Secciones

  • Portada
  • Opinión
  • Actualidad
  • Nacional
  • Economía y empresas
  • Tendencias
  • Deportes
  • Clasificados
  • Página del lector
  • Espectáculos
Definición de posibles creadores y derechos de autor son parte de la discusión

El auge de la inteligencia artificial está obligando al arte a cuestionarse a sí mismo

En paralelo, ya han llegado a algunos tribunales litigios respecto de si se puede reconocer autoría intelectual a creaciones que no son elaboradas por seres humanos.
E-mail Compartir

Por Agencias

Cuando Jason Allen recibió un premio en Colorado (EE.UU.) por la imagen que creó a través de la plataforma de inteligencia artificial (IA) Midjourney, no se imaginaba la cantidad de críticas que iba a recibir.

"Me dijeron que era un ladrón, que tenía que devolver la medalla", relata el estadounidense en entrevista con Efe.

Con "Théâtre d'Opéra Spatial", una ilustración de mujeres con atuendo victoriano en lo que parece una nave espacial, Allen dejó al descubierto un problema que ya estaba ahí: qué significa para el mundo del arte el auge de la IA.

Por 10 dólares al mes, la plataforma Midjourney ofrece la posibilidad de generar hasta 200 imágenes como la que usó Allen para ganar el primer puesto en la categoría de arte digital de la Feria Estatal de Colorado en 2022.

Midjourney es solo uno de los múltiples servicios de IA generadores de imágenes que han surgido en el último año. Para lograr esta "magia", la IA es entrenada usando miles de imágenes de todo tipo que están disponibles en internet.

El usuario no necesita tener mucho conocimiento sobre tecnología o incluso sobre arte. Basta con escribir un texto con la idea que se tiene y la plataforma hace lo suyo.

Frases como "mujer sentada a la orilla de un río al atardecer" o "rata comiendo espagueti a la luz de una vela en un bosque otoñal" generan en cuestión de minutos una serie de imágenes que quedan inmediatamente a disposición del "creador".

Derechos de "autor"

Precisamente quién o qué es el creador de una imagen generada por inteligencia artificial es una de las incógnitas que esta tecnología plantea.

Hay varias demandas ante tribunales en EE.UU. que abordan este tema en particular y en el primer fallo sobre este ámbito, en una corte de Washington D.C., la justicia se inclinó en agosto en contra de otorgar derechos de autor a las piezas creadas por IA. Sin embargo, aún no hay un fallo de la Suprema ni se ha aprobado legislación al respecto.

El propio Jason Allen intentó registrar su obra en la Oficina de Derechos de Autor de EE.UU., pero su petición fue rechazada esta pasada semana. El argumento: no es de "autoría humana".

A medida que este tipo de tecnología se hace más popular, el mundo del arte se verá forzado a replantear el concepto de autoría, señala Stephanie Dinkins, una artista transdisciplinaria basada en Nueva York.

"Debemos empezar a pensar qué es la propiedad intelectual, porque vamos a tener que replantear ese y muchos otros conceptos", recalca la estadounidense, que incorpora la IA en su arte.

Obtener derechos de autor a través de una imagen generada por una plataforma que se alimenta de miles de piezas recabadas en internet es también para muchos artistas algo problemático.

"Es algo que no es solo tuyo; es tuyo y de muchas otras personas", subraya la artista y profesora de la Universidad de Florida Heidi Boisvert. "Deberíamos considerar esas piezas (hechas con IA) como trabajos colectivos o de código abierto".

Una cuestión existencial

Para Darren Hick, profesor de Filosofía en la Universidad Furman, especializado en estética, los modelos de IA no están "robando" las piezas de arte con las que se entrenan porque lo que hacen es replicar la manera en la que los humanos aprendemos.

"No hay mucha diferencia con cómo un estudiante de arte aprende por ejemplo a pintar", destaca el académico. El problema de la IA en el arte, argumenta, es similar al que surgió cuando se inventó la fotografía hace unos 200 años.

"Es simplemente un medio, una tecnología, igual que la cámara o el lápiz fueron inventos avanzados en su momento", explica.

Para el filósofo, el miedo nace porque los modelos generadores de IA son ahora capaces de crear "arte", bien sea en imágenes, música o textos, algo que consideramos "puramente humano".

"Siempre hemos visto el arte como algo que nos separa de los animales y creíamos que nos hacía especiales. Pero ahora creamos esta otra cosa que también puede crearlo", alega.

Dinkins ve que el futuro de su profesión pasa sí o sí por incorporar la IA, conversar e incluso tener una relación con esta tecnología.

De hecho, una de sus obras consiste en grabaciones de conversaciones entre ella y un robot con IA que se asemeja a una mujer afroamericana.

Para la artista "es importante que no perdamos nuestro tiempo levantándonos en contra de esta máquina y, en cambio, intentemos conocerla, comprenderla y ver cómo incorporarla". Allen, quien planea crear piezas con IA que sean "indistinguibles" de una pintura al óleo, considera que el avance de esta tecnología en el arte es imparable: "Ya no tienes que ser artista para crear, se está democratizando y creo que estar en contra de eso es estar en contra del arte".

Gestión de usuarios es principal cuestionamiento

Tecnológicas líderes enfrentan multas, pagos millonarios y esfuerzos fallidos

Denuncia por rastrear ubicaciones, sanción por violar protección a menores y críticas por no quitar textos antivacunas afectan a Google, TikTok y Facebook, respectivamente.
E-mail Compartir

Esta semana a los gigantes tecnológicos de Google, Facebook y TikTok les llovió sobre mojado tras verse afectados por situaciones vinculadas a la gestión con sus usuarios.

Google paga

Google acordó pagar US$ 93 millones al estado de California para frenar la denuncia de que rastreó la ubicación de los usuarios sin su conocimiento.

El acuerdo se produjo tras una investigación "de varios años" del Departamento de Justicia de California, que determinó que Google engañó a los usuarios haciéndoles creer que no estaban siendo rastreados cuando sí lo estaban.

"La investigación reveló que Google les estaba diciendo a sus usuarios una cosa -que ya no rastrearía su ubicación una vez que optaran por no hacerlo-, pero hacía lo contrario y continuaba rastreando los movimientos de sus usuarios para su propio beneficio comercial. Es inaceptable y responsabilizamos a Google con el acuerdo", dijo el Fiscal General Rob Bonta. Según los términos del acuerdo, Google también debe proporcionar más información sobre los datos de ubicación que recopila de los usuarios.

El 2022 Google ya había pagado US$ 85 millones para frenar una denuncia similar en Arizona, y luego otros US$392 millones para resolver iguales demandas en 40 estados.

Desde que se produjeron estas demandas, Google ha cambiado su herramienta y, según dijo el portavoz de la compañía José Castañeda a The Verge, las acusaciones están "basadas en políticas de productos obsoletas que cambiamos hace años".

Facebook

Por su parte, un estudio publicado el viernes en la revista Science Advances, aseguró que los esfuerzos de Facebook por eliminar contenido antivacunas de su plataforma durante la pandemia del covid-19 no lograron reducir la exposición de sus usuarios a este tipo de publicaciones.

Investigadores de la Universidad George Washington, en Washington D.C., descargaron datos públicos de la app de diferentes fechas (antes del inicio de la política de eliminación de información falsa sobre vacunas, en diciembre 2020, y después), y vieron que la interacción de usuarios con estas publicaciones no solo no se redujo, sino que aumentó en ciertos casos.

La investigadora Lorien Abroms dijo que sus resultados apuntan a que es difícil eliminar la desinformación en temas de salud de los espacios públicos.

La hipótesis central es que fue la propia arquitectura de Facebook, en especial sus sistemas para impulsar la creación de grupos y compartir información, lo que provocó ese aumento de interacciones con contenido antivacunas, pese a los esfuerzos de la app por eliminarlo.

"Los individuos que tienen una alta motivación para hallar y compartir contenido antivacunas simplemente están utilizando el sistema de la forma en que está diseñado", dijo David Broniatowski, líder del estudio.

Su conclusión es que eliminar contenido o cambiar algoritmos no sirve si no se modifica el objetivo principal de las plataformas: la conexión de personas que comparten intereses, en este caso, el miedo a las vacunas.

Según la universidad, los hallazgos sugieren que las empresas de este tipo pueden mitigar estos efectos dañinos colaborando unas con otras para crear "códigos de construcción" de sus apps, informados por la ciencia, de la misma forma que los arquitectos aseguran sus edificios con ventilación, salidas de emergencia y otras medidas.

Tiktok

El mismo viernes, el organismo regulador de datos de Irlanda informó que multó a TikTok con 345 millones de euros por violar la normativa comunitaria de protección de menores.

La Comisión de Protección de Datos (DPC) anunció su decisión de castigar a la red social por sus prácticas (del 31 de julio de 2020 al 31 de diciembre de ese año) aunque la compañía aseguró haberlas modificado desde entonces.

TikTok abría por defecto las cuentas de menores al público en general, posibilitando que adultos tuviesen acceso a ellas y pudiesen enviar mensajes directos a sus titulares.

La DPC explicó que su investigación, abierta en septiembre de 2021, reveló que se vulneraron ocho cláusulas del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) por no facilitar información transparente a sus usuarios menores de edad.

También se consideró que TikTok no tuvo en cuenta los riesgos para los menores de 13 años con acceso a la plataforma, pese a que esa es la edad mínima para abrirse una cuenta.

Todas las cuentas abiertas por menores de 16 años desde 2021 están predeterminadas para ser privadas por defecto, por lo que solo las personas autorizadas por el usuario pueden acceder a sus contenidos.