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Cuanto más calentamiento global, mayores turbulencias registran los aviones

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Los cielos que atraviesan los aviones son hoy más agitados que hace cuatro décadas, señala un estudio que muestra que las turbulencias han aumentado en varias regiones del mundo, y los autores dicen que ese incremento es consistente con los efectos del cambio climático.

La Universidad de Reading (EE.UU.) publica en Geophysical Research Letters una investigación en la que advierte sobre el aumento de las turbulencias en cielo despejado y se centran en una de las rutas más transitadas del mundo, la que transcurre sobre el Atlántico Norte.

En los puntos estudiados de esa ruta, la duración anual de turbulencias severas aumentó 55%, pasando de 17,7 horas en 1979 a 27,4 horas en 2020. El incremento de las turbulencias moderadas alcanzó 37% (de 70 a 96,1 horas) y las ligeras aumentaron 17% (de 466,5 a 546,8 horas). El equipo dice que "los aumentos son consistentes con los efectos del cambio climático".

Se pueden generar avances en la salud cutánea

Identifican proteína determinante en el proceso de envejecimiento de la piel

Científicos lograron determinar el papel de IL-17 en el proceso y qué ocurre al bloquearla.
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cronica@diarioelsur.cl

Científicos del Instituto de Investigación Biomédica (IRB) de Barcelona y del Centro Nacional de Análisis Genómica de España (CNAG) descubrieron que la proteína IL-17 desempeña un papel determinante en el proceso de envejecimiento de la piel y que bloqueando su función reduce el estado proinflamatorio y retrasa la aparición de rasgos relacionados con la edad.

El descubrimiento, que publica la revista 'Nature Aging', abre nuevas perspectivas para desarrollar terapias para mejorar la salud cutánea, según los investigadores, liderados por Dra. Guiomar Solanas, Salvador Aznar Benitah, ambos del IRB, y Holger Heyn, del CNAG.

Los científicos recordaron que el envejecimiento de la piel se caracteriza por una serie de cambios estructurales y funcionales que, de manera gradual, contribuyen al deterioro y la fragilidad asociada a la edad.

La piel envejecida presenta una menor capacidad de regeneración, una cicatrización deficiente y una función de barrera disminuida, según los investigadores, que describieron los cambios que experimentan los distintos tipos de células con el envejecimiento y, en concreto, identificaron cómo algunas células inmunes de la piel presentan niveles elevados de IL-17.

"Nuestros resultados muestran que IL-17 interviene en diversas funciones relacionadas con el envejecimiento y que bloqueando esta proteína se ralentiza la aparición de varias deficiencias asociadas a la piel envejecida, y ello nos abre nuevas posibilidades para tratar algunos de los síntomas o facilitar la recuperación de la piel después de una cirugía, por ejemplo", destaca Aznar Benitah.

"La secuenciación de células individuales nos permitió profundizar en la complejidad de los tipos de células y los estados que forman la piel y cómo estos cambian durante la vida. No solo encontramos diferencias en la composición de la piel envejecida, sino también cambios en los estados de actividad de las células", añade Heyn.

Según él, además de una amplia variedad de células epiteliales, células de folículos pilosos y otros componentes, la piel también alberga células del sistema inmunitario, que desempeñan un papel crucial en la prevención de infecciones y en su protección.

Este trabajo describe cómo, durante el envejecimiento las células T gamma delta, las células linfoides innatas y las células T CD4+, aumentan significativamente su presencia en la piel.

Estas mismas células muestran, además, niveles muy elevados de la citoquina proinflamatoria IL-17.

"El envejecimiento está asociado a una situación de inflamación leve, pero persistente, y en la piel esto está caracterizado por un aumento significativo en IL-17, que provoca un deterioro en la piel", detalla Paloma Solá, primera autora del trabajo.

Proteína y psoriasis

Estudios anteriores ya habían descrito que IL-17 está relacionada con algunas enfermedades cutáneas autoinmunes, como la psoriasis, y existen tratamientos que precisamente bloquean esta proteína.

Los científicos estudiaron la respuesta al tratamiento bloqueante de la actividad de IL-17 en aspectos distintos, incluyendo un crecimiento del folículo piloso, pérdida de agua transepidérmica, cicatrización de una herida y marcadores genéticos de envejecimiento.

Estos cuatro parámetros presentaron una mejora después del tratamiento, al retrasarse la adquisición de estos rasgos propios de envejecimiento.

"La proteína IL-17 es esencial para funciones vitales en el organismo, como la defensa ante microbios o la curación de heridas, por lo que bloquearla de manera permanente no sería una opción. Lo que sí observamos es que su inhibición temporal ofrece beneficios que pueden ser interesantes a nivel terapéutico", concluye la investigadora Guiomar Solanas.

Los científicos del IRB piensan ahora investigar qué procesos del envejecimiento se relacionan con estados inflamatorios en la piel y cómo estos se vinculan con IL-17, además de intentar averiguar si esta proteína juega algún papel en el envejecimiento y deterioro de otros tejidos y órganos.

Profesor de EE.UU. emerge hoy de refugio submarino, tras batir un récord mundial

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El profesor de la Universidad del Sur de Florida (USF) Joseph Dituri emergerá hoy tras completar 100 días en un refugio submarino en los Cayos de Florida, en el sur de Estados Unidos, y haber batido el récord mundial de permanencia bajo el agua.

Está previsto que Dituri, de 55 años y exmiembro de la Marina de EE.UU., ascienda a la superficie alrededor de las 10.30 hora local e, inmediatamente, se someta a un chequeo médico para determinar su estado de salud, dijo a Efe Ben Norton, su director de comunicaciones.

El académico batió el 13 de mayo pasado el récord mundial de permanencia bajo el agua al pasar 74 días consecutivos en el refugio submarino Jules' Undersea Lodge de Cayo Largo.

El anterior récord mundial de vida bajo el agua era de 73 días, 2 horas y 34 minutos y fue establecido en 2014 por 2 profesores de Tennessee, Bruce Cantrell y Jessica Fain, que también estuvieron en el mismo módulo subacuático.

Pero batir este récord no fue nunca el objetivo primero de Dituri, sino los posibles avances científicos derivados de su larga estancia en un refugio submarino.

Este martes, coincidiendo con la Semana Mundial de los Océanos, Dituri recordó que ha estado viviendo bajo el mar durante los últimos 97 días.

"Mi tiempo bajo el mar ha reafirmado mi amor, cuidado y curiosidad por nuestros océanos. Ellos nos dan mucho y nosotros debemos hacer lo mismo por ellos", dijo en Twitter.

En su actual experimento, que comenzó en marzo, el profesor ha estudiado cómo responde el cuerpo humano a la exposición a largo plazo a la presión extrema.

Dituri, conocido también como "Dr. Deep Sea", vive a 9,15 metros en un hábitat submarino de 9,3 metros cuadrados, desde donde sigue impartiendo su clase de ingeniería biomédica en línea.

Dr. Deep Sea recordó, en ese contexto, que "se necesitan 200 días para viajar a Marte y que nuestros astronautas tendrán que viajar a un entorno similar" al que se encuentra ahora: "Un área confinada que limita las opciones de comida, cómo pueden hacer ejercicio o la pérdida de masa muscular, ósea y problemas de visión".

Esta investigación servirá para "ayudarnos a preparar mejor a nuestros astronautas, para garantizar que lleguen sanos y lo suficientemente fuertes para explorar el planeta", dijo.

La investigación en curso no solo puede ser beneficiosa para los viajes espaciales, sino que podría ser de ayuda para las personas que sufren lesiones cerebrales traumáticas con el uso de cámaras hiperbáricas.

La hipótesis del profesor de la USF es que "si la presión hiperbárica se puede usar para aumentar el flujo sanguíneo cerebral, entonces se puede usar para tratar lesiones cerebrales traumáticas y un amplio espectro de enfermedades".

Fueron diseñadas por un centro médico de Turín

Tres amputados por la guerra de Ucrania reciben sus prótesis biónicas en Italia

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Tres militares y un civil que perdieron sus extremidades por explosiones registradas en la guerra de Ucrania estrenaron en Turín, Italia, las prótesis biónicas que diseñó un centro ortopédico de esa ciudad.

El proyecto, del que se beneficiarán más ucranianos en el futuro, surge de la colaboración entre el Taller Ortopédico Maria Adelaide de Turín y Superhumans, una organización internacional cuyo fin es proveer las prótesis a los amputados en la guerra de Ucrania.

"El 14 de abril viajé a Leópolis para visitar el centro de Superhumans, dedicado a las prótesis y rehabilitación de los que han perdido sus extremidades en la guerra. Conocí a tres pacientes militares y un civil, tomé sus medidas y un mes después vinieron a Turín a probar sus prótesis", explica a Efe el director de la clínica, Roberto Ariagno.

El equipo de Superhumans contactó a Ariagno, ya que es un experto que ha prestado su servicio en otras guerras como el conflicto de Bosnia, donde trabajó junto a un equipo de Acnur, la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados.

"Todos han perdido los brazos por causa de guerra, en minas o por disparos", comenta el ortopédico.

Mykhailo, de 31 años, es uno de los beneficiados por este programa que viajó a Italia. Hace un año viajó desde la República Checa para unirse al ejército ucraniano en la cruenta batalla de Bajmut, en el oeste del país. Durante el combate, un tanque le arrancó un brazo y le hirió la cara.

En Turín aprendió a manejarse con su nuevo brazo, una prótesis mioeléctrica con control a través de los músculos pectorales y dorsales, aunque el proceso de adaptación es muy largo, admite Ariagno.

En cambio Ruslan, de 24, no es soldado. Vivía en el extranjero, pero regresó para renovar su visado en Ucrania, donde perdió todos los dedos de la mano por una mina, aunque los recuperó gracias a una prótesis mecánica.

"Aquí se han entrenado, pero luego deberán hacer rehabilitación en Leópolis", señala el ortopédico sobre los tres amputados que cuentan con las nuevas prótesis.

Miles de amputados

También viajaron a Turín dos técnicos ucranianos para aprender sobre las últimas prácticas en prótesis y rehabilitación, ya que, según Ariagno, se estima que hay "más de 15.000 personas que han perdido las extremidades en la guerra".

Atender al mayor número de esos heridos es el objetivo de Superhumans, que gracias a las donaciones que recibe de organizaciones y empresas de todo el mundo, puede especializarse en técnicas que rozan la ciencia ficción pero son la realidad de una guerra como la reconstrucción corporal, los trasplantes de piel y los exoesqueletos.

El 14 de abril de 2023, la organización abrió un hospital el Leópolis, al que acudió la primera dama ucraniana, Olena Zelenska, y el ministro de salud, Viktor Liashko, además de Ariagno.

"La relación ha sido muy buena y esperamos seguir colaborando", dice satisfecho.