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Desarrollan importante labor

Suplementeros penquistas cumplen 90 años: de la tradición de los "canillitas" a la reinvención de la actividad

Estos trabajadores lograron abrir opciones para mantenerse vigentes, pese a la masificación de Internet. Hoy buscan nuevos negocios para el futuro, sin dejar de lado su esencia, vinculada a la venta de diarios y revistas.
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De manera indirecta, la Guerra del Pacífico fue responsable del desarrollo de los suplementeros de diarios en nuestro país. Si bien, durante el conflicto ya existían medios de prensa en Chile, estos no tenían la periodicidad requerida para que el público se informara de manera oportuna sobre el acontecer del enfrentamiento.

Es por esa razón que los periódicos circularon hojas anexas a sus ediciones normales, a las cuales llamaron "suplementos", las que eran distribuidas por niños y jóvenes en las calles, quienes, con el tiempo, fueron bautizados como "canillitas" por usar los pantalones arremangados y mostrar las "canillas".

Poco más de medio siglo después del inicio de la Guerra del Pacífico este oficio ya estaba instaurado en el país y quienes lo ejercían en nuestra zona se agruparon en el Sindicato de Suplementeros de Concepción, específicamente el 11 de abril de 1933. Esta organización acaba de cumplir 90 años de existencia representando a los hombres y mujeres locales que mantienen viva la noble tradición de los "canillitas".

Raúl Díaz, presidente del gremio, comentó que en la actualidad son alrededor de 130 los socios activos que poseen, quienes laboran en Concepción y otras comunas cercanas, como San Pedro de la Paz, Talcahuano, Chiguayante y Tomé.

Hoy el gremio se encuentra mirando al futuro, adaptándose a los tiempos que corren en el siglo XXI, con la finalidad de dar nuevas oportunidades de negocios a quienes se dedican a este rubro. "Hay un trabajo pendiente de los dirigentes a nivel nacional, que es acercarse a los municipios, primero para ampliar más el giro de la actividad. También hay que hablar con Impuestos Internos para que nos autoricen a vender otros productos, cosas pequeñas que podamos tener en los quioscos. Hay otros planes, por ejemplo, concretar una colaboración con un diario (de circulación nacional). Ellos venderían un producto y nosotros lo entregaríamos en los quioscos, ganando una comisión. Es un modelo de negocio que ha funcionado muy bien en Perú y Ecuador", explicó Díaz.

Localmente, también hay algunas ideas que se quieren implementar, sostuvo el dirigente. Hay conversaciones con la Oficina de Fomento Productivo de la Municipalidad de Concepción para capacitar a los suplementeros en algún área que sirva para explorar otro tipo de negocios que se pueda desarrollar en los quioscos.

Pero más allá de la función comercial que desarrollan los suplementeros en los quioscos situados en el centro de las ciudades y en los barrios, el presidente del sindicato de Concepción afirmó que se cumplen otros roles muy importantes en la sociedad. "Antes que nada, somos un punto de consulta para la gente que pregunta por una u otra cosa. También ayudamos a que las personas se mantengan informadas. Además, somos psicólogos, amigos y cuidadores de las casas cercanas", señaló.

La relevancia de la función realizada por los suplementeros de Concepción y del resto del país se ve reflejada en los esfuerzos por transformarlos en Patrimonio Cultural Inmaterial, siendo un trabajo en progreso, comentó Raúl Díaz.

RECUERDOS

De la misma manera como ocurre con la mayoría de los suplementeros vigentes en la actualidad, Raúl Díaz es parte de una familia que siempre se ganó la vida gracias a esta actividad. Su abuelo, Luis Arias, fue fundador del sindicato de Concepción y su padre Raúl también laboró en el rubro y fue dirigente del sector. "Mi hermano, mis primos y mis tíos, prácticamente toda mi familia se desempeñó en esto. Yo acompañaba a mi papá en el trabajo desde los 8 años", contó.

El dirigente rememoró que durante la década de los '70 empezaron a instalarse los primeros quioscos en la Región del Biobío, siguiendo la tónica impuesta por la capital nacional. "Al principio eran de madera y un banco, no recuerdo cuál, entregó préstamos para fabricarlos. Después, con el avance de la publicidad y de otras cosas se comenzaron a confeccionar de metal", indicó el presidente del gremio penquista.

Con el transcurso del tiempo la actividad en el país registró 11.000 suplementeros, de los cuales 400 estaban en Biobío, dijo Díaz. Hoy, el sector enfrenta variados desafíos, los que, en su mayoría, comenzaron con la masificación de Internet en los '90, afirmó el dirigente.

Esta situación impulsó a los suplementeros a buscar un complemento para continuar su labor, por lo que sumaron a su negocio los confites, bebidas y cigarrillos, sin dejar de lado publicaciones como diarios y revistas. "Gracias a los municipios hemos logrado que los quioscos puedan expandir sus horizontes", indicó Raúl Díaz.

El dirigente concluyó señalando que espera que en los próximos años se produzca una renovación de los suplementeros y una siguiente generación tome las riendas de los quioscos que, por tantos años, acompañan a la comunidad local y nacional.