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Johana Fernández, directora de Runway Fashion Design:

"RFD no se volverá a hacer en Biobío, si no tenemos apoyo"

Iniciativa de moda vivirá su primera pasarela el próximo 1 de abril, donde el diseñador Juan Carlos Mesa y la también diseñadora y socialité Ágatha Ruiz de la Prada, asoman como grandes invitados. Falta de apoyo público y privado ha sido un problema, pero no un impedimento.
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Por Nicolás Martínez Ramírez

De hablar sencillo y cercano, Johana Fernández Ormeño (35) destaca siempre por su colorida y alegre vestimenta. Un detalle no menor para esta amante de la moda, quien está detrás de Runway Fashion Design (RFD).

La iniciativa nace fruto de un trabajo de más de 10 años de la ingeniera comercial apoyado en el emprendimiento, la innovación y la competitividad regional en programas de Corfo y -Sercotec.

A partir de allí, hace unos siete años, se forma un vínculo con el área de las Industrias Creativas, que la llevó a pensar en una propuesta de este tipo, que vincula el diseño con la artesanía.

"Al ver algunas disonancias en España, donde fui a estudiar Marketing de Comunicación de Moda y Lujo, con respecto a la industria nacional, es que se me ocurre armar Runway Fashion Design hace un año y medio. Es una marca que contempla -dentro de una de sus unidades- un desafío para que un diseñador y un artesano hagan una colección colaborativa", destaca.

Pensada y diseñada en su cabeza, Fernández comienza a ejecutar la idea luego de regresar de Europa en julio del año pasado. Siempre sin apoyo y de forma autogestionada, pero con la idea clara de apoyar la industria de la moda local.

Una vida de moda

Para la directora de RFD, el gusto por la moda viene "de una madre con muy buen gusto". También de su hermano, quien fue parte de la agencia de modelos de Andrea Mondrus, y quien modelaba en tiendas del entonces naciente Mallplaza Trébol.

"Él llegaba a Concepción y me llevaba a todas esas pasarelas. Me decía que observara, porque mi familia no tenía el dinero para pagarme esa instrucción. Quería que caminara mejor y tuviera mayor conocimiento del rubro, era su pasión, yo era su hermana chica y él quería que conociera todo eso", recuerda.

Siendo parte del backstage de esas pasarelas, Fernández observaba detalles y el potenciamiento de la mujer sobre el escenario. Luego de estudiar ingeniería comercial, ligada siempre al sector más duro de la industria regional, el bichito de la moda siempre estuvo ahí.

Sin reconocerse, necesariamente, con un tan buen gusto o usuaria de marcas de lujo, los colores y el diálogo entre todo lo que utiliza resalta desde el primer momento.

En pandemia y analizando el comportamiento de la moda, es que decide incursionar en ella desde el mundo de la industria.

"Se pone mucho corazón en lo que se hace y yo me muevo mucho por eso, soy muy de números, pero siempre trato de poner el corazón antes que todo. Dije esta es mi industria, la empecé a estudiar acá, no me gustó, y me fui a España", comenta.

Pasarela en concepción

Estudiando en el país europeo, gracias a un programa de la Universidad Complutense de Madrid, en conjunto con Elle Education y Mindway, conoce a mucha gente vinculada a este medio. Una, el reconocido diseñador, Juan Carlos Mesa, CEO de Maison Mesa y ex director creativo de Ágatha Ruiz de la Prada por 15 años.

Es Mesa quien ha creído y apoyado a RFD, invitando a Fernández -por ejemplo- a Costa Rica Fashion Week en noviembre pasado.

El español y Fernández oficiarán de jurado en la pasarela del próximo 1 de abril, en el ex Teatro Enrique Molina, evaluando a las siete parejas de diseñadores y artesanos que se presenten ahí.

A esta dupla, se sumará la reconocida diseñadora, empresaria y socialité española, Ágatha Ruiz de la Prada, una de las mujeres más icónicas de la moda a nivel nacional, quien visitará por primera vez nuestra ciudad.

- Mesa te hace el contacto con Ágatha, ¿cómo logras que ella llegue a Concepción?

- Lo logro invitándola a ella y su equipo a conocer mi trabajo, a través de presentaciones, y de mi curriculum. Hemos tenido intercambio de llamadas, de correos y de WhatsApp. Ella y Mesa están encantados de venir. Estoy trabajando con el equipo de Ágatha para poder hacer que tenga una llegada rica al país, que estén todas las condiciones para atenderla como la persona que es. Ella es una marquesa, una mujer que es una diseñadora reconocida a nivel mundial y parte de la realeza.

- Todo ha sido autogestionado…

- Tengo muchas reuniones por día, hay más de 20 equipos de trabajo para RFD y es solo gente que ha creído en esto. Muy pocos están pagados, uno que no corresponde a lo que cobran por sus servicios. El ministerio de las Culturas nos apoyó con el 10% del programa y estoy muy agradecida por eso. También de la Municipalidad de Concepción, quienes han estado 100% involucrados y quienes nos pondrán la técnica, de Duoc UC, Crosville y Artistas del Acero. Y nada más, hemos solicitado reuniones al Gobierno Regional y nada. Estamos a la espera de ver si hay interés en este programa, es información se les viene entregando desde antes de irme a España y también al volver.

- ¿De empresa privada?

- No hemos tenido apoyo, pese a todas las reuniones. Runway Fashion Design no se volverá a hacer en Biobío si no tenemos apoyo de grandes empresas, del Gobierno Regional o alguna institución que le interese. La segunda versión está pensada, pero no condicionada a la región. A nivel nacional, diseñadores de muchas regiones quieren que lo hagamos en su zona. Imagino un RFD como desafío nacional, hemos hecho un programa de $200 millones con nada.

- ¿Cómo crees que esa Johana pequeña que acompañaba al hermano se vería ahora?

- Soy una persona joven con una experiencia de 80 años, con una vida un poco compleja. Tengo una mamá postrada y un padre con muchas enfermedades, ambos adultos mayores, que viven en un lugar muy estigmatizado como Boca Sur, en San Pedro de la Paz. Viviendo una niñez no con muchos recursos, que esté hablando hoy de buen gusto y queriendo subirle el pelo a mi ciudad solo me enorgullece. Solo siento orgullo -asegura entre lágrimas-, mucho.

Comentario de Música

Cantáreman: una música compuesta para escuchar

Jornada solidaria en el Teatro Biobío, dio cuenta de un artista que tiene argumentos para ir mucho más allá.
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Por Sebastián Grant Del Río

Desde la aparición de "Bajo la rueda", en 2012, el nombre de Cantáreman comenzó a resonar en el sentido rítmico y musical de una obra de 33 minutos ligados a una nostalgia urbana de interesantes trayectos líricos. Incluso emotivos, dados en sonidos, silbidos, tránsitos y los detalles propios de Javier Toloza, nombre de quien lidera uno de los proyectos más interesantes de la escena.

Desde ese momento las cuestiones vitales, el diario de los hechos, el agua, la ciudad, el río, las calles y el sentir interno llevado a letras que encuentran en "la velocidad", más allá del corte del mismo nombre; un sentido de avance, búsquedas, de ir hacia adelante (basta escuchar su obra).

Diez y un año después, nadie habría pensado en los muchos sucesos que ocurrieron y que este contador de historias tuvo para plantear una propuesta musical con un punto de vista que, además, define un estilo: el de Cantáreman.

Estallido social, pandemia y los recientes incendios nos afectaron a todos y todas, más o menos, pero afectaron. Por ello es que el concierto que ofreció el músico de 38 años el pasado miércoles en el Teatro Biobío tenía ese carácter solidario (el fuego trajo a cenizas sus pertenencias y el casa que arrendaba en Santa Juana).

Finalmente, no todos los días perdemos todas nuestras cosas, esas que se pueden recuperar, claro, pero que igualmente marcan el signo de nuestros tiempos.

Una jornada en la Sala Principal del TBB marcada por canciones, instantes y momentos que confirman a Cantáreman como uno de los mejores letristas de la "comarca", en el decir de Mauricio Melo, quien lo acompañó en bajo, al tiempo que Marcelo Díaz hizo lo propio en percusión.

Antes, sin embargo, apareció Álvaro Henríquez que, como si fuera aquel Lennon del pasado penquista, llegó junto a Paolo Murillo, en guitarra, para colmar el inmenso escenario del recinto con su voz y acompañamiento en las seis cuerdas. Simple, con eso arranques de melodías cuequeras y otros de carácter bolerísticos o rocanroleros.

Henríquez, con puntuales problemas de voz, por ahí derivados de un resfrío; cumplió desde la calma con un set de temas de variada naturaleza. Por supuesto, Los Tres sonaron con "Un amor violento" y "He barrido el sol", cortes interpretados con la comodidad y la calma propia de un artista que pareciera encantarse con los pequeños gestos de un día más, en el andar de los 50 años.

Cantáreman en escena

Más allá de la causa, bondadosa desde el gesto espontáneo para colaborar en el presente del afectado; Cantáreman presentó un lista de unas 15 canciones de arreglos parejos, plácidos. Que funcionan bien en la escucha individual, incluso, más que frente a una audiencia.

En vivo, Toloza se sirvió de un puñado de sus composiciones, para llevar a la audiencia por un viaje de melodías y acordes planteados desde el latir del sentimiento, más que de la racionalidad de la puesta en escena. A Cantáreman le interesa la canción en su esencia, se apasiona con ella en su expresión, y no tanto en el efecto que puedan producir en el escenario.

Es la música la que avanza, camina y lleva por distintos rincones, para descubrir cerrando los ojos y dejarse llevar. Allí lo práctico de la estructura/arreglos cede espacio a una voz limpia, clara, instrumental en algunos pasajes y que sabe encontrar los tránsitos para darle protagonismo a la lírica.

Cantáreman mostró un discurso pausado, apuntando a la contemplación y a un ralentí que lleva a escuchar a un cantante/autor que tiene cosas que decir. Y las dice bien, con una poética de imágenes que funcionan en el todo musical, con tiempos sonoros que se abren y alargan captando una esencia coherente con la propuesta de base, con Cantáreman mismo.

El penquista se acompañó de dos músicos para presentar una propuesta limpia y donde se privilegia la canción.