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Personaje le sirve para satirizar el arribismo nacional

Paloma Larraín viene a su tierra natal de la mano de "La Sole" y funciones agotadas

La actriz y comediante penquista trae su satírico monólogo teatral sobre una mujer de la alta sociedad, para el cual no quedan entradas, a dos y tres meses de subir al escenario del Teatro UdeC.
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Por Nicolás Martínez Ramírez

En los días del estallido social, la comunicadora audiovisual y actriz penquista Paloma Larraín comenzó a dar vida a "La Sole". Un personaje enfurecido por el ruido de los cacerolazos, dando cuenta de su paranoia y soledad.

Otra inspiración para el personaje, fue el célebre documental "I Love Pinochet" de Marcela Said, donde el fanatismo de algunas mujeres por el dictador llamó poderosamente su atención.

Es así que el próximo 26 de noviembre y 22 de diciembre, Larraín regresa a la zona con el monólogo teatral "La Sole el precio de la alcurnia". Ambas funciones en el Teatro UdeC están con sus entradas agotadas, en un hecho inédito a más de dos meses de las mencionadas fechas.

"La Sole se hizo conocida en redes sociales, por allá por 2019, y este monólogo lo vengo trabajando desde 2020. Creo que las obras nunca se terminan, sólo se abandonan, así que es un trabajo constante en el que uno sigue metiendo mano y reescribiendo con la contingencia", señaló la actriz.

En el caso de la primera fecha, según adelantó, la obra será la misma vista en Santiago durante poco más de un año, pero la de diciembre tendrá cambios por el plebiscito que hay entremedio.

De esencia arribista

Un día su empleada de toda la vida, Norma, la abandona. El mismo día, La Sole tiene que grabar un video para participar de un concurso de cocina. Mientras intenta hacerlo, ocurren sucesos que desarman su realidad, viéndose expuesta a su miedo más grande: no pertenecer a la clase alta.

Es la premisa detrás de la obra que trae de regreso a Larraín a su natal Concepción, con una hora y 20 minutos de duración.

Según la comunicadora, este personaje "siempre estuvo metido un poco en mi guata, porque yo vengo de un ambiente clase media aspiracional en Concepción. Estuve en colegios de monja cuando chica, de los que no son realmente cuicos, pero quieren serlo".

Cuenta que tenía hartas apoderadas y profesoras con características de La Sole. "Por supuesto no tal cual, pero había cositas que yo -como niña- fui absorbiendo. En la vida me ha tocado encontrarme constantemente con este personaje particular chileno que es la señora arribista", ilustró.

Fue en el estallido social y al son de los cacerolazos que decidió exponer a este personaje, el cual ya tenía trabajado en redes sociales. Grabó un video mostrando cómo reaccionaba a este ruido y tuvo gran acogida entre el público.

Una vez egresada de comunicación audiovisual, Larraín emigró a Santiago persiguiendo el sueño de estudiar actuación. De eso han pasado ya más de 10 años, manteniendo siempre familia y amigos en la capital del Biobío. "Tengo lindos recuerdos de Concepción, con su clima particular y muchos eventos culturales, siempre hay grupos grandes de personas tratando de hacer cosas. Sé que está el Teatro Biobío y que se abrirá la carrera de actuación. Es una ciudad con mucho potencial cultural. Me tocó venirme (a Santiago), pues no estaba la carrera. Me alegro que se abran espacios".

Destacó lo que hace Lihuén en comedia con una amplia, variada y constante oferta.

- ¿Cómo es hacer humor en una época donde uno se ríe de si mismo, pero también donde todos se sienten atacados?

- No sé, es difícil, porque hay clima sensible. Hemos pasado por varias cosas difíciles como país, estamos pasando por una crisis. Estoy buscando que La Sole sea un personaje particular que hable de todos sin nombrar a nadie. En Chile, arribistas -en algún momento- somos todos. En la obra uno se encuentra con cosas, hay un juego de rol con el personaje. Tengo la esperanza que, si uno lo hace con el objetivo de contar una historia o hablar de un concepto -como es el arribismo, la soledad o lo que envuelve a este personaje- se puede hacer comedia desde ahí. La obra tiene chistes bastante densos. Hay gente que se ofende y otros que creen que es real, se enojan y putean a La Sole.

Personaje le sirve para satirizar el arribismo nacional

Paloma Larraín viene a su tierra natal de la mano de "La Sole" y funciones agotadas

La actriz y comediante penquista trae su satírico monólogo teatral sobre una mujer de la alta sociedad, para el cual no quedan entradas, a dos y tres meses de subir al escenario del Teatro UdeC.
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En los días del estallido social, la comunicadora audiovisual y actriz penquista Paloma Larraín comenzó a dar vida a "La Sole". Un personaje enfurecido por el ruido de los cacerolazos, dando cuenta de su paranoia y soledad.

Otra inspiración para el personaje, fue el célebre documental "I Love Pinochet" de Marcela Said, donde el fanatismo de algunas mujeres por el dictador llamó poderosamente su atención.

Es así que el próximo 26 de noviembre y 22 de diciembre, Larraín regresa a la zona con el monólogo teatral "La Sole el precio de la alcurnia". Ambas funciones en el Teatro UdeC están con sus entradas agotadas, en un hecho inédito a más de dos meses de las mencionadas fechas.

"La Sole se hizo conocida en redes sociales, por allá por 2019, y este monólogo lo vengo trabajando desde 2020. Creo que las obras nunca se terminan, sólo se abandonan, así que es un trabajo constante en el que uno sigue metiendo mano y reescribiendo con la contingencia", señaló la actriz.

En el caso de la primera fecha, según adelantó, la obra será la misma vista en Santiago durante poco más de un año, pero la de diciembre tendrá cambios por el plebiscito que hay entremedio.

De esencia arribista

Un día su empleada de toda la vida, Norma, la abandona. El mismo día, La Sole tiene que grabar un video para participar de un concurso de cocina. Mientras intenta hacerlo, ocurren sucesos que desarman su realidad, viéndose expuesta a su miedo más grande: no pertenecer a la clase alta.

Es la premisa detrás de la obra que trae de regreso a Larraín a su natal Concepción, con una hora y 20 minutos de duración.

Según la comunicadora, este personaje "siempre estuvo metido un poco en mi guata, porque yo vengo de un ambiente clase media aspiracional en Concepción. Estuve en colegios de monja cuando chica, de los que no son realmente cuicos, pero quieren serlo".

Cuenta que tenía hartas apoderadas y profesoras con características de La Sole. "Por supuesto no tal cual, pero había cositas que yo -como niña- fui absorbiendo. En la vida me ha tocado encontrarme constantemente con este personaje particular chileno que es la señora arribista", ilustró.

Fue en el estallido social y al son de los cacerolazos que decidió exponer a este personaje, el cual ya tenía trabajado en redes sociales. Grabó un video mostrando cómo reaccionaba a este ruido y tuvo gran acogida entre el público.

Una vez egresada de comunicación audiovisual, Larraín emigró a Santiago persiguiendo el sueño de estudiar actuación. De eso han pasado ya más de 10 años, manteniendo siempre familia y amigos en la capital del Biobío. "Tengo lindos recuerdos de Concepción, con su clima particular y muchos eventos culturales, siempre hay grupos grandes de personas tratando de hacer cosas. Sé que está el Teatro Biobío y que se abrirá la carrera de actuación. Es una ciudad con mucho potencial cultural. Me tocó venirme (a Santiago), pues no estaba la carrera. Me alegro que se abran espacios".

Destacó lo que hace Lihuén en comedia con una amplia, variada y constante oferta.

- ¿Cómo es hacer humor en una época donde uno se ríe de si mismo, pero también donde todos se sienten atacados?

- No sé, es difícil, porque hay clima sensible. Hemos pasado por varias cosas difíciles como país, estamos pasando por una crisis. Estoy buscando que La Sole sea un personaje particular que hable de todos sin nombrar a nadie. En Chile, arribistas -en algún momento- somos todos. En la obra uno se encuentra con cosas, hay un juego de rol con el personaje. Tengo la esperanza que, si uno lo hace con el objetivo de contar una historia o hablar de un concepto -como es el arribismo, la soledad o lo que envuelve a este personaje- se puede hacer comedia desde ahí. La obra tiene chistes bastante densos. Hay gente que se ofende y otros que creen que es real, se enojan y putean a La Sole.

Personaje le sirve para satirizar el arribismo nacional

Paloma Larraín viene a su tierra natal de la mano de "La Sole" y funciones agotadas

La actriz y comediante penquista trae su satírico monólogo teatral sobre una mujer de la alta sociedad, para el cual no quedan entradas, a dos y tres meses de subir al escenario del Teatro UdeC.
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En los días del estallido social, la comunicadora audiovisual y actriz penquista Paloma Larraín comenzó a dar vida a "La Sole". Un personaje enfurecido por el ruido de los cacerolazos, dando cuenta de su paranoia y soledad.

Otra inspiración para el personaje, fue el célebre documental "I Love Pinochet" de Marcela Said, donde el fanatismo de algunas mujeres por el dictador llamó poderosamente su atención.

Es así que el próximo 26 de noviembre y 22 de diciembre, Larraín regresa a la zona con el monólogo teatral "La Sole el precio de la alcurnia". Ambas funciones en el Teatro UdeC están con sus entradas agotadas, en un hecho inédito a más de dos meses de las mencionadas fechas.

"La Sole se hizo conocida en redes sociales, por allá por 2019, y este monólogo lo vengo trabajando desde 2020. Creo que las obras nunca se terminan, sólo se abandonan, así que es un trabajo constante en el que uno sigue metiendo mano y reescribiendo con la contingencia", señaló la actriz.

En el caso de la primera fecha, según adelantó, la obra será la misma vista en Santiago durante poco más de un año, pero la de diciembre tendrá cambios por el plebiscito que hay entremedio.

De esencia arribista

Un día su empleada de toda la vida, Norma, la abandona. El mismo día, La Sole tiene que grabar un video para participar de un concurso de cocina. Mientras intenta hacerlo, ocurren sucesos que desarman su realidad, viéndose expuesta a su miedo más grande: no pertenecer a la clase alta.

Es la premisa detrás de la obra que trae de regreso a Larraín a su natal Concepción, con una hora y 20 minutos de duración.

Según la comunicadora, este personaje "siempre estuvo metido un poco en mi guata, porque yo vengo de un ambiente clase media aspiracional en Concepción. Estuve en colegios de monja cuando chica, de los que no son realmente cuicos, pero quieren serlo".

Cuenta que tenía hartas apoderadas y profesoras con características de La Sole. "Por supuesto no tal cual, pero había cositas que yo -como niña- fui absorbiendo. En la vida me ha tocado encontrarme constantemente con este personaje particular chileno que es la señora arribista", ilustró.

Fue en el estallido social y al son de los cacerolazos que decidió exponer a este personaje, el cual ya tenía trabajado en redes sociales. Grabó un video mostrando cómo reaccionaba a este ruido y tuvo gran acogida entre el público.

Una vez egresada de comunicación audiovisual, Larraín emigró a Santiago persiguiendo el sueño de estudiar actuación. De eso han pasado ya más de 10 años, manteniendo siempre familia y amigos en la capital del Biobío. "Tengo lindos recuerdos de Concepción, con su clima particular y muchos eventos culturales, siempre hay grupos grandes de personas tratando de hacer cosas. Sé que está el Teatro Biobío y que se abrirá la carrera de actuación. Es una ciudad con mucho potencial cultural. Me tocó venirme (a Santiago), pues no estaba la carrera. Me alegro que se abran espacios".

Destacó lo que hace Lihuén en comedia con una amplia, variada y constante oferta.

- ¿Cómo es hacer humor en una época donde uno se ríe de si mismo, pero también donde todos se sienten atacados?

- No sé, es difícil, porque hay clima sensible. Hemos pasado por varias cosas difíciles como país, estamos pasando por una crisis. Estoy buscando que La Sole sea un personaje particular que hable de todos sin nombrar a nadie. En Chile, arribistas -en algún momento- somos todos. En la obra uno se encuentra con cosas, hay un juego de rol con el personaje. Tengo la esperanza que, si uno lo hace con el objetivo de contar una historia o hablar de un concepto -como es el arribismo, la soledad o lo que envuelve a este personaje- se puede hacer comedia desde ahí. La obra tiene chistes bastante densos. Hay gente que se ofende y otros que creen que es real, se enojan y putean a La Sole.

Personaje le sirve para satirizar el arribismo nacional

Paloma Larraín viene a su tierra natal de la mano de "La Sole" y funciones agotadas

La actriz y comediante penquista trae su satírico monólogo teatral sobre una mujer de la alta sociedad, para el cual no quedan entradas, a dos y tres meses de subir al escenario del Teatro UdeC.
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En los días del estallido social, la comunicadora audiovisual y actriz penquista Paloma Larraín comenzó a dar vida a "La Sole". Un personaje enfurecido por el ruido de los cacerolazos, dando cuenta de su paranoia y soledad.

Otra inspiración para el personaje, fue el célebre documental "I Love Pinochet" de Marcela Said, donde el fanatismo de algunas mujeres por el dictador llamó poderosamente su atención.

Es así que el próximo 26 de noviembre y 22 de diciembre, Larraín regresa a la zona con el monólogo teatral "La Sole el precio de la alcurnia". Ambas funciones en el Teatro UdeC están con sus entradas agotadas, en un hecho inédito a más de dos meses de las mencionadas fechas.

"La Sole se hizo conocida en redes sociales, por allá por 2019, y este monólogo lo vengo trabajando desde 2020. Creo que las obras nunca se terminan, sólo se abandonan, así que es un trabajo constante en el que uno sigue metiendo mano y reescribiendo con la contingencia", señaló la actriz.

En el caso de la primera fecha, según adelantó, la obra será la misma vista en Santiago durante poco más de un año, pero la de diciembre tendrá cambios por el plebiscito que hay entremedio.

De esencia arribista

Un día su empleada de toda la vida, Norma, la abandona. El mismo día, La Sole tiene que grabar un video para participar de un concurso de cocina. Mientras intenta hacerlo, ocurren sucesos que desarman su realidad, viéndose expuesta a su miedo más grande: no pertenecer a la clase alta.

Es la premisa detrás de la obra que trae de regreso a Larraín a su natal Concepción, con una hora y 20 minutos de duración.

Según la comunicadora, este personaje "siempre estuvo metido un poco en mi guata, porque yo vengo de un ambiente clase media aspiracional en Concepción. Estuve en colegios de monja cuando chica, de los que no son realmente cuicos, pero quieren serlo".

Cuenta que tenía hartas apoderadas y profesoras con características de La Sole. "Por supuesto no tal cual, pero había cositas que yo -como niña- fui absorbiendo. En la vida me ha tocado encontrarme constantemente con este personaje particular chileno que es la señora arribista", ilustró.

Fue en el estallido social y al son de los cacerolazos que decidió exponer a este personaje, el cual ya tenía trabajado en redes sociales. Grabó un video mostrando cómo reaccionaba a este ruido y tuvo gran acogida entre el público.

Una vez egresada de comunicación audiovisual, Larraín emigró a Santiago persiguiendo el sueño de estudiar actuación. De eso han pasado ya más de 10 años, manteniendo siempre familia y amigos en la capital del Biobío. "Tengo lindos recuerdos de Concepción, con su clima particular y muchos eventos culturales, siempre hay grupos grandes de personas tratando de hacer cosas. Sé que está el Teatro Biobío y que se abrirá la carrera de actuación. Es una ciudad con mucho potencial cultural. Me tocó venirme (a Santiago), pues no estaba la carrera. Me alegro que se abran espacios".

Destacó lo que hace Lihuén en comedia con una amplia, variada y constante oferta.

- ¿Cómo es hacer humor en una época donde uno se ríe de si mismo, pero también donde todos se sienten atacados?

- No sé, es difícil, porque hay clima sensible. Hemos pasado por varias cosas difíciles como país, estamos pasando por una crisis. Estoy buscando que La Sole sea un personaje particular que hable de todos sin nombrar a nadie. En Chile, arribistas -en algún momento- somos todos. En la obra uno se encuentra con cosas, hay un juego de rol con el personaje. Tengo la esperanza que, si uno lo hace con el objetivo de contar una historia o hablar de un concepto -como es el arribismo, la soledad o lo que envuelve a este personaje- se puede hacer comedia desde ahí. La obra tiene chistes bastante densos. Hay gente que se ofende y otros que creen que es real, se enojan y putean a La Sole.

Personaje le sirve para satirizar el arribismo nacional

Paloma Larraín viene a su tierra natal de la mano de "La Sole" y funciones agotadas

La actriz y comediante penquista trae su satírico monólogo teatral sobre una mujer de la alta sociedad, para el cual no quedan entradas, a dos y tres meses de subir al escenario del Teatro UdeC.
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En los días del estallido social, la comunicadora audiovisual y actriz penquista Paloma Larraín comenzó a dar vida a "La Sole". Un personaje enfurecido por el ruido de los cacerolazos, dando cuenta de su paranoia y soledad.

Otra inspiración para el personaje, fue el célebre documental "I Love Pinochet" de Marcela Said, donde el fanatismo de algunas mujeres por el dictador llamó poderosamente su atención.

Es así que el próximo 26 de noviembre y 22 de diciembre, Larraín regresa a la zona con el monólogo teatral "La Sole el precio de la alcurnia". Ambas funciones en el Teatro UdeC están con sus entradas agotadas, en un hecho inédito a más de dos meses de las mencionadas fechas.

"La Sole se hizo conocida en redes sociales, por allá por 2019, y este monólogo lo vengo trabajando desde 2020. Creo que las obras nunca se terminan, sólo se abandonan, así que es un trabajo constante en el que uno sigue metiendo mano y reescribiendo con la contingencia", señaló la actriz.

En el caso de la primera fecha, según adelantó, la obra será la misma vista en Santiago durante poco más de un año, pero la de diciembre tendrá cambios por el plebiscito que hay entremedio.

De esencia arribista

Un día su empleada de toda la vida, Norma, la abandona. El mismo día, La Sole tiene que grabar un video para participar de un concurso de cocina. Mientras intenta hacerlo, ocurren sucesos que desarman su realidad, viéndose expuesta a su miedo más grande: no pertenecer a la clase alta.

Es la premisa detrás de la obra que trae de regreso a Larraín a su natal Concepción, con una hora y 20 minutos de duración.

Según la comunicadora, este personaje "siempre estuvo metido un poco en mi guata, porque yo vengo de un ambiente clase media aspiracional en Concepción. Estuve en colegios de monja cuando chica, de los que no son realmente cuicos, pero quieren serlo".

Cuenta que tenía hartas apoderadas y profesoras con características de La Sole. "Por supuesto no tal cual, pero había cositas que yo -como niña- fui absorbiendo. En la vida me ha tocado encontrarme constantemente con este personaje particular chileno que es la señora arribista", ilustró.

Fue en el estallido social y al son de los cacerolazos que decidió exponer a este personaje, el cual ya tenía trabajado en redes sociales. Grabó un video mostrando cómo reaccionaba a este ruido y tuvo gran acogida entre el público.

Una vez egresada de comunicación audiovisual, Larraín emigró a Santiago persiguiendo el sueño de estudiar actuación. De eso han pasado ya más de 10 años, manteniendo siempre familia y amigos en la capital del Biobío. "Tengo lindos recuerdos de Concepción, con su clima particular y muchos eventos culturales, siempre hay grupos grandes de personas tratando de hacer cosas. Sé que está el Teatro Biobío y que se abrirá la carrera de actuación. Es una ciudad con mucho potencial cultural. Me tocó venirme (a Santiago), pues no estaba la carrera. Me alegro que se abran espacios".

Destacó lo que hace Lihuén en comedia con una amplia, variada y constante oferta.

- ¿Cómo es hacer humor en una época donde uno se ríe de si mismo, pero también donde todos se sienten atacados?

- No sé, es difícil, porque hay clima sensible. Hemos pasado por varias cosas difíciles como país, estamos pasando por una crisis. Estoy buscando que La Sole sea un personaje particular que hable de todos sin nombrar a nadie. En Chile, arribistas -en algún momento- somos todos. En la obra uno se encuentra con cosas, hay un juego de rol con el personaje. Tengo la esperanza que, si uno lo hace con el objetivo de contar una historia o hablar de un concepto -como es el arribismo, la soledad o lo que envuelve a este personaje- se puede hacer comedia desde ahí. La obra tiene chistes bastante densos. Hay gente que se ofende y otros que creen que es real, se enojan y putean a La Sole.

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Paloma Larraín viene a su tierra natal de la mano de "La Sole" y funciones agotadas

La actriz y comediante penquista trae su satírico monólogo teatral sobre una mujer de la alta sociedad, para el cual no quedan entradas, a dos y tres meses de subir al escenario del Teatro UdeC.
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En los días del estallido social, la comunicadora audiovisual y actriz penquista Paloma Larraín comenzó a dar vida a "La Sole". Un personaje enfurecido por el ruido de los cacerolazos, dando cuenta de su paranoia y soledad.

Otra inspiración para el personaje, fue el célebre documental "I Love Pinochet" de Marcela Said, donde el fanatismo de algunas mujeres por el dictador llamó poderosamente su atención.

Es así que el próximo 26 de noviembre y 22 de diciembre, Larraín regresa a la zona con el monólogo teatral "La Sole el precio de la alcurnia". Ambas funciones en el Teatro UdeC están con sus entradas agotadas, en un hecho inédito a más de dos meses de las mencionadas fechas.

"La Sole se hizo conocida en redes sociales, por allá por 2019, y este monólogo lo vengo trabajando desde 2020. Creo que las obras nunca se terminan, sólo se abandonan, así que es un trabajo constante en el que uno sigue metiendo mano y reescribiendo con la contingencia", señaló la actriz.

En el caso de la primera fecha, según adelantó, la obra será la misma vista en Santiago durante poco más de un año, pero la de diciembre tendrá cambios por el plebiscito que hay entremedio.

De esencia arribista

Un día su empleada de toda la vida, Norma, la abandona. El mismo día, La Sole tiene que grabar un video para participar de un concurso de cocina. Mientras intenta hacerlo, ocurren sucesos que desarman su realidad, viéndose expuesta a su miedo más grande: no pertenecer a la clase alta.

Es la premisa detrás de la obra que trae de regreso a Larraín a su natal Concepción, con una hora y 20 minutos de duración.

Según la comunicadora, este personaje "siempre estuvo metido un poco en mi guata, porque yo vengo de un ambiente clase media aspiracional en Concepción. Estuve en colegios de monja cuando chica, de los que no son realmente cuicos, pero quieren serlo".

Cuenta que tenía hartas apoderadas y profesoras con características de La Sole. "Por supuesto no tal cual, pero había cositas que yo -como niña- fui absorbiendo. En la vida me ha tocado encontrarme constantemente con este personaje particular chileno que es la señora arribista", ilustró.

Fue en el estallido social y al son de los cacerolazos que decidió exponer a este personaje, el cual ya tenía trabajado en redes sociales. Grabó un video mostrando cómo reaccionaba a este ruido y tuvo gran acogida entre el público.

Una vez egresada de comunicación audiovisual, Larraín emigró a Santiago persiguiendo el sueño de estudiar actuación. De eso han pasado ya más de 10 años, manteniendo siempre familia y amigos en la capital del Biobío. "Tengo lindos recuerdos de Concepción, con su clima particular y muchos eventos culturales, siempre hay grupos grandes de personas tratando de hacer cosas. Sé que está el Teatro Biobío y que se abrirá la carrera de actuación. Es una ciudad con mucho potencial cultural. Me tocó venirme (a Santiago), pues no estaba la carrera. Me alegro que se abran espacios".

Destacó lo que hace Lihuén en comedia con una amplia, variada y constante oferta.

- ¿Cómo es hacer humor en una época donde uno se ríe de si mismo, pero también donde todos se sienten atacados?

- No sé, es difícil, porque hay clima sensible. Hemos pasado por varias cosas difíciles como país, estamos pasando por una crisis. Estoy buscando que La Sole sea un personaje particular que hable de todos sin nombrar a nadie. En Chile, arribistas -en algún momento- somos todos. En la obra uno se encuentra con cosas, hay un juego de rol con el personaje. Tengo la esperanza que, si uno lo hace con el objetivo de contar una historia o hablar de un concepto -como es el arribismo, la soledad o lo que envuelve a este personaje- se puede hacer comedia desde ahí. La obra tiene chistes bastante densos. Hay gente que se ofende y otros que creen que es real, se enojan y putean a La Sole.

Personaje le sirve para satirizar el arribismo nacional

Paloma Larraín viene a su tierra natal de la mano de "La Sole" y funciones agotadas

La actriz y comediante penquista trae su satírico monólogo teatral sobre una mujer de la alta sociedad, para el cual no quedan entradas, a dos y tres meses de subir al escenario del Teatro UdeC.
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En los días del estallido social, la comunicadora audiovisual y actriz penquista Paloma Larraín comenzó a dar vida a "La Sole". Un personaje enfurecido por el ruido de los cacerolazos, dando cuenta de su paranoia y soledad.

Otra inspiración para el personaje, fue el célebre documental "I Love Pinochet" de Marcela Said, donde el fanatismo de algunas mujeres por el dictador llamó poderosamente su atención.

Es así que el próximo 26 de noviembre y 22 de diciembre, Larraín regresa a la zona con el monólogo teatral "La Sole el precio de la alcurnia". Ambas funciones en el Teatro UdeC están con sus entradas agotadas, en un hecho inédito a más de dos meses de las mencionadas fechas.

"La Sole se hizo conocida en redes sociales, por allá por 2019, y este monólogo lo vengo trabajando desde 2020. Creo que las obras nunca se terminan, sólo se abandonan, así que es un trabajo constante en el que uno sigue metiendo mano y reescribiendo con la contingencia", señaló la actriz.

En el caso de la primera fecha, según adelantó, la obra será la misma vista en Santiago durante poco más de un año, pero la de diciembre tendrá cambios por el plebiscito que hay entremedio.

De esencia arribista

Un día su empleada de toda la vida, Norma, la abandona. El mismo día, La Sole tiene que grabar un video para participar de un concurso de cocina. Mientras intenta hacerlo, ocurren sucesos que desarman su realidad, viéndose expuesta a su miedo más grande: no pertenecer a la clase alta.

Es la premisa detrás de la obra que trae de regreso a Larraín a su natal Concepción, con una hora y 20 minutos de duración.

Según la comunicadora, este personaje "siempre estuvo metido un poco en mi guata, porque yo vengo de un ambiente clase media aspiracional en Concepción. Estuve en colegios de monja cuando chica, de los que no son realmente cuicos, pero quieren serlo".

Cuenta que tenía hartas apoderadas y profesoras con características de La Sole. "Por supuesto no tal cual, pero había cositas que yo -como niña- fui absorbiendo. En la vida me ha tocado encontrarme constantemente con este personaje particular chileno que es la señora arribista", ilustró.

Fue en el estallido social y al son de los cacerolazos que decidió exponer a este personaje, el cual ya tenía trabajado en redes sociales. Grabó un video mostrando cómo reaccionaba a este ruido y tuvo gran acogida entre el público.

Una vez egresada de comunicación audiovisual, Larraín emigró a Santiago persiguiendo el sueño de estudiar actuación. De eso han pasado ya más de 10 años, manteniendo siempre familia y amigos en la capital del Biobío. "Tengo lindos recuerdos de Concepción, con su clima particular y muchos eventos culturales, siempre hay grupos grandes de personas tratando de hacer cosas. Sé que está el Teatro Biobío y que se abrirá la carrera de actuación. Es una ciudad con mucho potencial cultural. Me tocó venirme (a Santiago), pues no estaba la carrera. Me alegro que se abran espacios".

Destacó lo que hace Lihuén en comedia con una amplia, variada y constante oferta.

- ¿Cómo es hacer humor en una época donde uno se ríe de si mismo, pero también donde todos se sienten atacados?

- No sé, es difícil, porque hay clima sensible. Hemos pasado por varias cosas difíciles como país, estamos pasando por una crisis. Estoy buscando que La Sole sea un personaje particular que hable de todos sin nombrar a nadie. En Chile, arribistas -en algún momento- somos todos. En la obra uno se encuentra con cosas, hay un juego de rol con el personaje. Tengo la esperanza que, si uno lo hace con el objetivo de contar una historia o hablar de un concepto -como es el arribismo, la soledad o lo que envuelve a este personaje- se puede hacer comedia desde ahí. La obra tiene chistes bastante densos. Hay gente que se ofende y otros que creen que es real, se enojan y putean a La Sole.

Personaje le sirve para satirizar el arribismo nacional

Paloma Larraín viene a su tierra natal de la mano de "La Sole" y funciones agotadas

La actriz y comediante penquista trae su satírico monólogo teatral sobre una mujer de la alta sociedad, para el cual no quedan entradas, a dos y tres meses de subir al escenario del Teatro UdeC.
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En los días del estallido social, la comunicadora audiovisual y actriz penquista Paloma Larraín comenzó a dar vida a "La Sole". Un personaje enfurecido por el ruido de los cacerolazos, dando cuenta de su paranoia y soledad.

Otra inspiración para el personaje, fue el célebre documental "I Love Pinochet" de Marcela Said, donde el fanatismo de algunas mujeres por el dictador llamó poderosamente su atención.

Es así que el próximo 26 de noviembre y 22 de diciembre, Larraín regresa a la zona con el monólogo teatral "La Sole el precio de la alcurnia". Ambas funciones en el Teatro UdeC están con sus entradas agotadas, en un hecho inédito a más de dos meses de las mencionadas fechas.

"La Sole se hizo conocida en redes sociales, por allá por 2019, y este monólogo lo vengo trabajando desde 2020. Creo que las obras nunca se terminan, sólo se abandonan, así que es un trabajo constante en el que uno sigue metiendo mano y reescribiendo con la contingencia", señaló la actriz.

En el caso de la primera fecha, según adelantó, la obra será la misma vista en Santiago durante poco más de un año, pero la de diciembre tendrá cambios por el plebiscito que hay entremedio.

De esencia arribista

Un día su empleada de toda la vida, Norma, la abandona. El mismo día, La Sole tiene que grabar un video para participar de un concurso de cocina. Mientras intenta hacerlo, ocurren sucesos que desarman su realidad, viéndose expuesta a su miedo más grande: no pertenecer a la clase alta.

Es la premisa detrás de la obra que trae de regreso a Larraín a su natal Concepción, con una hora y 20 minutos de duración.

Según la comunicadora, este personaje "siempre estuvo metido un poco en mi guata, porque yo vengo de un ambiente clase media aspiracional en Concepción. Estuve en colegios de monja cuando chica, de los que no son realmente cuicos, pero quieren serlo".

Cuenta que tenía hartas apoderadas y profesoras con características de La Sole. "Por supuesto no tal cual, pero había cositas que yo -como niña- fui absorbiendo. En la vida me ha tocado encontrarme constantemente con este personaje particular chileno que es la señora arribista", ilustró.

Fue en el estallido social y al son de los cacerolazos que decidió exponer a este personaje, el cual ya tenía trabajado en redes sociales. Grabó un video mostrando cómo reaccionaba a este ruido y tuvo gran acogida entre el público.

Una vez egresada de comunicación audiovisual, Larraín emigró a Santiago persiguiendo el sueño de estudiar actuación. De eso han pasado ya más de 10 años, manteniendo siempre familia y amigos en la capital del Biobío. "Tengo lindos recuerdos de Concepción, con su clima particular y muchos eventos culturales, siempre hay grupos grandes de personas tratando de hacer cosas. Sé que está el Teatro Biobío y que se abrirá la carrera de actuación. Es una ciudad con mucho potencial cultural. Me tocó venirme (a Santiago), pues no estaba la carrera. Me alegro que se abran espacios".

Destacó lo que hace Lihuén en comedia con una amplia, variada y constante oferta.

- ¿Cómo es hacer humor en una época donde uno se ríe de si mismo, pero también donde todos se sienten atacados?

- No sé, es difícil, porque hay clima sensible. Hemos pasado por varias cosas difíciles como país, estamos pasando por una crisis. Estoy buscando que La Sole sea un personaje particular que hable de todos sin nombrar a nadie. En Chile, arribistas -en algún momento- somos todos. En la obra uno se encuentra con cosas, hay un juego de rol con el personaje. Tengo la esperanza que, si uno lo hace con el objetivo de contar una historia o hablar de un concepto -como es el arribismo, la soledad o lo que envuelve a este personaje- se puede hacer comedia desde ahí. La obra tiene chistes bastante densos. Hay gente que se ofende y otros que creen que es real, se enojan y putean a La Sole.

Cumplió seis años de condena por narcotráfico

Karina Sánchez, de una cárcel en Chile al Festival de Venecia: "Las reclusas no somos salvajes"

Exreclusa protagoniza "Malqueridas", que compite en una sección paralela.
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Karina Sánchez pasó seis años en la cárcel por narcotráfico, separada de sus dos hijos, pero su vida dio un giro inesperado al llegar al Festival de Venecia como protagonista de un documental sobre la maternidad entre rejas de título premonitorio, "Malqueridas": "Quiero representar a las que siguen dentro. No somos salvajes", sostiene.

"Siento orgullo y emoción. Quiero representar a todas las mujeres que están dentro. Muchas perdieron hijos en su etapa en la cárcel o no estuvieron para apoyarlos en momentos cruciales", confiesa a Efe.

"Malqueridas", de la realizadora chilena Tana Gilbert y en competencia en la Semana Internacional de la Crítica, es una historia de mujeres y madres presas en nuestro país rodada exclusivamente con fotos y videos que ellas mismas tomaron con sus teléfonos, en teoría prohibidos por las autoridades.

Son imágenes de un alto valor documental y, por qué no, artístico, que sirven para mostrar la cotidianidad de estas mujeres, muchas separadas de sus hijos cuando cumplen dos años.

Karina, 37 años, grande y con brazos llenos de tatuajes, nunca dio una entrevista antes.

La protagonista de estas "Malqueridas" se separó muy pronto de su familia y con 16 años ya vivía sola. Dos años antes había tenido a su primogénito, Fabián, y una década después llegó Benjamín: "Yo era una mamá presente", jura.

Sin embargo, cuenta que la necesidad de sacar adelante a sus hijos la llevó al narcotráfico y en 2015 a prisión, separándola de ellos. El primero tenía 13 años y el pequeño tres.

La primera condena fue de ocho años y llegó a la Cárcel de San Joaquín, para después pasar al Centro Femenino de Santiago y finalmente a un centro "semiabierto" por beneficios penitenciarios.

Karina no olvida cuando la separaron de sus dos niños, con los que dormía cada noche: "Fue como si me los sacaran de las entrañas", confiesa. Aunque su testimonio genera una pregunta inmediata: ¿No previste esto al entrar al narcotráfico?

"Yo luché harto contra todo eso, traté de trabajar, pero con 14 años era difícil. Trabajé en las ferias, vendí ropa casa por casa, hice aseos, lavé zapatillas, pero no me alcanzaba porque un hijo usa pañales, leche", lamenta.

Entonces, el centro de reclusión se convirtió en un hogar que ella y otras retratan en este documental.

"Al principio sientes miedo (...) Llegas a un lugar lúgubre donde no hay luz, los colchones no tienen forro, no hay donde comer. Las mismas chiquillas que viven ahí te prestan una fuente donde comen cuatro o cinco mujeres", reconoce.

La libertad

Pero como todo purgatorio tiene su fin, salió de prisión y la fecha de aquel día sale disparada de su boca: el 7 de octubre de 2021 volvía a ser una mujer libre.

Regresaba con sus dos hijos a la calle y vuelta a empezar, porque si alguna vez tuvo algo, dice que "lo perdí el tiempo que estuve adentro".

Ya en la calle, empezó a trabajar haciendo inventarios de noche en un negocio -"soy buena con los números"-, pero fue despedida cuando sus jefes descubrieron sus antecedentes.

En cualquier caso ahora está "contenta" y tiene pareja. "No he encontrado trabajo pero voy a inventármelo. Estoy vendiendo afuera de mi casa anticuchos y choripán". ¿Están ricos? "Súper", suelta, riéndose.

Karina ya había volado antes para visitar al padre de Benjamín, preso en Brasil, pero ahora tomó nuevamente el avión para plantarse en uno de los festivales más importantes del planeta: la Mostra.

Lo hace porque se sumará a "todo lo que pueda mostrar" la realidad de las cárceles chilenas y por eso espera representar a las miles de reclusas del país que son madres.

Desde Venecia, Karina reclama que falta educación en las zonas pobres: "No te dan las herramientas para desenvolverte a la sociedad normal", dice y también pide empatía con los errores de esas mujeres: "Hay programas en Chile que se meten en la cárcel y nos muestran como salvajes, maleducadas y groseras y no es así".

"Hay muchas que se educan, que terminan sus estudios, que optan a un estudio más profesional, que siguen apoyando a sus hijos desde dentro. No somos salvajes, somos personas", insiste.

Cumplió seis años de condena por narcotráfico

Karina Sánchez, de una cárcel en Chile al Festival de Venecia: "Las reclusas no somos salvajes"

Exreclusa protagoniza "Malqueridas", que compite en una sección paralela.
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Karina Sánchez pasó seis años en la cárcel por narcotráfico, separada de sus dos hijos, pero su vida dio un giro inesperado al llegar al Festival de Venecia como protagonista de un documental sobre la maternidad entre rejas de título premonitorio, "Malqueridas": "Quiero representar a las que siguen dentro. No somos salvajes", sostiene.

"Siento orgullo y emoción. Quiero representar a todas las mujeres que están dentro. Muchas perdieron hijos en su etapa en la cárcel o no estuvieron para apoyarlos en momentos cruciales", confiesa a Efe.

"Malqueridas", de la realizadora chilena Tana Gilbert y en competencia en la Semana Internacional de la Crítica, es una historia de mujeres y madres presas en nuestro país rodada exclusivamente con fotos y videos que ellas mismas tomaron con sus teléfonos, en teoría prohibidos por las autoridades.

Son imágenes de un alto valor documental y, por qué no, artístico, que sirven para mostrar la cotidianidad de estas mujeres, muchas separadas de sus hijos cuando cumplen dos años.

Karina, 37 años, grande y con brazos llenos de tatuajes, nunca dio una entrevista antes.

La protagonista de estas "Malqueridas" se separó muy pronto de su familia y con 16 años ya vivía sola. Dos años antes había tenido a su primogénito, Fabián, y una década después llegó Benjamín: "Yo era una mamá presente", jura.

Sin embargo, cuenta que la necesidad de sacar adelante a sus hijos la llevó al narcotráfico y en 2015 a prisión, separándola de ellos. El primero tenía 13 años y el pequeño tres.

La primera condena fue de ocho años y llegó a la Cárcel de San Joaquín, para después pasar al Centro Femenino de Santiago y finalmente a un centro "semiabierto" por beneficios penitenciarios.

Karina no olvida cuando la separaron de sus dos niños, con los que dormía cada noche: "Fue como si me los sacaran de las entrañas", confiesa. Aunque su testimonio genera una pregunta inmediata: ¿No previste esto al entrar al narcotráfico?

"Yo luché harto contra todo eso, traté de trabajar, pero con 14 años era difícil. Trabajé en las ferias, vendí ropa casa por casa, hice aseos, lavé zapatillas, pero no me alcanzaba porque un hijo usa pañales, leche", lamenta.

Entonces, el centro de reclusión se convirtió en un hogar que ella y otras retratan en este documental.

"Al principio sientes miedo (...) Llegas a un lugar lúgubre donde no hay luz, los colchones no tienen forro, no hay donde comer. Las mismas chiquillas que viven ahí te prestan una fuente donde comen cuatro o cinco mujeres", reconoce.

La libertad

Pero como todo purgatorio tiene su fin, salió de prisión y la fecha de aquel día sale disparada de su boca: el 7 de octubre de 2021 volvía a ser una mujer libre.

Regresaba con sus dos hijos a la calle y vuelta a empezar, porque si alguna vez tuvo algo, dice que "lo perdí el tiempo que estuve adentro".

Ya en la calle, empezó a trabajar haciendo inventarios de noche en un negocio -"soy buena con los números"-, pero fue despedida cuando sus jefes descubrieron sus antecedentes.

En cualquier caso ahora está "contenta" y tiene pareja. "No he encontrado trabajo pero voy a inventármelo. Estoy vendiendo afuera de mi casa anticuchos y choripán". ¿Están ricos? "Súper", suelta, riéndose.

Karina ya había volado antes para visitar al padre de Benjamín, preso en Brasil, pero ahora tomó nuevamente el avión para plantarse en uno de los festivales más importantes del planeta: la Mostra.

Lo hace porque se sumará a "todo lo que pueda mostrar" la realidad de las cárceles chilenas y por eso espera representar a las miles de reclusas del país que son madres.

Desde Venecia, Karina reclama que falta educación en las zonas pobres: "No te dan las herramientas para desenvolverte a la sociedad normal", dice y también pide empatía con los errores de esas mujeres: "Hay programas en Chile que se meten en la cárcel y nos muestran como salvajes, maleducadas y groseras y no es así".

"Hay muchas que se educan, que terminan sus estudios, que optan a un estudio más profesional, que siguen apoyando a sus hijos desde dentro. No somos salvajes, somos personas", insiste.

Cumplió seis años de condena por narcotráfico

Karina Sánchez, de una cárcel en Chile al Festival de Venecia: "Las reclusas no somos salvajes"

Exreclusa protagoniza "Malqueridas", que compite en una sección paralela.
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Karina Sánchez pasó seis años en la cárcel por narcotráfico, separada de sus dos hijos, pero su vida dio un giro inesperado al llegar al Festival de Venecia como protagonista de un documental sobre la maternidad entre rejas de título premonitorio, "Malqueridas": "Quiero representar a las que siguen dentro. No somos salvajes", sostiene.

"Siento orgullo y emoción. Quiero representar a todas las mujeres que están dentro. Muchas perdieron hijos en su etapa en la cárcel o no estuvieron para apoyarlos en momentos cruciales", confiesa a Efe.

"Malqueridas", de la realizadora chilena Tana Gilbert y en competencia en la Semana Internacional de la Crítica, es una historia de mujeres y madres presas en nuestro país rodada exclusivamente con fotos y videos que ellas mismas tomaron con sus teléfonos, en teoría prohibidos por las autoridades.

Son imágenes de un alto valor documental y, por qué no, artístico, que sirven para mostrar la cotidianidad de estas mujeres, muchas separadas de sus hijos cuando cumplen dos años.

Karina, 37 años, grande y con brazos llenos de tatuajes, nunca dio una entrevista antes.

La protagonista de estas "Malqueridas" se separó muy pronto de su familia y con 16 años ya vivía sola. Dos años antes había tenido a su primogénito, Fabián, y una década después llegó Benjamín: "Yo era una mamá presente", jura.

Sin embargo, cuenta que la necesidad de sacar adelante a sus hijos la llevó al narcotráfico y en 2015 a prisión, separándola de ellos. El primero tenía 13 años y el pequeño tres.

La primera condena fue de ocho años y llegó a la Cárcel de San Joaquín, para después pasar al Centro Femenino de Santiago y finalmente a un centro "semiabierto" por beneficios penitenciarios.

Karina no olvida cuando la separaron de sus dos niños, con los que dormía cada noche: "Fue como si me los sacaran de las entrañas", confiesa. Aunque su testimonio genera una pregunta inmediata: ¿No previste esto al entrar al narcotráfico?

"Yo luché harto contra todo eso, traté de trabajar, pero con 14 años era difícil. Trabajé en las ferias, vendí ropa casa por casa, hice aseos, lavé zapatillas, pero no me alcanzaba porque un hijo usa pañales, leche", lamenta.

Entonces, el centro de reclusión se convirtió en un hogar que ella y otras retratan en este documental.

"Al principio sientes miedo (...) Llegas a un lugar lúgubre donde no hay luz, los colchones no tienen forro, no hay donde comer. Las mismas chiquillas que viven ahí te prestan una fuente donde comen cuatro o cinco mujeres", reconoce.

La libertad

Pero como todo purgatorio tiene su fin, salió de prisión y la fecha de aquel día sale disparada de su boca: el 7 de octubre de 2021 volvía a ser una mujer libre.

Regresaba con sus dos hijos a la calle y vuelta a empezar, porque si alguna vez tuvo algo, dice que "lo perdí el tiempo que estuve adentro".

Ya en la calle, empezó a trabajar haciendo inventarios de noche en un negocio -"soy buena con los números"-, pero fue despedida cuando sus jefes descubrieron sus antecedentes.

En cualquier caso ahora está "contenta" y tiene pareja. "No he encontrado trabajo pero voy a inventármelo. Estoy vendiendo afuera de mi casa anticuchos y choripán". ¿Están ricos? "Súper", suelta, riéndose.

Karina ya había volado antes para visitar al padre de Benjamín, preso en Brasil, pero ahora tomó nuevamente el avión para plantarse en uno de los festivales más importantes del planeta: la Mostra.

Lo hace porque se sumará a "todo lo que pueda mostrar" la realidad de las cárceles chilenas y por eso espera representar a las miles de reclusas del país que son madres.

Desde Venecia, Karina reclama que falta educación en las zonas pobres: "No te dan las herramientas para desenvolverte a la sociedad normal", dice y también pide empatía con los errores de esas mujeres: "Hay programas en Chile que se meten en la cárcel y nos muestran como salvajes, maleducadas y groseras y no es así".

"Hay muchas que se educan, que terminan sus estudios, que optan a un estudio más profesional, que siguen apoyando a sus hijos desde dentro. No somos salvajes, somos personas", insiste.

Cumplió seis años de condena por narcotráfico

Karina Sánchez, de una cárcel en Chile al Festival de Venecia: "Las reclusas no somos salvajes"

Exreclusa protagoniza "Malqueridas", que compite en una sección paralela.
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Karina Sánchez pasó seis años en la cárcel por narcotráfico, separada de sus dos hijos, pero su vida dio un giro inesperado al llegar al Festival de Venecia como protagonista de un documental sobre la maternidad entre rejas de título premonitorio, "Malqueridas": "Quiero representar a las que siguen dentro. No somos salvajes", sostiene.

"Siento orgullo y emoción. Quiero representar a todas las mujeres que están dentro. Muchas perdieron hijos en su etapa en la cárcel o no estuvieron para apoyarlos en momentos cruciales", confiesa a Efe.

"Malqueridas", de la realizadora chilena Tana Gilbert y en competencia en la Semana Internacional de la Crítica, es una historia de mujeres y madres presas en nuestro país rodada exclusivamente con fotos y videos que ellas mismas tomaron con sus teléfonos, en teoría prohibidos por las autoridades.

Son imágenes de un alto valor documental y, por qué no, artístico, que sirven para mostrar la cotidianidad de estas mujeres, muchas separadas de sus hijos cuando cumplen dos años.

Karina, 37 años, grande y con brazos llenos de tatuajes, nunca dio una entrevista antes.

La protagonista de estas "Malqueridas" se separó muy pronto de su familia y con 16 años ya vivía sola. Dos años antes había tenido a su primogénito, Fabián, y una década después llegó Benjamín: "Yo era una mamá presente", jura.

Sin embargo, cuenta que la necesidad de sacar adelante a sus hijos la llevó al narcotráfico y en 2015 a prisión, separándola de ellos. El primero tenía 13 años y el pequeño tres.

La primera condena fue de ocho años y llegó a la Cárcel de San Joaquín, para después pasar al Centro Femenino de Santiago y finalmente a un centro "semiabierto" por beneficios penitenciarios.

Karina no olvida cuando la separaron de sus dos niños, con los que dormía cada noche: "Fue como si me los sacaran de las entrañas", confiesa. Aunque su testimonio genera una pregunta inmediata: ¿No previste esto al entrar al narcotráfico?

"Yo luché harto contra todo eso, traté de trabajar, pero con 14 años era difícil. Trabajé en las ferias, vendí ropa casa por casa, hice aseos, lavé zapatillas, pero no me alcanzaba porque un hijo usa pañales, leche", lamenta.

Entonces, el centro de reclusión se convirtió en un hogar que ella y otras retratan en este documental.

"Al principio sientes miedo (...) Llegas a un lugar lúgubre donde no hay luz, los colchones no tienen forro, no hay donde comer. Las mismas chiquillas que viven ahí te prestan una fuente donde comen cuatro o cinco mujeres", reconoce.

La libertad

Pero como todo purgatorio tiene su fin, salió de prisión y la fecha de aquel día sale disparada de su boca: el 7 de octubre de 2021 volvía a ser una mujer libre.

Regresaba con sus dos hijos a la calle y vuelta a empezar, porque si alguna vez tuvo algo, dice que "lo perdí el tiempo que estuve adentro".

Ya en la calle, empezó a trabajar haciendo inventarios de noche en un negocio -"soy buena con los números"-, pero fue despedida cuando sus jefes descubrieron sus antecedentes.

En cualquier caso ahora está "contenta" y tiene pareja. "No he encontrado trabajo pero voy a inventármelo. Estoy vendiendo afuera de mi casa anticuchos y choripán". ¿Están ricos? "Súper", suelta, riéndose.

Karina ya había volado antes para visitar al padre de Benjamín, preso en Brasil, pero ahora tomó nuevamente el avión para plantarse en uno de los festivales más importantes del planeta: la Mostra.

Lo hace porque se sumará a "todo lo que pueda mostrar" la realidad de las cárceles chilenas y por eso espera representar a las miles de reclusas del país que son madres.

Desde Venecia, Karina reclama que falta educación en las zonas pobres: "No te dan las herramientas para desenvolverte a la sociedad normal", dice y también pide empatía con los errores de esas mujeres: "Hay programas en Chile que se meten en la cárcel y nos muestran como salvajes, maleducadas y groseras y no es así".

"Hay muchas que se educan, que terminan sus estudios, que optan a un estudio más profesional, que siguen apoyando a sus hijos desde dentro. No somos salvajes, somos personas", insiste.

Cumplió seis años de condena por narcotráfico

Karina Sánchez, de una cárcel en Chile al Festival de Venecia: "Las reclusas no somos salvajes"

Exreclusa protagoniza "Malqueridas", que compite en una sección paralela.
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Karina Sánchez pasó seis años en la cárcel por narcotráfico, separada de sus dos hijos, pero su vida dio un giro inesperado al llegar al Festival de Venecia como protagonista de un documental sobre la maternidad entre rejas de título premonitorio, "Malqueridas": "Quiero representar a las que siguen dentro. No somos salvajes", sostiene.

"Siento orgullo y emoción. Quiero representar a todas las mujeres que están dentro. Muchas perdieron hijos en su etapa en la cárcel o no estuvieron para apoyarlos en momentos cruciales", confiesa a Efe.

"Malqueridas", de la realizadora chilena Tana Gilbert y en competencia en la Semana Internacional de la Crítica, es una historia de mujeres y madres presas en nuestro país rodada exclusivamente con fotos y videos que ellas mismas tomaron con sus teléfonos, en teoría prohibidos por las autoridades.

Son imágenes de un alto valor documental y, por qué no, artístico, que sirven para mostrar la cotidianidad de estas mujeres, muchas separadas de sus hijos cuando cumplen dos años.

Karina, 37 años, grande y con brazos llenos de tatuajes, nunca dio una entrevista antes.

La protagonista de estas "Malqueridas" se separó muy pronto de su familia y con 16 años ya vivía sola. Dos años antes había tenido a su primogénito, Fabián, y una década después llegó Benjamín: "Yo era una mamá presente", jura.

Sin embargo, cuenta que la necesidad de sacar adelante a sus hijos la llevó al narcotráfico y en 2015 a prisión, separándola de ellos. El primero tenía 13 años y el pequeño tres.

La primera condena fue de ocho años y llegó a la Cárcel de San Joaquín, para después pasar al Centro Femenino de Santiago y finalmente a un centro "semiabierto" por beneficios penitenciarios.

Karina no olvida cuando la separaron de sus dos niños, con los que dormía cada noche: "Fue como si me los sacaran de las entrañas", confiesa. Aunque su testimonio genera una pregunta inmediata: ¿No previste esto al entrar al narcotráfico?

"Yo luché harto contra todo eso, traté de trabajar, pero con 14 años era difícil. Trabajé en las ferias, vendí ropa casa por casa, hice aseos, lavé zapatillas, pero no me alcanzaba porque un hijo usa pañales, leche", lamenta.

Entonces, el centro de reclusión se convirtió en un hogar que ella y otras retratan en este documental.

"Al principio sientes miedo (...) Llegas a un lugar lúgubre donde no hay luz, los colchones no tienen forro, no hay donde comer. Las mismas chiquillas que viven ahí te prestan una fuente donde comen cuatro o cinco mujeres", reconoce.

La libertad

Pero como todo purgatorio tiene su fin, salió de prisión y la fecha de aquel día sale disparada de su boca: el 7 de octubre de 2021 volvía a ser una mujer libre.

Regresaba con sus dos hijos a la calle y vuelta a empezar, porque si alguna vez tuvo algo, dice que "lo perdí el tiempo que estuve adentro".

Ya en la calle, empezó a trabajar haciendo inventarios de noche en un negocio -"soy buena con los números"-, pero fue despedida cuando sus jefes descubrieron sus antecedentes.

En cualquier caso ahora está "contenta" y tiene pareja. "No he encontrado trabajo pero voy a inventármelo. Estoy vendiendo afuera de mi casa anticuchos y choripán". ¿Están ricos? "Súper", suelta, riéndose.

Karina ya había volado antes para visitar al padre de Benjamín, preso en Brasil, pero ahora tomó nuevamente el avión para plantarse en uno de los festivales más importantes del planeta: la Mostra.

Lo hace porque se sumará a "todo lo que pueda mostrar" la realidad de las cárceles chilenas y por eso espera representar a las miles de reclusas del país que son madres.

Desde Venecia, Karina reclama que falta educación en las zonas pobres: "No te dan las herramientas para desenvolverte a la sociedad normal", dice y también pide empatía con los errores de esas mujeres: "Hay programas en Chile que se meten en la cárcel y nos muestran como salvajes, maleducadas y groseras y no es así".

"Hay muchas que se educan, que terminan sus estudios, que optan a un estudio más profesional, que siguen apoyando a sus hijos desde dentro. No somos salvajes, somos personas", insiste.

Cumplió seis años de condena por narcotráfico

Karina Sánchez, de una cárcel en Chile al Festival de Venecia: "Las reclusas no somos salvajes"

Exreclusa protagoniza "Malqueridas", que compite en una sección paralela.
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Karina Sánchez pasó seis años en la cárcel por narcotráfico, separada de sus dos hijos, pero su vida dio un giro inesperado al llegar al Festival de Venecia como protagonista de un documental sobre la maternidad entre rejas de título premonitorio, "Malqueridas": "Quiero representar a las que siguen dentro. No somos salvajes", sostiene.

"Siento orgullo y emoción. Quiero representar a todas las mujeres que están dentro. Muchas perdieron hijos en su etapa en la cárcel o no estuvieron para apoyarlos en momentos cruciales", confiesa a Efe.

"Malqueridas", de la realizadora chilena Tana Gilbert y en competencia en la Semana Internacional de la Crítica, es una historia de mujeres y madres presas en nuestro país rodada exclusivamente con fotos y videos que ellas mismas tomaron con sus teléfonos, en teoría prohibidos por las autoridades.

Son imágenes de un alto valor documental y, por qué no, artístico, que sirven para mostrar la cotidianidad de estas mujeres, muchas separadas de sus hijos cuando cumplen dos años.

Karina, 37 años, grande y con brazos llenos de tatuajes, nunca dio una entrevista antes.

La protagonista de estas "Malqueridas" se separó muy pronto de su familia y con 16 años ya vivía sola. Dos años antes había tenido a su primogénito, Fabián, y una década después llegó Benjamín: "Yo era una mamá presente", jura.

Sin embargo, cuenta que la necesidad de sacar adelante a sus hijos la llevó al narcotráfico y en 2015 a prisión, separándola de ellos. El primero tenía 13 años y el pequeño tres.

La primera condena fue de ocho años y llegó a la Cárcel de San Joaquín, para después pasar al Centro Femenino de Santiago y finalmente a un centro "semiabierto" por beneficios penitenciarios.

Karina no olvida cuando la separaron de sus dos niños, con los que dormía cada noche: "Fue como si me los sacaran de las entrañas", confiesa. Aunque su testimonio genera una pregunta inmediata: ¿No previste esto al entrar al narcotráfico?

"Yo luché harto contra todo eso, traté de trabajar, pero con 14 años era difícil. Trabajé en las ferias, vendí ropa casa por casa, hice aseos, lavé zapatillas, pero no me alcanzaba porque un hijo usa pañales, leche", lamenta.

Entonces, el centro de reclusión se convirtió en un hogar que ella y otras retratan en este documental.

"Al principio sientes miedo (...) Llegas a un lugar lúgubre donde no hay luz, los colchones no tienen forro, no hay donde comer. Las mismas chiquillas que viven ahí te prestan una fuente donde comen cuatro o cinco mujeres", reconoce.

La libertad

Pero como todo purgatorio tiene su fin, salió de prisión y la fecha de aquel día sale disparada de su boca: el 7 de octubre de 2021 volvía a ser una mujer libre.

Regresaba con sus dos hijos a la calle y vuelta a empezar, porque si alguna vez tuvo algo, dice que "lo perdí el tiempo que estuve adentro".

Ya en la calle, empezó a trabajar haciendo inventarios de noche en un negocio -"soy buena con los números"-, pero fue despedida cuando sus jefes descubrieron sus antecedentes.

En cualquier caso ahora está "contenta" y tiene pareja. "No he encontrado trabajo pero voy a inventármelo. Estoy vendiendo afuera de mi casa anticuchos y choripán". ¿Están ricos? "Súper", suelta, riéndose.

Karina ya había volado antes para visitar al padre de Benjamín, preso en Brasil, pero ahora tomó nuevamente el avión para plantarse en uno de los festivales más importantes del planeta: la Mostra.

Lo hace porque se sumará a "todo lo que pueda mostrar" la realidad de las cárceles chilenas y por eso espera representar a las miles de reclusas del país que son madres.

Desde Venecia, Karina reclama que falta educación en las zonas pobres: "No te dan las herramientas para desenvolverte a la sociedad normal", dice y también pide empatía con los errores de esas mujeres: "Hay programas en Chile que se meten en la cárcel y nos muestran como salvajes, maleducadas y groseras y no es así".

"Hay muchas que se educan, que terminan sus estudios, que optan a un estudio más profesional, que siguen apoyando a sus hijos desde dentro. No somos salvajes, somos personas", insiste.

Cumplió seis años de condena por narcotráfico

Karina Sánchez, de una cárcel en Chile al Festival de Venecia: "Las reclusas no somos salvajes"

Exreclusa protagoniza "Malqueridas", que compite en una sección paralela.
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Karina Sánchez pasó seis años en la cárcel por narcotráfico, separada de sus dos hijos, pero su vida dio un giro inesperado al llegar al Festival de Venecia como protagonista de un documental sobre la maternidad entre rejas de título premonitorio, "Malqueridas": "Quiero representar a las que siguen dentro. No somos salvajes", sostiene.

"Siento orgullo y emoción. Quiero representar a todas las mujeres que están dentro. Muchas perdieron hijos en su etapa en la cárcel o no estuvieron para apoyarlos en momentos cruciales", confiesa a Efe.

"Malqueridas", de la realizadora chilena Tana Gilbert y en competencia en la Semana Internacional de la Crítica, es una historia de mujeres y madres presas en nuestro país rodada exclusivamente con fotos y videos que ellas mismas tomaron con sus teléfonos, en teoría prohibidos por las autoridades.

Son imágenes de un alto valor documental y, por qué no, artístico, que sirven para mostrar la cotidianidad de estas mujeres, muchas separadas de sus hijos cuando cumplen dos años.

Karina, 37 años, grande y con brazos llenos de tatuajes, nunca dio una entrevista antes.

La protagonista de estas "Malqueridas" se separó muy pronto de su familia y con 16 años ya vivía sola. Dos años antes había tenido a su primogénito, Fabián, y una década después llegó Benjamín: "Yo era una mamá presente", jura.

Sin embargo, cuenta que la necesidad de sacar adelante a sus hijos la llevó al narcotráfico y en 2015 a prisión, separándola de ellos. El primero tenía 13 años y el pequeño tres.

La primera condena fue de ocho años y llegó a la Cárcel de San Joaquín, para después pasar al Centro Femenino de Santiago y finalmente a un centro "semiabierto" por beneficios penitenciarios.

Karina no olvida cuando la separaron de sus dos niños, con los que dormía cada noche: "Fue como si me los sacaran de las entrañas", confiesa. Aunque su testimonio genera una pregunta inmediata: ¿No previste esto al entrar al narcotráfico?

"Yo luché harto contra todo eso, traté de trabajar, pero con 14 años era difícil. Trabajé en las ferias, vendí ropa casa por casa, hice aseos, lavé zapatillas, pero no me alcanzaba porque un hijo usa pañales, leche", lamenta.

Entonces, el centro de reclusión se convirtió en un hogar que ella y otras retratan en este documental.

"Al principio sientes miedo (...) Llegas a un lugar lúgubre donde no hay luz, los colchones no tienen forro, no hay donde comer. Las mismas chiquillas que viven ahí te prestan una fuente donde comen cuatro o cinco mujeres", reconoce.

La libertad

Pero como todo purgatorio tiene su fin, salió de prisión y la fecha de aquel día sale disparada de su boca: el 7 de octubre de 2021 volvía a ser una mujer libre.

Regresaba con sus dos hijos a la calle y vuelta a empezar, porque si alguna vez tuvo algo, dice que "lo perdí el tiempo que estuve adentro".

Ya en la calle, empezó a trabajar haciendo inventarios de noche en un negocio -"soy buena con los números"-, pero fue despedida cuando sus jefes descubrieron sus antecedentes.

En cualquier caso ahora está "contenta" y tiene pareja. "No he encontrado trabajo pero voy a inventármelo. Estoy vendiendo afuera de mi casa anticuchos y choripán". ¿Están ricos? "Súper", suelta, riéndose.

Karina ya había volado antes para visitar al padre de Benjamín, preso en Brasil, pero ahora tomó nuevamente el avión para plantarse en uno de los festivales más importantes del planeta: la Mostra.

Lo hace porque se sumará a "todo lo que pueda mostrar" la realidad de las cárceles chilenas y por eso espera representar a las miles de reclusas del país que son madres.

Desde Venecia, Karina reclama que falta educación en las zonas pobres: "No te dan las herramientas para desenvolverte a la sociedad normal", dice y también pide empatía con los errores de esas mujeres: "Hay programas en Chile que se meten en la cárcel y nos muestran como salvajes, maleducadas y groseras y no es así".

"Hay muchas que se educan, que terminan sus estudios, que optan a un estudio más profesional, que siguen apoyando a sus hijos desde dentro. No somos salvajes, somos personas", insiste.

Cumplió seis años de condena por narcotráfico

Karina Sánchez, de una cárcel en Chile al Festival de Venecia: "Las reclusas no somos salvajes"

Exreclusa protagoniza "Malqueridas", que compite en una sección paralela.
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Karina Sánchez pasó seis años en la cárcel por narcotráfico, separada de sus dos hijos, pero su vida dio un giro inesperado al llegar al Festival de Venecia como protagonista de un documental sobre la maternidad entre rejas de título premonitorio, "Malqueridas": "Quiero representar a las que siguen dentro. No somos salvajes", sostiene.

"Siento orgullo y emoción. Quiero representar a todas las mujeres que están dentro. Muchas perdieron hijos en su etapa en la cárcel o no estuvieron para apoyarlos en momentos cruciales", confiesa a Efe.

"Malqueridas", de la realizadora chilena Tana Gilbert y en competencia en la Semana Internacional de la Crítica, es una historia de mujeres y madres presas en nuestro país rodada exclusivamente con fotos y videos que ellas mismas tomaron con sus teléfonos, en teoría prohibidos por las autoridades.

Son imágenes de un alto valor documental y, por qué no, artístico, que sirven para mostrar la cotidianidad de estas mujeres, muchas separadas de sus hijos cuando cumplen dos años.

Karina, 37 años, grande y con brazos llenos de tatuajes, nunca dio una entrevista antes.

La protagonista de estas "Malqueridas" se separó muy pronto de su familia y con 16 años ya vivía sola. Dos años antes había tenido a su primogénito, Fabián, y una década después llegó Benjamín: "Yo era una mamá presente", jura.

Sin embargo, cuenta que la necesidad de sacar adelante a sus hijos la llevó al narcotráfico y en 2015 a prisión, separándola de ellos. El primero tenía 13 años y el pequeño tres.

La primera condena fue de ocho años y llegó a la Cárcel de San Joaquín, para después pasar al Centro Femenino de Santiago y finalmente a un centro "semiabierto" por beneficios penitenciarios.

Karina no olvida cuando la separaron de sus dos niños, con los que dormía cada noche: "Fue como si me los sacaran de las entrañas", confiesa. Aunque su testimonio genera una pregunta inmediata: ¿No previste esto al entrar al narcotráfico?

"Yo luché harto contra todo eso, traté de trabajar, pero con 14 años era difícil. Trabajé en las ferias, vendí ropa casa por casa, hice aseos, lavé zapatillas, pero no me alcanzaba porque un hijo usa pañales, leche", lamenta.

Entonces, el centro de reclusión se convirtió en un hogar que ella y otras retratan en este documental.

"Al principio sientes miedo (...) Llegas a un lugar lúgubre donde no hay luz, los colchones no tienen forro, no hay donde comer. Las mismas chiquillas que viven ahí te prestan una fuente donde comen cuatro o cinco mujeres", reconoce.

La libertad

Pero como todo purgatorio tiene su fin, salió de prisión y la fecha de aquel día sale disparada de su boca: el 7 de octubre de 2021 volvía a ser una mujer libre.

Regresaba con sus dos hijos a la calle y vuelta a empezar, porque si alguna vez tuvo algo, dice que "lo perdí el tiempo que estuve adentro".

Ya en la calle, empezó a trabajar haciendo inventarios de noche en un negocio -"soy buena con los números"-, pero fue despedida cuando sus jefes descubrieron sus antecedentes.

En cualquier caso ahora está "contenta" y tiene pareja. "No he encontrado trabajo pero voy a inventármelo. Estoy vendiendo afuera de mi casa anticuchos y choripán". ¿Están ricos? "Súper", suelta, riéndose.

Karina ya había volado antes para visitar al padre de Benjamín, preso en Brasil, pero ahora tomó nuevamente el avión para plantarse en uno de los festivales más importantes del planeta: la Mostra.

Lo hace porque se sumará a "todo lo que pueda mostrar" la realidad de las cárceles chilenas y por eso espera representar a las miles de reclusas del país que son madres.

Desde Venecia, Karina reclama que falta educación en las zonas pobres: "No te dan las herramientas para desenvolverte a la sociedad normal", dice y también pide empatía con los errores de esas mujeres: "Hay programas en Chile que se meten en la cárcel y nos muestran como salvajes, maleducadas y groseras y no es así".

"Hay muchas que se educan, que terminan sus estudios, que optan a un estudio más profesional, que siguen apoyando a sus hijos desde dentro. No somos salvajes, somos personas", insiste.

"La Monja II" expande el horror a un humilde grupo de religiosas

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Más allá de los sustos y el terror, la segunda parte de la cinta "The Nun" ("La Monja"), dirigida por Michael Chaves, explora las entrañas de la humilde labor de un grupo de monjas en una historia que mantiene vivo el universo de "El Conjuro".

"La Monja II" (Warner Bros. Pictures) aterrizó en las salas de en el marco del décimo aniversario de "El Conjuro" (2013), cuyo mundo seguirá expandiéndose con la cuarta parte de la franquicia, que ya se encuentra en proceso de preproducción.

Atraído por el personaje principal de la uno, Chaves tomó las riendas de la segunda parte de la historia después de haber dirigido "La Maldición de La Llorona" (2019) y "El Conjuro III: El Diablo me obligó a hacerlo" (2021).

"Siempre me fascinó la Monja, era mi villano favorito de este universo y tenía mucha curiosidad sobre qué podría pasar con ella. Tenía grandes ideas para hacer la película", contó el cineasta en entrevista con Efe.

La trama de esta nueva obra se desarrolla en 1956, tras el misterioso asesinato de un sacerdote dentro de una iglesia, lo que da la primera señal de que el mal ha vuelto a manifestarse.

Para frenarlo, la hermana Irene tendrá que viajar a Francia y enfrentarse a Valak, un temible y despiadado demonio encarnado en el cuerpo de una monja.

El personaje demoníaco, interpretado por Bonnie Aarons, hizo su primera aparición en la segunda cinta de "El Conjuro", en 2016, y para 2018 la atemorizante monja se había ganado un lugar como protagonista de una secuela que se engloba dentro de una franquicia de la que también forma parte el filme "Annabelle".

Portando su hábito y sin más pertenencias que un pequeño maletín con pistas del paradero de Valak, la hermana Irene, a quien da vida Taissa Farmiga, toma un tren asustada y en contra de su voluntad.

En el camino, se encontrará a Debra, encarnada por Storm Reid, una novicia insubordinada que en su búsqueda por la fe se unirá a la más joven de las monjas para acompañarla, protegerla y aprender de ella.

Un director interesado

Estimulado por retratar a los desvalidos, Chaves encontró en la labor de esas mujeres el trabajo más arduo de los miembros de la Iglesia católica: "Las monjas hacen todo y los sacerdotes se llevan el crédito", afirmó el director.

"Me interesaba entenderlas (...) Hice mucha investigación, asistí a foros donde participaban, revisé muchos documentos importantes, quería entender su vida, que es muy humilde, y su compromiso no solo con Dios, sino con la comunidad", aseveró.

Chaves ya comenzó a recibir elogios por la cinta y uno de los más importantes para él fue el que precisamente le dio una monja que fue invitada a una proyección anticipada de la película en Los Ángeles.

Por otra parte, en esta escuela reaparece Maurice, también conocido como Frenchi, un antiguo amigo de Irene que intenta seguir su vida con normalidad pese a la posición que lo aqueja.

"La Monja II" expande el horror a un humilde grupo de religiosas

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Más allá de los sustos y el terror, la segunda parte de la cinta "The Nun" ("La Monja"), dirigida por Michael Chaves, explora las entrañas de la humilde labor de un grupo de monjas en una historia que mantiene vivo el universo de "El Conjuro".

"La Monja II" (Warner Bros. Pictures) aterrizó en las salas de en el marco del décimo aniversario de "El Conjuro" (2013), cuyo mundo seguirá expandiéndose con la cuarta parte de la franquicia, que ya se encuentra en proceso de preproducción.

Atraído por el personaje principal de la uno, Chaves tomó las riendas de la segunda parte de la historia después de haber dirigido "La Maldición de La Llorona" (2019) y "El Conjuro III: El Diablo me obligó a hacerlo" (2021).

"Siempre me fascinó la Monja, era mi villano favorito de este universo y tenía mucha curiosidad sobre qué podría pasar con ella. Tenía grandes ideas para hacer la película", contó el cineasta en entrevista con Efe.

La trama de esta nueva obra se desarrolla en 1956, tras el misterioso asesinato de un sacerdote dentro de una iglesia, lo que da la primera señal de que el mal ha vuelto a manifestarse.

Para frenarlo, la hermana Irene tendrá que viajar a Francia y enfrentarse a Valak, un temible y despiadado demonio encarnado en el cuerpo de una monja.

El personaje demoníaco, interpretado por Bonnie Aarons, hizo su primera aparición en la segunda cinta de "El Conjuro", en 2016, y para 2018 la atemorizante monja se había ganado un lugar como protagonista de una secuela que se engloba dentro de una franquicia de la que también forma parte el filme "Annabelle".

Portando su hábito y sin más pertenencias que un pequeño maletín con pistas del paradero de Valak, la hermana Irene, a quien da vida Taissa Farmiga, toma un tren asustada y en contra de su voluntad.

En el camino, se encontrará a Debra, encarnada por Storm Reid, una novicia insubordinada que en su búsqueda por la fe se unirá a la más joven de las monjas para acompañarla, protegerla y aprender de ella.

Un director interesado

Estimulado por retratar a los desvalidos, Chaves encontró en la labor de esas mujeres el trabajo más arduo de los miembros de la Iglesia católica: "Las monjas hacen todo y los sacerdotes se llevan el crédito", afirmó el director.

"Me interesaba entenderlas (...) Hice mucha investigación, asistí a foros donde participaban, revisé muchos documentos importantes, quería entender su vida, que es muy humilde, y su compromiso no solo con Dios, sino con la comunidad", aseveró.

Chaves ya comenzó a recibir elogios por la cinta y uno de los más importantes para él fue el que precisamente le dio una monja que fue invitada a una proyección anticipada de la película en Los Ángeles.

Por otra parte, en esta escuela reaparece Maurice, también conocido como Frenchi, un antiguo amigo de Irene que intenta seguir su vida con normalidad pese a la posición que lo aqueja.

"La Monja II" expande el horror a un humilde grupo de religiosas

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Más allá de los sustos y el terror, la segunda parte de la cinta "The Nun" ("La Monja"), dirigida por Michael Chaves, explora las entrañas de la humilde labor de un grupo de monjas en una historia que mantiene vivo el universo de "El Conjuro".

"La Monja II" (Warner Bros. Pictures) aterrizó en las salas de en el marco del décimo aniversario de "El Conjuro" (2013), cuyo mundo seguirá expandiéndose con la cuarta parte de la franquicia, que ya se encuentra en proceso de preproducción.

Atraído por el personaje principal de la uno, Chaves tomó las riendas de la segunda parte de la historia después de haber dirigido "La Maldición de La Llorona" (2019) y "El Conjuro III: El Diablo me obligó a hacerlo" (2021).

"Siempre me fascinó la Monja, era mi villano favorito de este universo y tenía mucha curiosidad sobre qué podría pasar con ella. Tenía grandes ideas para hacer la película", contó el cineasta en entrevista con Efe.

La trama de esta nueva obra se desarrolla en 1956, tras el misterioso asesinato de un sacerdote dentro de una iglesia, lo que da la primera señal de que el mal ha vuelto a manifestarse.

Para frenarlo, la hermana Irene tendrá que viajar a Francia y enfrentarse a Valak, un temible y despiadado demonio encarnado en el cuerpo de una monja.

El personaje demoníaco, interpretado por Bonnie Aarons, hizo su primera aparición en la segunda cinta de "El Conjuro", en 2016, y para 2018 la atemorizante monja se había ganado un lugar como protagonista de una secuela que se engloba dentro de una franquicia de la que también forma parte el filme "Annabelle".

Portando su hábito y sin más pertenencias que un pequeño maletín con pistas del paradero de Valak, la hermana Irene, a quien da vida Taissa Farmiga, toma un tren asustada y en contra de su voluntad.

En el camino, se encontrará a Debra, encarnada por Storm Reid, una novicia insubordinada que en su búsqueda por la fe se unirá a la más joven de las monjas para acompañarla, protegerla y aprender de ella.

Un director interesado

Estimulado por retratar a los desvalidos, Chaves encontró en la labor de esas mujeres el trabajo más arduo de los miembros de la Iglesia católica: "Las monjas hacen todo y los sacerdotes se llevan el crédito", afirmó el director.

"Me interesaba entenderlas (...) Hice mucha investigación, asistí a foros donde participaban, revisé muchos documentos importantes, quería entender su vida, que es muy humilde, y su compromiso no solo con Dios, sino con la comunidad", aseveró.

Chaves ya comenzó a recibir elogios por la cinta y uno de los más importantes para él fue el que precisamente le dio una monja que fue invitada a una proyección anticipada de la película en Los Ángeles.

Por otra parte, en esta escuela reaparece Maurice, también conocido como Frenchi, un antiguo amigo de Irene que intenta seguir su vida con normalidad pese a la posición que lo aqueja.

"La Monja II" expande el horror a un humilde grupo de religiosas

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Más allá de los sustos y el terror, la segunda parte de la cinta "The Nun" ("La Monja"), dirigida por Michael Chaves, explora las entrañas de la humilde labor de un grupo de monjas en una historia que mantiene vivo el universo de "El Conjuro".

"La Monja II" (Warner Bros. Pictures) aterrizó en las salas de en el marco del décimo aniversario de "El Conjuro" (2013), cuyo mundo seguirá expandiéndose con la cuarta parte de la franquicia, que ya se encuentra en proceso de preproducción.

Atraído por el personaje principal de la uno, Chaves tomó las riendas de la segunda parte de la historia después de haber dirigido "La Maldición de La Llorona" (2019) y "El Conjuro III: El Diablo me obligó a hacerlo" (2021).

"Siempre me fascinó la Monja, era mi villano favorito de este universo y tenía mucha curiosidad sobre qué podría pasar con ella. Tenía grandes ideas para hacer la película", contó el cineasta en entrevista con Efe.

La trama de esta nueva obra se desarrolla en 1956, tras el misterioso asesinato de un sacerdote dentro de una iglesia, lo que da la primera señal de que el mal ha vuelto a manifestarse.

Para frenarlo, la hermana Irene tendrá que viajar a Francia y enfrentarse a Valak, un temible y despiadado demonio encarnado en el cuerpo de una monja.

El personaje demoníaco, interpretado por Bonnie Aarons, hizo su primera aparición en la segunda cinta de "El Conjuro", en 2016, y para 2018 la atemorizante monja se había ganado un lugar como protagonista de una secuela que se engloba dentro de una franquicia de la que también forma parte el filme "Annabelle".

Portando su hábito y sin más pertenencias que un pequeño maletín con pistas del paradero de Valak, la hermana Irene, a quien da vida Taissa Farmiga, toma un tren asustada y en contra de su voluntad.

En el camino, se encontrará a Debra, encarnada por Storm Reid, una novicia insubordinada que en su búsqueda por la fe se unirá a la más joven de las monjas para acompañarla, protegerla y aprender de ella.

Un director interesado

Estimulado por retratar a los desvalidos, Chaves encontró en la labor de esas mujeres el trabajo más arduo de los miembros de la Iglesia católica: "Las monjas hacen todo y los sacerdotes se llevan el crédito", afirmó el director.

"Me interesaba entenderlas (...) Hice mucha investigación, asistí a foros donde participaban, revisé muchos documentos importantes, quería entender su vida, que es muy humilde, y su compromiso no solo con Dios, sino con la comunidad", aseveró.

Chaves ya comenzó a recibir elogios por la cinta y uno de los más importantes para él fue el que precisamente le dio una monja que fue invitada a una proyección anticipada de la película en Los Ángeles.

Por otra parte, en esta escuela reaparece Maurice, también conocido como Frenchi, un antiguo amigo de Irene que intenta seguir su vida con normalidad pese a la posición que lo aqueja.

"La Monja II" expande el horror a un humilde grupo de religiosas

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Más allá de los sustos y el terror, la segunda parte de la cinta "The Nun" ("La Monja"), dirigida por Michael Chaves, explora las entrañas de la humilde labor de un grupo de monjas en una historia que mantiene vivo el universo de "El Conjuro".

"La Monja II" (Warner Bros. Pictures) aterrizó en las salas de en el marco del décimo aniversario de "El Conjuro" (2013), cuyo mundo seguirá expandiéndose con la cuarta parte de la franquicia, que ya se encuentra en proceso de preproducción.

Atraído por el personaje principal de la uno, Chaves tomó las riendas de la segunda parte de la historia después de haber dirigido "La Maldición de La Llorona" (2019) y "El Conjuro III: El Diablo me obligó a hacerlo" (2021).

"Siempre me fascinó la Monja, era mi villano favorito de este universo y tenía mucha curiosidad sobre qué podría pasar con ella. Tenía grandes ideas para hacer la película", contó el cineasta en entrevista con Efe.

La trama de esta nueva obra se desarrolla en 1956, tras el misterioso asesinato de un sacerdote dentro de una iglesia, lo que da la primera señal de que el mal ha vuelto a manifestarse.

Para frenarlo, la hermana Irene tendrá que viajar a Francia y enfrentarse a Valak, un temible y despiadado demonio encarnado en el cuerpo de una monja.

El personaje demoníaco, interpretado por Bonnie Aarons, hizo su primera aparición en la segunda cinta de "El Conjuro", en 2016, y para 2018 la atemorizante monja se había ganado un lugar como protagonista de una secuela que se engloba dentro de una franquicia de la que también forma parte el filme "Annabelle".

Portando su hábito y sin más pertenencias que un pequeño maletín con pistas del paradero de Valak, la hermana Irene, a quien da vida Taissa Farmiga, toma un tren asustada y en contra de su voluntad.

En el camino, se encontrará a Debra, encarnada por Storm Reid, una novicia insubordinada que en su búsqueda por la fe se unirá a la más joven de las monjas para acompañarla, protegerla y aprender de ella.

Un director interesado

Estimulado por retratar a los desvalidos, Chaves encontró en la labor de esas mujeres el trabajo más arduo de los miembros de la Iglesia católica: "Las monjas hacen todo y los sacerdotes se llevan el crédito", afirmó el director.

"Me interesaba entenderlas (...) Hice mucha investigación, asistí a foros donde participaban, revisé muchos documentos importantes, quería entender su vida, que es muy humilde, y su compromiso no solo con Dios, sino con la comunidad", aseveró.

Chaves ya comenzó a recibir elogios por la cinta y uno de los más importantes para él fue el que precisamente le dio una monja que fue invitada a una proyección anticipada de la película en Los Ángeles.

Por otra parte, en esta escuela reaparece Maurice, también conocido como Frenchi, un antiguo amigo de Irene que intenta seguir su vida con normalidad pese a la posición que lo aqueja.

"La Monja II" expande el horror a un humilde grupo de religiosas

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Más allá de los sustos y el terror, la segunda parte de la cinta "The Nun" ("La Monja"), dirigida por Michael Chaves, explora las entrañas de la humilde labor de un grupo de monjas en una historia que mantiene vivo el universo de "El Conjuro".

"La Monja II" (Warner Bros. Pictures) aterrizó en las salas de en el marco del décimo aniversario de "El Conjuro" (2013), cuyo mundo seguirá expandiéndose con la cuarta parte de la franquicia, que ya se encuentra en proceso de preproducción.

Atraído por el personaje principal de la uno, Chaves tomó las riendas de la segunda parte de la historia después de haber dirigido "La Maldición de La Llorona" (2019) y "El Conjuro III: El Diablo me obligó a hacerlo" (2021).

"Siempre me fascinó la Monja, era mi villano favorito de este universo y tenía mucha curiosidad sobre qué podría pasar con ella. Tenía grandes ideas para hacer la película", contó el cineasta en entrevista con Efe.

La trama de esta nueva obra se desarrolla en 1956, tras el misterioso asesinato de un sacerdote dentro de una iglesia, lo que da la primera señal de que el mal ha vuelto a manifestarse.

Para frenarlo, la hermana Irene tendrá que viajar a Francia y enfrentarse a Valak, un temible y despiadado demonio encarnado en el cuerpo de una monja.

El personaje demoníaco, interpretado por Bonnie Aarons, hizo su primera aparición en la segunda cinta de "El Conjuro", en 2016, y para 2018 la atemorizante monja se había ganado un lugar como protagonista de una secuela que se engloba dentro de una franquicia de la que también forma parte el filme "Annabelle".

Portando su hábito y sin más pertenencias que un pequeño maletín con pistas del paradero de Valak, la hermana Irene, a quien da vida Taissa Farmiga, toma un tren asustada y en contra de su voluntad.

En el camino, se encontrará a Debra, encarnada por Storm Reid, una novicia insubordinada que en su búsqueda por la fe se unirá a la más joven de las monjas para acompañarla, protegerla y aprender de ella.

Un director interesado

Estimulado por retratar a los desvalidos, Chaves encontró en la labor de esas mujeres el trabajo más arduo de los miembros de la Iglesia católica: "Las monjas hacen todo y los sacerdotes se llevan el crédito", afirmó el director.

"Me interesaba entenderlas (...) Hice mucha investigación, asistí a foros donde participaban, revisé muchos documentos importantes, quería entender su vida, que es muy humilde, y su compromiso no solo con Dios, sino con la comunidad", aseveró.

Chaves ya comenzó a recibir elogios por la cinta y uno de los más importantes para él fue el que precisamente le dio una monja que fue invitada a una proyección anticipada de la película en Los Ángeles.

Por otra parte, en esta escuela reaparece Maurice, también conocido como Frenchi, un antiguo amigo de Irene que intenta seguir su vida con normalidad pese a la posición que lo aqueja.

"La Monja II" expande el horror a un humilde grupo de religiosas

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Más allá de los sustos y el terror, la segunda parte de la cinta "The Nun" ("La Monja"), dirigida por Michael Chaves, explora las entrañas de la humilde labor de un grupo de monjas en una historia que mantiene vivo el universo de "El Conjuro".

"La Monja II" (Warner Bros. Pictures) aterrizó en las salas de en el marco del décimo aniversario de "El Conjuro" (2013), cuyo mundo seguirá expandiéndose con la cuarta parte de la franquicia, que ya se encuentra en proceso de preproducción.

Atraído por el personaje principal de la uno, Chaves tomó las riendas de la segunda parte de la historia después de haber dirigido "La Maldición de La Llorona" (2019) y "El Conjuro III: El Diablo me obligó a hacerlo" (2021).

"Siempre me fascinó la Monja, era mi villano favorito de este universo y tenía mucha curiosidad sobre qué podría pasar con ella. Tenía grandes ideas para hacer la película", contó el cineasta en entrevista con Efe.

La trama de esta nueva obra se desarrolla en 1956, tras el misterioso asesinato de un sacerdote dentro de una iglesia, lo que da la primera señal de que el mal ha vuelto a manifestarse.

Para frenarlo, la hermana Irene tendrá que viajar a Francia y enfrentarse a Valak, un temible y despiadado demonio encarnado en el cuerpo de una monja.

El personaje demoníaco, interpretado por Bonnie Aarons, hizo su primera aparición en la segunda cinta de "El Conjuro", en 2016, y para 2018 la atemorizante monja se había ganado un lugar como protagonista de una secuela que se engloba dentro de una franquicia de la que también forma parte el filme "Annabelle".

Portando su hábito y sin más pertenencias que un pequeño maletín con pistas del paradero de Valak, la hermana Irene, a quien da vida Taissa Farmiga, toma un tren asustada y en contra de su voluntad.

En el camino, se encontrará a Debra, encarnada por Storm Reid, una novicia insubordinada que en su búsqueda por la fe se unirá a la más joven de las monjas para acompañarla, protegerla y aprender de ella.

Un director interesado

Estimulado por retratar a los desvalidos, Chaves encontró en la labor de esas mujeres el trabajo más arduo de los miembros de la Iglesia católica: "Las monjas hacen todo y los sacerdotes se llevan el crédito", afirmó el director.

"Me interesaba entenderlas (...) Hice mucha investigación, asistí a foros donde participaban, revisé muchos documentos importantes, quería entender su vida, que es muy humilde, y su compromiso no solo con Dios, sino con la comunidad", aseveró.

Chaves ya comenzó a recibir elogios por la cinta y uno de los más importantes para él fue el que precisamente le dio una monja que fue invitada a una proyección anticipada de la película en Los Ángeles.

Por otra parte, en esta escuela reaparece Maurice, también conocido como Frenchi, un antiguo amigo de Irene que intenta seguir su vida con normalidad pese a la posición que lo aqueja.

"La Monja II" expande el horror a un humilde grupo de religiosas

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Más allá de los sustos y el terror, la segunda parte de la cinta "The Nun" ("La Monja"), dirigida por Michael Chaves, explora las entrañas de la humilde labor de un grupo de monjas en una historia que mantiene vivo el universo de "El Conjuro".

"La Monja II" (Warner Bros. Pictures) aterrizó en las salas de en el marco del décimo aniversario de "El Conjuro" (2013), cuyo mundo seguirá expandiéndose con la cuarta parte de la franquicia, que ya se encuentra en proceso de preproducción.

Atraído por el personaje principal de la uno, Chaves tomó las riendas de la segunda parte de la historia después de haber dirigido "La Maldición de La Llorona" (2019) y "El Conjuro III: El Diablo me obligó a hacerlo" (2021).

"Siempre me fascinó la Monja, era mi villano favorito de este universo y tenía mucha curiosidad sobre qué podría pasar con ella. Tenía grandes ideas para hacer la película", contó el cineasta en entrevista con Efe.

La trama de esta nueva obra se desarrolla en 1956, tras el misterioso asesinato de un sacerdote dentro de una iglesia, lo que da la primera señal de que el mal ha vuelto a manifestarse.

Para frenarlo, la hermana Irene tendrá que viajar a Francia y enfrentarse a Valak, un temible y despiadado demonio encarnado en el cuerpo de una monja.

El personaje demoníaco, interpretado por Bonnie Aarons, hizo su primera aparición en la segunda cinta de "El Conjuro", en 2016, y para 2018 la atemorizante monja se había ganado un lugar como protagonista de una secuela que se engloba dentro de una franquicia de la que también forma parte el filme "Annabelle".

Portando su hábito y sin más pertenencias que un pequeño maletín con pistas del paradero de Valak, la hermana Irene, a quien da vida Taissa Farmiga, toma un tren asustada y en contra de su voluntad.

En el camino, se encontrará a Debra, encarnada por Storm Reid, una novicia insubordinada que en su búsqueda por la fe se unirá a la más joven de las monjas para acompañarla, protegerla y aprender de ella.

Un director interesado

Estimulado por retratar a los desvalidos, Chaves encontró en la labor de esas mujeres el trabajo más arduo de los miembros de la Iglesia católica: "Las monjas hacen todo y los sacerdotes se llevan el crédito", afirmó el director.

"Me interesaba entenderlas (...) Hice mucha investigación, asistí a foros donde participaban, revisé muchos documentos importantes, quería entender su vida, que es muy humilde, y su compromiso no solo con Dios, sino con la comunidad", aseveró.

Chaves ya comenzó a recibir elogios por la cinta y uno de los más importantes para él fue el que precisamente le dio una monja que fue invitada a una proyección anticipada de la película en Los Ángeles.

Por otra parte, en esta escuela reaparece Maurice, también conocido como Frenchi, un antiguo amigo de Irene que intenta seguir su vida con normalidad pese a la posición que lo aqueja.