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Cuánto se puede adaptar el cuerpo a las olas de calor

Las altas temperaturas registradas en la temporada estival en Estados Unidos y Europa nos entregaron una señal de advertencia de lo que podría esperarse en el verano local. La pregunta es cuánto se puede soportar antes de mayores complicaciones.
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Mientras Chile y el Hemisferio Sur se encontraban en época invernal y con lluvias más cuantiosas que las registradas en años anteriores, en el norte, el calor soportado en Estados Unidos y naciones europeas rompieron récords. Los expertos ya están adelantando que en los próximos meses, cuando los cielos despejados se instalen de manera definitiva y tengamos al Sol en todo su esplendor, la historia se repetirá, esta vez para nosotros.

La pregunta es ¿hasta qué punto es demasiado calor? El cuerpo humano necesita mantener una temperatura estable de unos 37 °C. Generamos calor constantemente, ya que nuestras células desempeñan sus funciones en el cuerpo y queman alimentos para obtener energía. "Es una función propia de los mamíferos", afirma Zachary Schlader, investigador de Fisiología de la Universidad de Indiana Bloomington, de Estados Unidos.

Para mantener una temperatura equilibrada, perdemos calor de manera constante. La mayor parte de esta es eliminada a través de la piel, que expulsa el calor al aire, y sudar acelera este proceso.

Esta pérdida de calor, y por tanto de equilibrio, puede descarrilarse cuando nos exponemos a un calor extremo. Si el cuerpo no es capaz de enfriarse lo bastante rápido, puede desencadenarse toda una cascada de problemas, desde el estrés cardíaco hasta el caos renal y hepático.

Como ocurre con la mayoría de los aspectos relacionados con el ser humano, el cuerpo y la salud, no todo es tan sencillo como una cifra. Toda una serie de factores pueden alterar la forma exacta en que nuestro cuerpo mantiene equilibrada la balanza de la temperatura interna. La edad, el estado de salud, la medicación y lo aclimatados que estemos al calor ayudan a determinar cuánto calor es capaz de perder el cuerpo. Las personas mayores o muy jóvenes tienen más problemas para regular su temperatura corporal. Así, el nivel de actividad determinará la cantidad de calor que produce el cuerpo y que necesita eliminar.

Sin embargo, los investigadores suelen situar los límites teóricos del cuerpo humano en 35 °C en una escala denominada "temperatura de bulbo húmedo".

La temperatura de bulbo húmedo es una métrica extraña, un esfuerzo por incorporar el calor y la humedad en una sola cifra. En pocas palabras, es la medida de lo que marcaría un termómetro envuelto en un paño húmedo. En un ambiente seco, el agua que se evapora del paño enfría el ambiente y reduce la temperatura. Pero si el aire ya está saturado de humedad, habrá menos evaporación y, por tanto, menos enfriamiento.

Tomemos dos ejemplos de condiciones que permitirían alcanzar una temperatura de bulbo húmedo de 35 °C. Con aire seco en su mayor parte, las temperaturas tienen que superar los 54 °C para alcanzar ese límite. Por otro lado, una temperatura de 43 °C y una humedad relativa del 50% darían como resultado la misma temperatura de bulbo húmedo.

Es una métrica útil porque puede dar una idea de hasta qué punto el sudor será capaz de enfriar a una persona. Por encima de una temperatura de bulbo húmedo de 35 °C, el cuerpo no podrá perder suficiente calor mediante la evaporación del sudor. Pero se trata de un límite teórico que, hasta hace poco, no se había puesto a prueba en humanos.

Las primeras investigaciones han descubierto que el límite podría ser más variado, pero más bajo, de lo que sugiere la teoría. Un estudio de 2021 descubrió que, incluso en adultos jóvenes y sanos, la pérdida de calor no podía mantenerse a temperaturas más bajas que el límite teórico, en especial en ambientes húmedos.

Es decir, los investigadores siguen tratando de comprender cuáles son los límites térmicos del ser humano, aunque se sabe que dependerá de factores ambientales y de salud específicos. También hay estudios interesantes que demuestran que la tolerancia al calor puede cambiar con el tiempo: con la edad, sí, pero también con la cantidad de calor a la que se expone una persona.

SOPORTAR MEJOR

Si se expone al calor de forma constante, el cuerpo experimentará algunos cambios, asegura Schlader. Producirá más plasma, lo que aumentará el volumen total de sangre. Por tanto, el corazón no tendrá que esforzarse tanto para bombearla. Este transporte de sangre a la piel es una de las principales vías por las que se pierde calor. El proceso de sudoración también cambia: se suda más rápido, el sudor aumentará de volumen y se diluye más, por lo que se pierden menos electrolitos. Esto es similar a la adaptación del cuerpo humano a un lugar con mayor altitud.

A principios de agosto hubo una polémica en Twitter sobre un artículo de The Washington Post que desarrollaba este concepto. Los lectores discutían no solo sobre si este efecto es real, sino también sobre si es una gran distracción de la necesidad de abordar el cambio climático.

En primer lugar, señaló Schlader, se trata de un efecto real y la capacidad de los cuerpos para adaptarse a todo tipo de cosas es impresionante. En segundo lugar, la adaptación corporal no será la bala de plata que ayude a proteger a la humanidad del calor causado por el cambio climático.

La diferencia que pueden suponer estos efectos físicos tiene un límite. En el transcurso de unas semanas, el cuerpo puede adaptarse para soportar un par de grados más de calor, cuenta Schlader. Pero eso no basta para mantener a salvo a la población en condiciones extremas, sobre todo, si tienen que trabajar con calor. Hay un límite de calor que la gente puede soportar, y varía según la persona o el lugar, pero los límites siguen existiendo.

Ya que las temperaturas siguen batiendo récords en todo el mundo, recurriremos cada vez más a otras formas de mantenernos a salvo. Esto incluye el uso de aparatos de refrigeración como aires acondicionados y ventiladores, la búsqueda de sombra o la interrupción de la actividad física cuando sea posible. Por ello el calor es un problema de igualdad, no todo el mundo tiene acceso a una tecnología de refrigeración fiable, ni la posibilidad de refugiarse en el interior cuando suben las temperaturas. (MIT Technology Review).

Plataformas podrían crecer al 2030 por el auge del Entretenimiento inmersivo

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Bain & Company acaba de publicar su reciente investigación "The New Era of Immersive Entertainment (La nueva era del entretenimiento inmersivo), la cual evidenció que las plataformas inmersivas podrían acelerar el declive del video tradicional y desplazar a los servicios de streaming y medios sociales actuales. Esto, porque los ingresos procedentes de estas nuevas opciones de juegos podrían hacer crecer el mercado estadounidense de las comunicaciones hasta un 20% de aquí a 2030.

Para el socio y director de Bain en Chile, Marcial Rapela, "este sector está a punto de sufrir una gran disrupción, marcada por un cambio fundamental en la forma en que consumimos medios de comunicación. Por ello, las empresas ganadoras priorizarán la construcción de motores de franquicia robustos para cultivar usuarios, invirtiendo detrás de la tecnología y el talento, probando y aprendiendo en torno a nuevas estrategias de participación de la audiencia y flujos de monetización".

A medida que los consumidores pasan del entretenimiento digital tradicional a opciones más inmersivas, la consultora afirmó que estas compañías deben adoptar un enfoque "lean-in" -canales más interactivos como plataformas de videojuegos y redes sociales-, para el desarrollo de contenidos, considerando que los adolescentes y menores de 35 años dedican aproximadamente la mitad de su tiempo este tipo de contenidos.

Por otro lado, desde Bain revelaron que existen dos tipos de modelos de entretenimiento inmersivo que coexistirán durante la próxima era de las comunicaciones. El primero es el de "jardines amurallados", que se utiliza cuando una plataforma es propiedad de una entidad que se encarga de la experiencia, proporciona la mayoría de los contenidos y captura los datos de los usuarios. El segundo es el modelo de "amplio entretenimiento", que se usa cuando una app alberga muchas marcas y franquicias de una gran variedad de productores de contenidos.

Finalmente, el estudio dio a conocer que, dada la velocidad de la incorporación de estas nuevas herramientas de diversión, las organizaciones deben dar prioridad a tres áreas para garantizar su éxito: construir o mejorar un sólido motor de franquicias; identificar e invertir en la tecnología y el talento necesarios, y empezar a experimentar con las opciones actuales para crear experiencias inmersivas.