Biblioteca Municipal busca seguir creciendo para la comunidad local
Situada frente al Parque Ecuador, se ha fortalecido tanto como un espacio para el libro, como también para diversas expresiones culturales.
Si se mira la fachada del edificio de la Biblioteca Municipal de Concepción José Toribio Medina desde el Parque Ecuador, no sólo se puede ver su característica fachada, sino también apreciar el gran volumen de personas -de todas las edades- que visitan sus dependencias.
No sólo circulan por ella más de 22 mil personas al mes, sino que en su interior se resguarda una colección permanente que fluctúa entre los 20 y 25 mil títulos. Celebrando por estos días los 40 años desde su emplazamiento en su actual ubicación, en la esquina de Víctor Lamas con Caupolicán, lo cierto es que la biblioteca es heredera de una historia mucho más antigua.
"Éste es un edificio que hoy alberga una librería, que nació en pandemia, y que nos dimos cuenta que hubo un gesto desde el Estado de transformar al libro en un objeto de primera necesidad. Con un café y un espacio de exposiciones, hoy es mucho más que libros", señaló Boris Márquez, director desde abril de 2017.
Siendo un lugar de discusión en torno a temáticas de ciudad y de trabajo sobre publicaciones literarias, la Biblioteca se ha hecho cargo también de otros tipos de lecturas como la iconografía.
"Nosotros hablamos de religión, política, ciencia, inteligencia artificial, comercio, industria, no le hacemos el quite a nada. Todos los temas hay que dialogarlos y qué mejor que hacer en un espacio donde construir desde la semántica y ponernos de acuerdo", resumió el también magíster en Historia
También patrimonial
La primera biblioteca pública de la ciudad nace, formalmente, en 1833 al alero del entonces Instituto Literario de Concepción, lo que hoy se conoce como el Liceo Enrique Molina Garmendia.
"Los primeros rectores tenían esta inspiración ilustrada y la biblioteca no sólo era para estudiantes, sino que se abre al público. Los ciudadanos, que ya tenía un periódico que era 'El Faro del Biobío', ahora tenían una biblioteca y podían revisar los libros que estaban", ilustró Márquez.
Con un analfabetismo que rozaba el 80%, luego del terremoto de 1985 -conocido como "La Ruina"- la migración campo-ciudad y la europea que llega a la zona, dan un nuevo ímpetu al desarrollo de una biblioteca municipal a mediados de la década de los 70 del siglo XIX.
Continuando sin un edificio público, llegando incluso a funcionar en el extinto Mercado, es en 1982 que se formaliza el proyecto de la actual Biblioteca Municipal. Obra del arquitecto Eugenio Pumarino, se inaugura en 1983, emplazado donde antiguamente estaba el Liceo Enrique Molina antes de ser destruido luego del terremoto de 1960.
"Éste es el primer edificio pensado para una biblioteca, que tiene muchas comodidades como dos mil metros cuadrados, doble planta y una arquitectura que permite mucha luz natural. Estamos tratando que sea un edificio patrimonial y que el Plano Regulador consagre aquello", contó.
No obstante, de acuerdo a Márquez, actualmente si están un poco "apretados" y la idea es crecer. "Nuestro sueño es tener acceso universal al segundo piso, por qué no un edificio de cuatro o cinco pisos para albergar a todas las personas que vienen", dijo.
Con una oferta cultural amplia y variada, que va más allá de fomentar la lectura, y buscando ser un aporte al quehacer de la ciudad, el abrir 24 horas -como muchas bibliotecas en grandes ciudades- también es otro anhelo.
Prueba de la necesidad de crecer es el que los propios funcionarios han tenido que ceder algunos espacios para dar vida a salones disponibles para la comunidad. El trasladar bodegas a containers externos a las instalaciones, también son prueba de ello.
Desde 2013, funciona ahí el Archivo Histórico de Concepción. Institución que el director no descarta que deba contar con su propio edifico en un futuro.
"Este gran solar está ocupado también por el Liceo Enrique Molina, que tiene un gran espacio para funcionar. Podríamos, más adelante, tener más espacios anexados a éste, para no perder la infraestructura y arquitectura, sino anexar otro edificio", analizó Boris Márquez.