El pan es un buen vehículo para aumentar la fibra dietaria
La mala fama del pan se debe a la materia prima con el que es elaborado hace décadas: harinas ultra refinadas. Reforzado con la fibra dietaria propia del trigo, este alimento puede ayudar a cumplir con los índices de ingesta de fibra diaria aconsejados por diferentes organismos internacionales.
Si hay un elemento que gusta a todos los chilenos, tiene mucha aceptación y es consumido de manera masiva en todas las edades y niveles socioeconómicos, ese es el pan. Considerando esa premisa, un estudio de la Universidad San Sebastián propone emplear este alimento como un medio para aportar la cantidad de fibra dietaria diaria sugerida internacionalmente para la población nacional, sin que ello signifique grandes inversiones ni modificaciones en los hábitos de las personas.
Fabiola Fuentealba Arévalo, académica de Vinculación con el Medio de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián, e investigadora del proyecto mencionado, contextualiza la situación. "La fibra dietaria es uno de esos factores protectores de nuestra salud. Se encuentra en frutas y verduras y en el trigo del pan, en forma natural. Pero, producto de los procesos de refinación, por causa de la intermediación de la tecnología, se ha extraído la fibra al grano de trigo y el pan hoy se elabora mayoritariamente con harina refinada, lo que lo ha convertido en un alimento pobre desde el punto de vista nutricional", afirma la docente.
"Debido a la creencia de que la harina debía ser lo más blanca y suave posible para crear un pan con amplia aceptación, se implementaron procesos tecnológicos que disminuyeron su calidad: podría ser muy nutritivo, con el grano entero, molido, como se hacía en las casas de antaño de manera doméstica", cuenta Fabiola Fuentealba.
Y la situación es extendida. Los molinos (autorizados por el Ministerio de Salud) que trabajan y muelen la harina, eliminan la fibra dietaria. "Esto empezó hace años ya, lo que significa que por décadas hemos disminuido la capacidad nutricional del pan, causando que varias generaciones nunca hayan consumido el pan con los nutrientes protectores que se comía antes", reflexiona la nutricionista, quien además es magíster en Gestión Alimentaria.
LAS PROPUESTAS
¿Por qué la fibra? "Son muchos los beneficios por los que debemos consumir fibra dietaria, desde el control de algunos parámetros glicémicos hasta el punto de vista de la saciedad, sobre todo considerando los índices de obesidad por malnutrición por exceso que tiene nuestro país", expone Fabiola Fuentealba.
El objetivo final del estudio es establecer una propuesta y política pública para aumentar el consumo de fibra dietaria de la población chilena a través del pan. "Enviamos los resultados preliminares a una revista científica y una de las conclusiones publicadas es que, a 12 años de realizada la Encuesta Nacional del Consumo Alimentario en Chile (Enca, 2010), el consumo de fibra es similar, e incluso menor. El estudio fue hecho en adultos que residen en Chile, zona rural y urbana (con énfasis en esta última), considerando a residentes provenientes de otros países, que ingieren más fibra dietaria que la población nacional. Solo se observa una pequeña diferencia en las mujeres, que incluyen un poco más de fibra en sus dietas", dice.
"Las recomendaciones internacionales hablan, por lo general, de un promedio de 25 gramos de fibra dietaria al día, cifra que la Unión Europea elevó inclusive a 30. Los chilenos promediamos 12,5 gramos diarios, es decir, ingerimos menos de la mitad", manifiesta la docente.
Pero ¿cómo mejorar el pan? Lo primero es entender los mitos y su mala fama. "La creencia es que engorda. Debemos tener en cuenta que ningún alimento tiene la propiedad de causarnos daño por sí solo, ni tampoco al revés, causarnos un beneficio extremo por sí solo. Es la mezcla de lo que consumimos durante el día, y acompañado de qué. Además, el que tiene mala fama es el pan preparado con harina ultraprocesada, no el pan rico en fibra dietaria", acota Fabiola Fuentealba.
El pan más perfecto es de elaboración simple, con tres o cuatro ingredientes, sin mucho preservante. "En la investigación hallamos un pan de supermercado con 34 ingredientes… eso claramente no está bien. Esos ingredientes se añaden para que el producto dure 60 días", cuenta la investigadora. Lo más correcto será comprar en la panadería tradicional, de barrio, la marraqueta, que es mucho mejor que el pan hallulla u otros porque no tiene materia grasa (su consistencia es rica, porque está batido). "Para que sea mejor, incorporar alguna alternativa con fibra, como pan de harina de centeno, o pan integral, es decir, con todos los elementos del trigo, molidos", aconseja la nutricionista.
La porción adecuada de este alimento será una unidad al desayuno y otra, a la hora del té (o cena), apoyando con una colación que aporte nutricionalmente entre cada ingesta (idealmente frutas y/o verduras). "El agregado adecuado será un acompañamiento de bajas calorías, como palta, tomate, huevo o proteínas con vegetales crudos y/o cocidos. Tenemos que dejar de temerle al pan, solo hay que saber consumirlo e, idealmente, optar por aquellos que sí contienen la tan necesaria fibra dietaria", asevera Fuentealba.