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Desde su óptica, existe una desatención motivada por el libre comercio que hace que los productos que vienen del extranjero entren al país, prácticamente, libres de impuesto y con todas las facilidades para que esas firmas puedan operar en territorio nacional. "Acá no hay nada subsidiado. Para que haya una competencia más leal también debiese haber un poco más de restricciones para el mercado chino, por ejemplo. Si queremos sumar competitividad regional, debe haber apoyo, independiente de que la empresa sea privada, pues diría que el 80% de la gente de la planta era gente de acá, de la zona (...) El Estado ha dejado en el abandono a las empresas regionales", lamenta.

El alcalde de Penco, en tanto, recalca que, si bien el cierre de Fanaloza no llega al 100%, el tema es que después de tantos años dejó de producir sanitarios, "algo que es reconocido a nivel nacional, así que lo que ocurrió fue dramático desde el punto de vista de toda nuestra industria locera, porque todo eso murió en agosto". Víctor Hugo Figueroa plantea que lo sucedido en su ciudad fue algo sorpresivo y que hay una reflexión que es necesario hacer y que tiene que ver con cuidar la industria nacional, "y eso significa no llenarla de impuestos, no llenarla de exigencias legales y aprender que si hoy sale más barato un sanitario en Perú o en Colombia es porque quizá aquí en Chile las condiciones que se están imponiendo al mundo privado son cada vez más severas. Parece muy bonito cuando la clase política le pone a la empresa dificultades, eso hasta se aplaude, pero cuando eso colapsa, el desastre es también para los trabajadores".

Sin ser experto en la materia, según recalca, cree que el Estado debiese contar con una especie de semáforo para determinar cuáles son las industrias que tienen un alto nivel de ingreso y rentabilidad "para dar ciertos gravámenes o impuestos", pero también reconocer a la industria que está en el límite. A esta última, agrega, sería óptimo aplicar planes de salvataje que tengan que ver con incentivos en la contratación de mano de obra o beneficios en materia de impuestos. "El Estado debe adelantarse a cuáles son estas industrias, y para el Estado es fácil, ya que tienen acceso a la rentabilidad de cada una de las empresas".

El caso huachipato

A diferencia de Claro Vicuña Valenzuela, Horcones II o Fanaloza, la compañía acerera Huachipato se mantiene activa, aunque no exenta de graves complejidades que ya han costado la cesantía a 64 funcionarios. Tan grave es el asunto que esta semana la gerencia y trabajadores alertaron al Consejo Regional y advirtieron que, de no adoptar medidas urgentes de resguardo, la empresa enfrenta un inminente cierre. En la comisión de Fomento del órgano colegiado celebrada el miércoles, el gerente general de la firma, César Garrido, indicó que como empresa no vislumbran otros ajustes al personal, "pero no podemos descartar el cierre definitivo de la compañía, porque la situación es muy crítica y está en evaluación permanente (…) Los precios en los que se está tranzando el acero no nos permiten ni siquiera generar flujos operacionales, aún menos pagar los gastos no operacionales, y esto viene ocurriendo en los últimos 10 a 12 años, con excepción de la pandemia, que tuvo una demanda con alza de precios y un oasis dentro de lo que nos está ocurriendo". Bajo este panorama, la proyección de puestos destruidos llega a los 20 mil.

Héctor Medina, presidente del Sindicato N°1 de Huachipato, plantea que debe haber una sobretasa al acero proveniente de otros países, "o de lo contrario no vamos a poder competir". Añade que este es un problema político, "porque tenemos una economía muy trabajada con China, y como tenemos un tratado de libre comercio, obviamente empieza a hacer mella la situación. Aquí se debe actuar de oficio, es decir, el gobierno debe decir 'yo pongo tal tasa', y eso ellos lo conocen. De hecho, tuvimos una reunión con los seremis de Economía y Trabajo, y el de Economía (Javier Sepúlveda) nos dio todo el apoyo y dijo que el ministro conoce el tema nuestro. Es más, nuestra directora sindical, Marisol Montaña, conversó con el Presidente Boric sobre el tema en su viaje a Europa".

En la misma línea, el dirigente sindical precisa que "si Huachipato cae, la Región del Biobío se irá a la chuña. Tenemos unos 20 mil trabajadores que viven en todas las partes de la zona; somos uno de los últimos bastiones de la industria regional que va quedando, por lo que sería un efecto en cadena, porque nosotros le vendemos a Inchalam, Molycop y tenemos relación con Cementos Bío Bío, maestranzas y pymes. Quedaría la escoba".

Otras medidas para reimpulsar la industria

Autoridades y una académica analizan la situación que golpea a la industria local. En primer lugar, la seremi del Trabajo y Previsión Social, Sandra Quintana, recalca que varias de las comunas que albergaron o albergan aún a estas empresas se han apropiado, en el buen sentido de la palabra, de los rubros en cuestión, lo que dificulta el escenario en atención de que en otros lugares no es posible encontrar compañías de similares características. En definitiva, hay un elemento de identidad y valor histórico que hay que tener en cuenta. Como segundo punto, pone sobre la mesa el tema de la competitividad, "que tiene que ver con que la competencia de traer productos importados afecta, derechamente, la producción interna, ya que los costos son superiores a lo que se trae del extranjero".

Según Quintana, esta economía abierta y de libre mercado, sumado a los tratados de libre comercio, van en contra de la industria nacional. Por lo mismo, insiste en que mientras el país no cambie el sistema económico por uno que proteja a la industria nacional -por ejemplo, con aranceles de ingreso- es complicado avanzar. "Tenemos que hacer una revisión del tema de los tratados y del sistema económico, porque si el mercado sigue abierto o no tenemos la tecnología o los mercados para sacar afuera nuestros productos se limita mucho el desarrollo industrial interno y el crecimiento de la industria en general. Esas son trabas que no son menores", cuestiona.

Para avanzar, la seremi dice que "hay que tener una mirada antes de firmar los acuerdos de libre comercio o los tratados internacionales sobre internación de productos". Sostiene, además, que hoy la Región está bajo una etapa de crisis, pero que eso abre la posibilidad de generar discusión y ver cómo se puede salir adelante, tanto los actores privados como públicos. "Estamos en el instante de la discusión, de sentarnos a mirar lo que está pasando para tomar las decisiones. En este momento el Ministerio del Trabajo armó una unidad de empleo con la que planteamos desde la Región lo que está ocurriendo, a fin de diseñar una política desde el mundo del empleo", revela Quintana.

En tanto, Iván Valenzuela, administrador del Gobierno Regional, deja de manifiesto que la competitividad local depende desde dónde se le vea. Indica, por ejemplo, que la competitividad del sector manufacturero es hoy bastante visible, sobre todo del aporte que hace al PIB regional. Eso sí, precisa que hace un par de años ese aporte sobrepasaba el 25%, pero hoy sólo llega al 18% o 19%, es decir, ha ido perdiendo la participación, "y eso es producto de la pérdida de competitividad".

A juicio de Valenzuela, las complejidades pasan por las diferencias de precios que presentan los productos locales e internacionales, así como por la lenta modernización de las industrias. En el caso regional, dice que existen avances en la incorporación de tecnologías para la optimización de procesos, aunque a un nivel mucho más lento en relación a industrias del extranjero. "Esto tiene que ver con las políticas que se van estableciendo, ya sea económicas, de desarrollo de industrialización, de innovación, tecnológicas, y nosotros vamos más lento, lo que hace que las empresas vayan un poco más retrasadas", explica Valenzuela, quien cree que se hace vital "emparejar la cancha" para que las empresas locales compitan de igual a igual con sus pares internacionales y también generar políticas sobre ciencia y tecnología, de tal manera de lograr una más rápida adaptación y modernización. Todo esto, entendiendo que esta economía abierta en la que se circunscribe Chile requiere reglas para que los productos que ingresen cumplan estándares y se fortalezca la producción interna.

Por último, la directora de Postgrado de la Universidad San Sebastián, sede Concepción, Karin Bravo, recalca que para fortalecer la competitividad regional se necesita asignar valor agregado a los productos locales y dejar de vender sólo la materia prima. Respecto al comercio y los servicios, piensa que hay que revisar la realidad local, "donde muchas empresas han perdido competitividad, explicado en parte por la gran competencia en cuanto a ingreso de productos masivos, sin mayor apuesta por la diversificación y, por otro lado, un problema que muchas regiones están viviendo respecto al comercio informal, que genera desincentivo a la inversión local, puesto que la competencia se torna desleal".