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Edmundo Salas de la Fuente, exdiputado DC e impulsor de la Alianza Democrática en Concepción:

"La solución era que Allende llamara a un plebiscito y le hubiese preguntado al pueblo"

Salas también ha sido regidor de Concepción y presidente regional de los demócrata cristianos. Hoy rememora lo que fueron aquellos años convulsionados. Relata las complejidades de la época y dice que "Allende era un ególatra".
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Por Nicolás Álvarez Arrau

"Nosotros nos formamos en la época de la Guerra Fría, entonces el Partido Demócrata Cristiano se formó como una alternativa al comunismo y a la famosa dictadura del proletariado. En ese momento, cuando vino la elección, Salvador Allende no salió elegido Presidente, porque sacó el 30 y tanto por ciento de los votos. A Allende tampoco lo quería su partido, no tenía unanimidad cuando fue candidato, y esa es la verdad. Tuvo que elegirlo el Congreso pleno y ahí Allende llegó al compromiso con la DC para que votaran por él. Fue un error firmar las diez garantías constitucionales, que nunca firmó Allende. Su gobierno fue un caos desde un principio hasta que terminó.

Se comenzaron a tomar los fundos, a matar los animales de la gente y empezó el vandalismo. Esto se complicó más cuando la Unidad Popular comenzó a atacar a los demócrata cristianos en los barrios. En ese tiempo yo era regidor (de Concepción) y Arturo Frei me pidió que lo ayudara en su campaña a diputado. Un día, mientras él hablaba a un grupo, Arturo se llevó la mano a la cabeza y vio que le habían disparado con un postón. Empezó a sangrar y todos arrancaron. Yo lo eché al auto y salimos por un callejón hasta la calle Chiguay, en Chiguayante, pero nos estaban esperando los de la UP, sobre todos los comunistas que querían matar a Arturo Frei por un programa que tenía en la radio y que se llamaba el "El saca ronchas'. Por eso debíamos andar con una pistola en el auto, arma que tuve que sacar por defensa y para que me dieran la pasada al hospital. En otra ocasión nos pegaron un balazo que dio en los vidrios traseros.

Digan lo que digan, todo Chile quería que llegaran los militares, al extremo de que el general Prats fue parado en Santiago para gritarle que los militares eran unos gallinas, porque la gente estaba asustada. Al margen de eso, en esa época también llegó el mercado negro. Ahora bien, con Arturo Frei razonábamos, porque estos gallos (los militares) llegan, pero sin saber qué va a pasar. Cuando hay una dictadura como la de los comunistas o quien sea, llega un momento en que eso se puede quebrar, pero con los milicos podía ser muy duro. Veíamos, sin embargo, que la gente ya no soportaba más, ya que no se podía andar en la calle, y había tanta o más inseguridad que hoy".

Soluciones y responsabilidades

"La solución era que Allende llamara a un plebiscito y le hubiese preguntado al pueblo. Eso estuvo en la reunión que tuvo con su grupo más selecto, pero le dijeron que lo iba a perder y por eso no lo hizo. Él sabía que perdería, porque si no salió cuando todo eso no pasaba, menos lo haría con la escasez de alimentos, el mercado negro, la toma de los campos o la matanza de animales. No iba a ganar. La única solución era eso o que Allende se hubiese ido.

Aquí también hay una culpa de las personas que se fueron de la DC, de la Izquierda Cristiana, del MAPU. Teníamos gente que creía que la izquierda nos iba a sacar de la pobreza, por lo que hubo gente que se apartó del camino de la DC, por eso el partido se dividió (...) Hubo también miedo de que las elecciones las ganara la derecha. Pienso que se puede ser rico, pero si se ama la democracia el gobierno igualmente será demócrata. Acá hubo temor de que te tildaran de derechista y se metió un gusano a la cabeza de la gente respecto a que todo tiene que ser del Estado, y ese fue el gran problema de Allende. En el país teníamos mil empresas y él terminó con todo eso al ponerles los interventores, que no sabían dónde estaban parados.

Lo que se debió haber hecho fue tratar de convencer a Allende de que llamara a un plebiscito. No es posible negarse a la discusión y a conversar para salir de un problema tan grave como un golpe militar, sobre todo cuando eso se escuchaba de antes. Se debió convencer a Allende mediante una reunión pública, hablar con él en La Moneda. En ese momento teníamos dirigentes nacionales, como Renán Fuentealba, que pudieron haberlo convencido. Mi impresión, eso sí, es que Allende era un ególatra, un gallo que andaba en otras cosas, y no se iba a dejar convencer así nomás".

-Acá hay una responsabilidad directa de las Fuerzas Armadas que lideraron el golpe y la dictadura. ¿Siente usted una responsabilidad indirecta por haber sido parte de la clase política de aquel momento y miembro activo de la DC?

-Sobre las responsabilidades diré una sola cosa. Yo nunca ocupé cargos del gobierno, en cambio, un camarada nuestro fue director de la educación primaria aquí, nombrado por el gobierno militar. Fue José Miguel Ortiz. Algunos pensaron que esta era la papa, subir el árbol, pero yo nunca hice eso. Él debiese sentirse, en cierto grado, responsable. Yo seguí lo que era.

Alianza democrática

"Cuando uno se cría en un país y ama la democracia, no hay nada mejor que la libertad. Yo por ningún motivo hubiese querido que viniera el golpe. Formé la Alianza Democrática con cuatro partidos y luchamos en la calle, soportando las bombas lacrimógenas y arrancando para defender la democracia. ¿Dónde estaba la gente que hoy se llena la boca hablando? Ellos estaban en Europa, en cualquier país, y llegaron a Chile con sus hijos profesionales y nosotros aquí marcando el paso y luchando para volver a la democracia con un lápiz y un papel, como decía Patricio Aylwin, sin llegar a ningún extremismo.

La Alianza Democrática se hizo primero en Santiago (1983-1987), entonces se necesitaban cuatro partidos, que no los teníamos porque estaban proscritos. Acá busqué a Augusto Parra, al viejito Ayala y a un socialista que ya murió. Formamos la alianza sin pedir nada a nadie, no usamos la plata que venía del extranjero. Donde fuéramos, yo pagaba, y eso no me importó. Aquí, por ejemplo, se juntaban 100 personas, y también en Chillán. El objetivo de todo esto era poder salir de la dictadura y volver a la democracia. En esa época por supuesto que sentí miedo. Una vez, por ejemplo, me mandaron en auto a Santiago con 100 mil volantes contra el gobierno militar que puse al lado del asiento del chofer. Salí de Talcahuano a eso de las 00:00 horas y me puse a tirarlos por la calle, cuando de repente veo una camioneta de la Armada. Logré pasarlos y llegué a la rotonda de San Pedro de la Paz, pero me estaba esperando personal de Carabineros. Un sargento abrió la puerta, vio los papeles y me miró, pero le dijo al superior que no había nada. Me dejaron pasar.

Tras el golpe de Estado pasó lo que pasa en el ser humano, y eso también hay que pensarlo. Entre los militares habían bandidos y asesinos que querían matar. Una dictadura, sea del color que sea, no puede controlar a nadie y cada uno debe hacer lo que quiera siempre que lo haga bien. En la vida hay gente buena y honesta, pero también ladrones y asesinos, el ser humano tiene todas esas fallas. Dentro de todo eso aparecieron los más asesinos, las personas que gozaban con matar. Con la pérdida de la democracia se perdió, además, la política, y la gente empezó a ser presa fácil de cualquier persona que le mintiera. La política no es mala, lo importante es cómo se hace.

Después de todo lo hecho, sin embargo, no me puedo sentir satisfecho, para nada, porque hoy veo que vale más el poder y el billete que los valores y los principios de cada persona".

El chile actual

Hoy el país está totalmente dividido, humana, espiritual y económicamente. Está destruido, esa es la palabra que tendría que usar. Hay un gobierno que no sabe para dónde va, un Congreso que no sabe por qué lo eligieron y con una ignorancia absoluta en el tema legislativo, con una discusión eterna de cosas que a nadie le importa. Esto de los 50 años del golpe de Estado lo armó el gobierno para golpear las heridas. Todos se largaron a hablar grandes cuestiones y recordar, pero ¿para qué? ¿Podemos devolver a la gente que murió?".

-¿No cree que es importante recordar esta fecha para fortalecer la memoria y evitar así que hechos tan lamentables vuelvan a ocurrir en el país? Pienso que el gobierno lo ve desde ese punto de vista.

-Lo he pensado mucho, pero creo que eso no depende de nosotros, sino que de cómo te preparan, te educan, porque mañana puede venir cualquier loco y repite lo mismo. Lo que dices tú es verdad, pero está sujeto a otros factores, no a que yo diga 'yo juro que nunca más'.

Para reencontrarnos como país lo primero que hay que hacer es modificar la ley de partidos políticos para que ninguna persona pueda entrar hoy y votar mañana. Hay que modificar estatutos, con cosas claras, porque o si no se forman guetos. Tú no puedes tener 17 o 20 partidos. Pareciera que cada gallo forma un grupo y hace un partido político. Yo siempre pregunto cuántos partidos hay en Estados Unidos o en Europa. Eso allá no es así y por eso nosotros acá estamos mal. El país se ha enredado discutiendo.

En los últimos años, Edmundo Salas ocupó el cargo de consejero regional. En 2021 presentó su renuncia a la DC tras un polémico encuentro con José Antonio Kast.