Los 100 años de la Aviación Naval y su rol en la Región
Este brazo de la Armada, sin embargo, llegó a la Segunda Zona Naval en 1993. A la fecha, el equipo local cuenta con dos aeronaves permanentes que cumplen diversas funciones de ayuda.
Fueron los tenientes Pedro Luco, Dagoberto Godoy y Manuel Francke Mariotti quienes impulsaron la creación de la Aviación Naval, la que oficialmente se formó el 16 de marzo 1923 por Decreto Supremo, firmado por el presidente Arturo Alessandri Palma. La idea fue establecer una fuerza orgánica de la Marina destinada a contribuir a la defensa y al resguardo de los intereses marítimos de Chile, constituyéndose como un instrumento más del poder naval.
A 100 años del hito, los especialistas de la Aviación Naval de la Segunda Zona se reunieron en las dependencias del Grupo Aeronaval de Talcahuano para conmemorar el centenario. A nivel local, sin embargo, y según cuenta el comandante del Grupo Aeronaval de Talcahuano, Enrique O'Reilly, la historia parte el 3 de enero de 1993, hace ya 30 años, momento en el que se creó el Destacamento Aeronaval de la ciudad puerto.
"Esta nueva capacidad de la Segunda Zona Naval se materializó con la asignación permanente de un helicóptero Bölkow, al mando del entonces capitán de corbeta Renato Kirsinger del Barrio, quien junto a dos mecánicos de aviación daban inicio a las operaciones aeronavales, utilizando como base de operación el tradicional punto de posada de la Base Naval de Talcahuano, el que acompaña al Huáscar desde 1969", precisa el también capitán de fragata.
Recursos permanentes y operaciones
Tras el terremoto y tsunami de febrero de 2010, emergencia que arrasó con la primera instalación, el grupo trasladó su hangar a Carriel Sur, lugar en el que hay 24 marinos que desempeñan labores de pilotaje, mecánica de aviación, natación de rescate y enfermería, además de dos aeronaves permanentes. La primera es un helicóptero Dauphin -mismo modelo que aparece en la icónica serie televisiva "Guardianes de la bahía"-, con capacidad de hasta 10 personas y para adentrarse en el mar a una distancia prolongada. Le sigue un avión P-68 Observer 2, uno de los siete modelos italianos que la Armada adquirió hace algunos años. Según el comandante, esta máquina cuenta con "una muy buena capacidad de patrullaje marítimo" y una cámara optrónica que permite ubicar focos de calor en las noches, lo que aumenta las posibilidades de detectar náufragos. Con estos recursos se apoyó también en la última emergencia forestal a través de la priorización de focos de incendio, en un trabajo coordinado con la Conaf, y en el estado de excepción en la Macrozona Sur.
O'Reilly precisa que gracias a las herramientas con las que hoy cuenta su sección es posible proporcionar una capacidad desde el aire a la Marina, acción que a nivel nacional se concentra en la búsqueda y el rescate marítimo a lo largo de 26 mil millones de kilómetros cuadrados. Así, plantea, es factible resguardar la integridad territorial desde el mar, apoyar las fuerzas de superficie naval y submarinos, además de infantería.
"El 80% de nuestras operaciones tiene que ver con el ámbito marítimo, es decir, control y fiscalización de pesca, rescate de personas, pescadores, buques mercantes o yatistas. Nuestra función de vuelo está orientada a optimizar las capacidades que tiene la Marina a través de un tiempo mucho más corto que puede llegar a los 15 minutos", cuenta el comandante.
Desde 1993 a la fecha, las operaciones concertadas por este grupo especial de la Armada son variadas. El comandante O'Reilly recuerda algunos casos, como cuando en 2016 debieron ir en rescate de un marino mercante filipino fuera de las 200 millas que abarca la zona económica exclusiva del país. En aquel momento llegaron hasta la milla 240, unos 500 kilómetros mar adentro, para salvar a esta persona que había sufrido un derrame cerebral. "Esa capacidad la dio el helicóptero francés Dauphin", recuerda.
La jurisdicción que cubre la Segunda Zona abarca rutas ideales para cruceros internacionales de tres mil o cuatro mil pasajeros, sobre todo en época estival. "Es muy común que estos cruceros sean preferidos por adultos mayores como turistas, y pasa mucho que hay que evacuarlos en la mitad del mar, porque algunos se lesionan, se caen o infartan. Pese a que estos cruceros tienen médicos generales a bordo, muchas veces tenemos que partir a aeroevacuar a esos adultos mayores, que en el 90% de los casos son extranjeros", plantea O'Reilly, quien agrega que esta tarea también se concentra de manera fuerte en las islas Santa María y Mocha.
En el contexto de aislamiento que sufren ambos territorios -escenario que ha sido denunciado en reiteradas ocasiones por sus habitantes-, los recursos permanentes del Grupo Aeronaval de Talcahuano asoman como una herramienta vital a la hora de salvar vidas. De hecho, la mañana del sábado 18 de marzo el grupo despegó en helicóptero desde su base en el aeródromo Carriel Sur con destino a isla Mocha para realizar la evacuación médica de un hombre de 56 años hacia la comuna de Lebu. Un accidente ocurrido en la vía pública durante la tarde del viernes le provocó diversas lesiones.
Horas de vuelo
Si bien no hay una cifra exacta, Enrique O'Reilly estima que el brazo al que representa realiza al año cerca de 450 horas de vuelo, que si se dividen en vuelos de dos horas dan unas 250 operaciones anuales. En el último incendio se concretaron alrededor de 170 horas de vuelo, un número alto que también destaca.
"Nosotros esperamos seguir cooperando cada vez que la ciudadanía lo necesite. Respecto al recambio de nuestras dos aeronaves, no lo veo a muy corto plazo, porque es un material moderno y con buenas capacidades (...) Uno siempre querrá más, pero soy optimista, porque lo que operamos acá es muy buen material de vuelo. En estos 100 años, más que cambiar el material, el objetivo es mantener el compromiso", cierra el comandante.