"Gente de la aurora oscura" vuelve al Teatro de Lota Alto
Montaje de la Compañía de Danza y Centro Cultural Calaucalis, dirigido por Paola Aste, se presentará este viernes con dos funciones, a través de un relato que se interna en la memoria histórica del pueblo minero.
Con más de 10 años de trayectoria, desde la compañía de danza y centro cultural Calaucalis, se muestran orgullosos frente a la reposición de "Gente de la aurora oscura", obra de danza que estrenaron hace 23 años, cuando eran Calaucán, y que hoy vuelven a montar en el mismo escenario: el Teatro de Lota Alto.
El estreno, porque se puede considerar así, será este viernes en el histórico y recientemente refaccionado espacio, tal como su primera versión. Desde la agrupación acotan que la capital regional será sede del montaje, pero un poco más allá: los días 7 y 8 de diciembre, en la sala principal del Teatro Bíobío.
El público se encontrará con un cuerpo integrado por 13 jóvenes bailarines, quienes vienen desarrollando el proceso de ensayos desde marzo pasado. "Ha sido muy enriquecedor. El equipo ha logrado un trabajo fluido y creativo para llevar la dramaturgia planteada en la obra. La creación musical hace 23 años fue de Cuti Aste y es la que hoy nos inspiró (coreógrafa y bailarines), para lograr narrar cada escena", señala Walkiria Rangel, de producción, destacando la vigencia de las sonoridades del 2000.
Paola Aste, directora general, cuenta que ésta nació de una investigación profunda del pueblo minero hecha al inicio del siglo.
"Bajamos a la mina el Chiflón del Diablo varias veces, visitamos el pueblo de Lota, conversamos con su gente, conocimos a mineros con lo que entablamos conversaciones rescatando sus historias, visitamos casas de familias con pasado y presente minero, conversamos con las mujeres, hijas e hijos. También fuimos a la feria, recorrimos sus calles, algún sindicato también", cuenta la coreógrafa sobre cómo se fue armando la trama con los relatos e historia de la gente del carbón.
- ¿Cuál es la perspectiva contemporánea respecto al 2000?
- Este remontaje se inscribe en otra línea de trabajo, algo así como una arqueología escénica, donde se reevalúa el dispositivo escénico reproduciendo sus condiciones originales. Por ejemplo, el uso de telones analógicos antes que los medios digitales del mapping, la conservación de las lecturas estéticas iniciales de la obra que emparenta con la danza moderna alemana ligada a la escuela Patricio Bunster antes que una reelaboración contemporánea, que al no tener registros anteriores está conforme a la necesidad interpretativa y de relato escénico. Esto mismo se nota también en la presencia de sus elementos teatrales y el uso de escenografía, distantes de la parquedad analítica contemporánea. En ese sentido, creemos necesario e interesante dar testimonio de procederes y sensibilidades artísticas de 20 años atrás como una forma de enriquecer la memoria y su vínculo patrimonial.
Siempre la memoria
Además de Aste, en la creación se cuenta con Alexis Figueroa (director artístico y guionista), Ricardo Sepúlveda (escenografía y diseño gráfico), Cuti Aste (música), Verónica Garrido (diseño y confección de vestuario) y Mauricio Campos (iluminación); para plantear el relato desde la memoria. "No es una obra que brota de la nada, sino más bien cada escena transporta una raíz que se extiende desde el pasado, raíz que posibilita y ayuda a una creación nueva", explican.
En este caso, la historia se centra en Lota y su pasado minero. La idea es retratar la vida de un pueblo, que giraba en torno al yacimiento geológico, sus costumbres religiosas, la vida en familia, el rol de las mujeres (destinada a los lavaderos y a los hornos de pan) y el de los hombres que era, esencialmente, el trabajo en la mina.
"Otro aspecto que resalta en la historia es el papel de la muerte, un aspecto común que rondaba por aquella época. Entonces, a través de la danza, los personajes van escenificando cada uno de estos aspectos que van desde lo más íntimo de la vida familiar como lo popular de la vida en sociedad", ilustran.
Sobre la trascendencia para la compañía, Paola Aste enfatiza que como Calaucalis (desde 2009) no se debe olvidar cual fue su origen en los 80 como grupo de danza Calaucán (1983 a 2008). "Muchos de nosotros formamos el histórico centro de danza Calaucán, desde ahí nuestras motivaciones han estado ligadas a la memoria, identidad local y nacional", dice la directora y coreógrafa del montaje de 60 minutos y seis escenas.
- Lo que sigue actualmente.
- En el 2023 tener esta obra patrimonial, que sea parte del repertorio de nuestra compañía marca un punto importante, nos hace crecer, trascender. Y trabajar con un elenco nuevo de bailarines jóvenes que se involucran con entusiasmo y convicción, nos reafirma lo que hoy estamos creando.