidimos que si bien es Concepción quien postula, es el gobierno a través de la delegación chilena ante la Unesco en París, quien debe defender con ahínco el expediente penquista.

La ministra recalcó también que ser una ciudad creativa Unesco es una condición que impacta positivamente no sólo a nuestra ciudad, sino que a todos y todas como país. Fortalece nuestro posicionamiento internacional al alinearse a las recomendaciones que emanan precisamente desde Unesco ubicando la creatividad en el centro de las políticas para lograr el desarrollo sustentable de las ciudades y mejora las oportunidades para el sector musical, artístico, creativo y turístico de Concepción.

Ha sido un largo proceso, no exento de dificultades, pero donde en el camino hemos visto como cada vez más artistas, instituciones públicas y privadas, universidades, pero principalmente vecinos y vecinas, se han sumado a esta campaña que busca reconocer nuestro patrimonio musical proyectándolo hacia el futuro. En esta campaña no hay colores, bandos ni intereses particulares, todos coincidimos en el desafío de encontrarnos en lo que nos une, la cultura, a partir de nuestras diferencias, pero con la certeza que una respuesta positiva será un impulso muy significativo para nuestra ciudad.

Y porque si finalmente pudiésemos elegir cuando nos gustaría conocer el resultado de la postulación, sin duda sería hacerlo coincidir con el fin de semana de una nueva versión de REC, el festival musical gratuito y al aire libre más grande de Chile. El proyecto que, de alguna forma, se transformó en el emblema de ese sueño de volver a recuperar el liderazgo cultural de nuestra ciudad en el país. Y del cual hoy estamos más cerca de dar otro gran paso en esa dirección, el de Concepción, ciudad de la independencia, la capital cultural del sur de Chile, la ciudad de la música Unesco.

La situación financiera y los desafíos que enfrentan en esta materia abordaron los rectores y rectores de la Agrupación de Universidades Regionales (AUR) en su última reunión mensual, a fines de septiembre. De cara a la discusión del presupuesto 2024, acordaron abordar el tema con una estrategia económica integral, que permita a las instituciones proyectarse con mayor certeza y de acuerdo a sus particularidades.

Un estudio de Acción Educar reveló que la inversión per cápita en educación superior es 7% menor en regiones que en la Región Metropolitana. La diferencia se agudiza si consideramos que las universidades de la AUR reciben estudiantes con talento, pero con condiciones de entrada que exigen un doble esfuerzo de nivelación; requieren de mayores recursos para establecer una carrera académica que permita configurar núcleos virtuosos de especialistas en regiones y, en algunos casos, ofrecen carreras consideradas económicamente no rentables pero que, sin lugar a duda, responden a necesidades estratégicas del país y los territorios. Estas asimetrías se agravan aún más producto de factores como las brechas entre aranceles y el costo real de la docencia, el aumento de gastos asociados a cambios en la legislación laboral y demandas salariales, el impacto académico y administrativo de las nuevas exigencias en acreditación, el desafío de impulsar políticas de inclusión y diversidad, el endeudamiento con el sistema financiero y la excesiva burocracia y regulaciones de las universidades estatales.

En este escenario, la AUR propone diferentes alternativas. Entre otras, fortalecer glosas presupuestarias ya existentes, como el Fondo para la Educación Superior Regional; ajustar la definición de aranceles a través de un algún factor que reconozca y pondere la territorialidad; incrementar los aportes directos considerando el impacto regional; crear nuevas líneas de financiamiento que den cuenta de la mayor complejidad de las instituciones y diversificar su matriz de ingresos. A partir de un diagnóstico claro, rectoras y rectores plantean una mirada integral e integradora, que potencie la cooperación más que la competencia y refuerce el sello institucional común: el compromiso con el desarrollo de las comunidades y los territorios.

La contribución de las 22 universidades de la AUR al país y las regiones es innegable. Desplegadas de Arica a Punta Arenas, según datos registrados por la Agrupación, su matrícula representa cerca de un tercio del sistema universitario nacional y sus comunidades académicas -alrededor de 20 mil docentes, investigadores e investigadoras- aportan entre 40 y 45 por ciento de la investigación indexada en Chile y captan del orden del 35 al 38 por ciento de los recursos públicos, para el desarrollo de proyectos que benefician a los distintos territorios. Las universidades regionales animan las ciudades en que se encuentran, enriquecen su entramado social y cultural y generan empleo y demanda de servicios. Cubren amplias áreas del saber y forman a buena parte de quienes constituyen las capas profesionales, empresariales, intelectuales y dirigenciales de sus regiones. Colaboran activamente con estrategias y políticas públicas y acogen e integran a grupos socio-territoriales más vulnerables o marginados. Son, en suma, auténticos polos de desarrollo, protagonistas indiscutidos de la historia, el crecimiento y el bienestar regionales.

Las universidades de la AUR confían en que cuentan con el respaldo de los distintos actores para superar la disparidad entre los costos y los recursos disponibles, para cumplir cabalmente con su vocación y misión. No en vano son la columna vertebral para el desarrollo armónico e integral del país y sus territorios.