"Las organizaciones que han hecho convenios acá no son millonarias"
En un año complejo para la institucionalidad cultural y con cuestionamientos por el caso Convenios, la autoridad habló sobre los recientes cambios y dificultades.
Uno de los ministerios que más problemas ha tenido durante este año, a nivel central, es el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
Frente a una alta rotación ministerial -donde han pasado tres ministros en los últimos ocho meses -Julieta Brodsky, Jaime de Aguirre y la recién asumida Carolina Arredondo- se suman también cambios en las Subsecretaría de las Culturas y las Artes, y una larga paralización de funcionarios, que se extendió por cinco semanas, finalizando en junio.
Si bien esto último efectivamente se tradujo en la detención obligada de la Secretaría Regional Ministerial, la situación no ha afectado el normal funcionamiento de la repartición.
Para la seremi Orly Pradena, en el cargo desde marzo del año pasado, la disposición de la nueva ministra Carolina Arredondo -con quien conversaba previo a la realización de esta entrevista- es a darle continuidad a los procesos que vive actualmente el ministerio cultural.
Y es que el reforzamiento de la orgánica del ministerio nacido en 2018, la continuación del diálogo con los diversos gremios de las culturas y la próxima conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado serán las primeras y prioritarias tareas de la nueva autoridad.
"Se llegó con una impronta de continuar esto y de continuar con las gestiones que seguimos haciendo en cada territorio, que no es algo menor. Sacar adelante todo lo que tenemos encomendado como Ministerio", señala la también actriz y una de las fundadoras de la compañía penquista La Otra Zapatilla en 2007.
Siendo un año de "esfuerzo" y "resiliencia" por parte de todo el equipo de la Seremi en Biobío, en medio de un año de complejo andar, "esto ha sido de resistir y tener que lograr las metas que nosotros mismos nos pusimos para este año", agrega.
Nuevos aires
Sin duda, la problemática en torno al tema fundaciones ha golpeado a diversas entidades estatales. En el Biobío, si bien la partición de las Artes, las Culturas y el Patrimonio no ha presentado problemas, los cuestionamientos y suspicacias recaen en todos.
Incluso, la nueva representante ministerial ha sido conminada a explicar vínculos con una fundación antes de llegar al cargo.
-A propósito de los recientes cambios en el gobierno, ¿cuánto afecta el trabajo a nivel de Seremi la rotación de autoridades?
-Lo bueno, que veo en las nuevas autoridades que tenemos, es que se va a continuar el trabajo que llevábamos. Que es, por ejemplo, seguir impulsando la agenda legislativa, también continuar con las acciones de los 50 años y seguir trabajando con las asociaciones de funcionarios, tanto en la interna, como seguir dialogando con los distintos gremios de artistas. Si bien, obviamente, va a afectar en lo de gestión como tal, no lo hace directamente con lo programático. Fue una impronta con la que se llegó, tanto la ministra como la subsecretaria (Noela Salas en reemplazo de la renunciada Andrea Gutiérrez). Siempre digo que los cambios son positivos.
-Ya desde el ámbito que nos compete, ¿cuáles vendrían siendo las prioridades en el Biobío?
-La prioridad es ver el tema del trabajo cultural decente y si bien hay un trabajo fortalecido con las municipalidades y los centros culturales, ahora está el cómo unimos esto con los artistas, artesanos y cultores. Ahí se pueden hacer trabajos desde diversos programas de la Seremi.
- En una conversación con la ex ministra Brodsky hablamos de designaciones pendientes en la zona como la dirección del Museo de Historia Natural y el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural Biobío. ¿En qué va aquello?
-Eso está caminando y ya han existido concursos, se está avanzando en la instalación de la orgánica. Los procesos no son nada rápidos. Se avanza, quizás no como se requiere, pero existen las conversaciones.
-¿Cómo afecta la problemática que se ha dado con las fundaciones en relación a la labor de la cultura?
-Afecta en que nos están presionando o cuestionando la forma de trabajo que lleva este ministerio hace muchos años.
-¿En qué sentido?
-Me preocupa que se instale un relato que no tenga que ver con la realidad. Tenemos tres formas de realizar nuestro trabajo: licitación, convenio y concurso público. Ahí tratamos de diversificar las formas de financiamiento ¿Se puede mejor? Por su puesto que sí, pero hay que ser enfáticos en que estas formas de convenio -que en regiones no son de grandes presupuestos- se han hecho históricamente. Se le está dando una mala interpretación y están tratando de decir que esto es malo, pero dónde está el desconocimiento, tanto de las distintas estructuras estatales y de personas que están dentro del gobierno, de este ministerio. Nos hemos ocupado que los convenios sean completamente pertinentes con la organización que es parte de esto también.
-Por lo demás, esta forma de trabajar siempre ha esto presente en la dinámica cultural estatal.
-Acá (en el Biobío) estoy súper tranquila, porque todos los convenios que hay venían de antes y eso le da una validez e historia. Sólo hemos hecho un convenio más, pero es importante decir que esto no debería cuestionarse si las instituciones, fundaciones o corporaciones son pertinentes al trabajo que se está realizando. Nosotros estábamos tratando de alejarnos de la concursabilidad, porque es un gran tema para los artistas, que se instale que es malo o a dedo, que es casi corrupción. Nos hace decir '¿qué hacemos como ministerio?' Debemos mejorar los procesos para los convenios, quizás hay que tener una lista más grande a nivel nacional y diversificar el tema. Es importante, en este caso, que el presupuesto no sea con una organización. Me interesa que se cuiden a las organizaciones que han hecho convenios acá, porque no son millonarias. Me parece nefasto que se instale que es casi corrupción.