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Se estiman que en el Biobío son cerca de 1.900 los damnificados

Hortaliceros prevén alza en precios de productos agrícolas tras incendios

A raíz del calor de los siniestros, en un primer momento se vendió la producción que maduró, pero el panorama es lento para el invierno.
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Por Estefany Cisternas Bastías

Alrededor de 1.203,8 hectáreas de cultivos fueron afectadas por los incendios, según cifras entregadas en el último balance por el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela. "El daño en hectáreas de plantaciones habla de cifras en torno a las 50.000 y un total de 1.981 productores del Biobío afectados", afirma el ministro.

Desde Indap estiman que son más de 3.000 las personas perjudicadas en la región, del cual el 45% son mujeres, número que podría aumentar, ya que los equipos siguen con el catastro en terreno.

Fabiola Lara, directora de Indap Biobío contabiliza que "520 bodegas, 64 corrales y 231 invernaderos fueron destruidos. Esto se suma a los sistemas de riego que fueron consumidos por el fuego dejando a cerca de 447,8 hectáreas sin este recurso".

Mercado de hortalizas

Los mismos agricultores de la región expresan que se encuentran en una situación extremadamente compleja y delicada.

Estos productores de hortalizas trabajaban sus terrenos para proveer a sus familias y comercializar localmente. Esta actividad era su principal sustento económico, y se quedaron con las manos vacías.

La gran mayoría de las personas perjudicadas, que cuentan con su registro social de hogares, pertenecen al percentil inferior al 40% de ingresos, esto quiere decir que son personas del grupo más vulnerable de la población.

"Mi emprendimiento familiar agrícola era mi sustento económico, yo con el incendio perdí todo. Algo que no volveré a tener en varios años", manifiesta Flor Solar, agricultora de Florida que perdió su hogar en los incendios.

Lo que cultivaban de sus huertas lo vendían en negocios locales, ferias campesinas de la comuna y ocasionalmente en centros comerciales, pero ahora ven que "va a haber una escasez, o por lo menos una tardanza en volver a reconstruir las huertas. Eso nos corta las manos", advierte Marcela Sánchez, representante del Mercado Campesino de Florida.

Las plantaciones que no perecieron en el fuego brotaron rápidamente por el calor, obligando a comercializar las hortalizas inmediatamente y evitar perder la poca producción que les quedaba.

Marcela cuenta que en una feria vio que "un cajón de tomates lo estaban vendiendo a $3.000 por el apuro, porque el tomate maduró todo de un tiro".

Los hortaliceros creen que las ferias campesinas se verán desfavorecidas directamente por los incendios. Luis Fernández, agricultor de Nacimiento que perdió todos sus invernaderos, comenta que los valores de las cosas "ya se dispararon, todo lo que es consumo humano que se quemó al menos se disparó."

Huertas e invierno

La principal preocupación de los hortaliceros es no tener siembra antes de que comience el frío, ya que en esas condiciones una plantación demora hasta tres veces más en brotar.

"Quien no logre plantar antes de los primeros días de marzo, no tendrán producción en invierno. Y ya estamos encima de las fechas. Nos tiene muy complicados, porque uno depende al 100% de esto", indica Osvaldo Martínez, productor de Santa Juana.

También existe una incertidumbre, porque no saben si esperar a que llegue la ayuda o actuar por sus medios.

"Fuimos muchos los afectados. Se me quemaron tres invernaderos y eran mi sustento. Yo sí me voy a levantar, pero va a costar mucho", relata Yohana Silva, productora de Santa Juana, quien pide a las autoridades ayuda enfocada a los que viven de las hortalizas, porque "el proceso es muy lento".

Entre las perdidas contabilizadas por Indap hay 50 herramientas dañadas, como sembradoras, rastras, pulverizadoras, arados y fertilizadoras. También 8 camiones, 5 tractores, 4 camionetas y 3 cosechadoras.

Debido a esta catástrofe los hortaliceros esperan que el ministerio sea su mejor aliado para sacar la agricultura familiar campesina adelante, y recalcan que "quien no trabaja, no come".

El dispositivo captura y elimina las moléculas propias del proceso de fabricación de alimentos marinos

Instalan equipo que mitiga olores en planta Camanchaca

Se trata de un plan de inversión que tiene la empresa para poder eliminar en su totalidad las emisiones odoríficas de la compañía.
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Camancha Pesca Sur puso en funcionamiento un equipo llamado Scrubber y que tiene por objetivo capturar y destruir las moléculas propias del proceso de fabricación de alimentos de origen marino. Este dispositivo forma parte del plan de inversiones y gestión de la empresa para poder mitigar prácticamente en su totalidad las emisiones odoríficas de la planta.

El nuevo equipamiento se suma a otro instalado el año 2016 que captura gases de combustión. Mientras que ahora el funcionamiento es remover el 90% de los gases odorantes con una moderna tecnología que combina la acción del ozono y el agua de mar, lo que dará como resultado la emisión de los gases purificados casi en su totalidad hacia el exterior, reduciendo el impacto de olores en las comunidades aledañas.

El gerente regional de Camanchaca Pesca Sur, Alejandro Florás, indicó que esta inversión se suma " a un amplio programa corporativo de inversiones para la planta de congelados, conservas, harina y aceite en la comuna de Coronel y cuyo objetivo es lograr una operación altamente sostenible y amigable con el entorno. Este es un compromiso corporativo de nuestra compañía, que estamos muy orgullosos de cumplir".

Asimismo, se definió hacer un programa especial de visita con vecinos y autoridades locales para que puedan conocer la nueva tecnología en funcionamiento y cómo les mejorará en su calidad de vida, respecto a las emisiones de olores previas a su funcionamiento.

Opinión

Demandas ciudadanas y empresas responsables, una simbiosis necesaria

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Si por largos años se medía el éxito en términos netamente financieros, hoy somos muchos los que trabajamos por una economía donde el éxito se mida por el bienestar de las personas, de las sociedades, pero también la naturaleza, es decir, su impacto positivo. Y aunque en ese entonces el planeta y las personas estaban al servicio de las empresas, hoy estamos frente a un nuevo paradigma donde éstas son altamente cuestionadas, y vemos que -a través de diferentes movimientos mundiales- la vara con que se miden no solo es otra, sino que debemos responder a una mayor participación de la ciudadanía, más activa y crítica del quehacer corporativo.

Sin ir más lejos, a fines del 2022, GFK Chile determinó que el compromiso ambiental se posiciona como un potencial impulsor de consumo entre los chilenos, donde un 74% declara que si una marca se hiciera responsable de su impacto ambiental compraría más de sus productos.

Hoy, la nueva lógica empresarial nos está exigiendo nuevas formas de actuar que sintonicen con estas demandas ciudadanas junto a una capacidad de responder con mayor agilidad. También vemos cómo startups locales están logrando levantar venture capital pese al escenario económico en que estamos insertos. ¿Qué factor común los une? En concreto, el anhelo por contribuir con soluciones que respondan a problemáticas de las personas desde el triple impacto aportando ideas disruptivas en lo social, ambiental y económico. La disyuntiva para las multinacionales y empresas más consolidadas es cómo subirse al carro. Sin duda, cada sector industrial tendrá que resolver escenarios propios, donde quizás un asunto que nos une en Chile es la economía circular y la innovación en los procesos que van de la mano de la nueva Ley REP.

Como organizaciones, debemos anhelar ser actores de cambios positivos, incentivando un consumo responsable como también preocuparnos de buscar soluciones y productos que generen un menor impacto en la naturaleza. Atrás quedaron los tiempos en que la discusión sobre sostenibilidad medioambiental iba por un carril y la de productividad por otro. Hoy está claro, además, que existe una simbiosis entre las demandas ciudadanas y el rol de las empresas. Pero lo alentador es que no solo pueden y deben ir juntos, sino deben ir acompañados de la creación de las bases de una economía circular robusta, que sintonice con nuestra realidad local y que cuide el medioambiente. Nuestro norte y el de todos debe ser acercarnos a modelos de negocios más responsables, contar con políticas de reciclaje firmes y apoyarnos, compartiendo buenas prácticas e iniciativas, entendiendo que en los años venideros solo serán posibles desde la colaboración y gestión de alianzas.

Gustavo Cruz de Moraes

Gerente general de Natura Chile