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Advirtió el secretario general de la ONU, Antonio Guterres

La subida del nivel del mar es inminente y amenaza con un éxodo masivo de "proporciones bíblicas"

Es casi seguro que el calentamiento de la Tierra superará los 1,8° C. Guterres dijo que ciudades enteras desaparecerán y los mayores impactos serán urbes como Bangkok, Nueva York, El Cairo, Buenos Aires y las de la costa chilena.
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cronica@diarioelsur.cl

Aunque la mayoría de las poblaciones costeras del mundo se preparan ya para la subida del nivel del mar, consensuar medidas para evitar catástrofes está siendo extremadamente difícil, porque no hay consenso sobre a qué ritmo se producirá el deshielo de las capas de hielo.

Un nuevo estudio publicado en Nature Communications advierte que la "pérdida irreversible" del hielo de la Antártica y Groenlandia -y la correspondiente subida del nivel del mar- pueden ser "inminentes" si no se estabiliza el calentamiento global por debajo de los 1,8ºC en relación a los niveles preindustriales.

El deshielo de las capas de hielo es, potencialmente, el factor que más contribuye al cambio del nivel del mar, e históricamente el más difícil de predecir, porque la física que rige su comportamiento es muy compleja.

De hecho, las últimas proyecciones de modelos climáticos presentadas en el 6º informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) no se ponen de acuerdo sobre la rapidez con que las principales capas de hielo responderán al calentamiento global.

En paralelo, "los modelos informáticos que simulan la dinámica de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártica a menudo no tienen en cuenta el hecho de que el deshielo de la capa de hielo afectará a los procesos oceánicos, que, a su vez, pueden retroalimentar la capa de hielo y la atmósfera", añade Jun Young Park, de la Universidad Nacional de Pusan, Corea del Sur.

Ahora, utilizando un nuevo modelo informático, que capta por primera vez el acoplamiento entre las capas de hielo, los icebergs, el océano y la atmósfera, el equipo descubrió que el efecto de desbordamiento de la capa de hielo y el nivel del mar solo puede evitarse si el mundo alcanza las emisiones netas de carbono cero antes de 2060.

"Si no alcanzamos este objetivo, las capas de hielo se desintegrarán y fundirán a un ritmo acelerado, según nuestros cálculos", advierte. "Si no tomamos ninguna medida, el retroceso de las capas de hielo seguiría aumentando el nivel del mar en al menos 100 centímetros en los próximos 130 años. Y esto se sumaría a otras contribuciones, como la expansión térmica del agua oceánica", apunta Axel Timmermann, director del Centro de Física del Clima IBS de la misma universidad.

Simulaciones

Las capas de hielo responden al calentamiento atmosférico y oceánico de forma retardada y a menudo impredecible.

Hasta ahora, los científicos habían advertido de la importancia del deshielo oceánico subsuperficial, un proceso clave que puede desencadenar efectos de desbordamiento en las capas de hielo de base marina de la Antártica.

"Sin embargo, según nuestras simulaciones por supercomputador, la eficacia de estos procesos puede haberse sobrestimado en estudios recientes", avisa June Yi Lee, de la Universidad de Pusan.

"Vemos que el hielo marino y los cambios en la circulación atmosférica alrededor de la Antártica también desempeñan un papel crucial en el control de la cantidad de deshielo, con repercusiones en las proyecciones globales del nivel del mar", matiza la investigadora.

Por último, el estudio reclama el desarrollo de modelos más complejos del sistema terrestre (que capten los distintos componentes climáticos y sus interacciones) y nuevos programas de observación para estudiar regiones muy activas, como el glaciar Pine Island, en la Antártica.

Alerta en la onu

Coincidiendo con el estudio, ayer el secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que "bajo cualquier escenario, países como Bangladesh, China, la India y Países Bajos están en riesgo. Megaciudades en todos los continentes se enfrentan a serios impactos incluyendo El Cairo, Lagos, Maputo, Bangkok, Daca, Yarkarta, Bombay, Shanghái, Copenhague, Londres, Los Ángeles, Nueva York, Buenos Aires y Santiago".

Según Guterres, la subida de las aguas -acelerada por la crisis climática y que el siglo pasado fue mayor que en ningún otro en los últimos 3.000 años- es tanto un problema en sí como un "multiplicador" de otras amenazas y ya está creando "nuevas fuentes de inestabilidad y conflicto".

"La subida de los mares amenaza vidas y pone en peligro el acceso al agua, los alimentos y la atención médica. La entrada de agua salada puede diezmar empleos y economías enteras en industrias clave como la agricultura, la pesca y el turismo. Puede dañar o destruir infraestructura vital", enumeró.

900 millones en peligro

"El peligro es especialmente grave para los casi 900 millones de personas que viven en zonas costeras de baja altitud, es decir, una de cada diez personas en la Tierra", indicó, y agregó que la combinación de la subida del mar y de la entrada de agua salada en ciertos ecosistemas amenaza, por ejemplo, con convertir en inhabitables algunos de los grandes deltas del mundo, como el del río Mekong en Vietnam o el del Ganges en la India y Bangladesh.

"Comunidades bajas y países enteros podrían desaparecer para siempre. Veríamos un éxodo masivo de poblaciones enteras con proporciones bíblicas. Y veríamos una competencia aún más fiera por el agua dulce, la tierra y otros recursos", insistió, y pidió a la comunidad internacional acciones decididas en tres grandes ámbitos: la lucha contra el calentamiento global, la protección de comunidades vulnerables y la modificación de la legislación internacional para proteger a los desplazados.

100 centímetros de altura ganará el mar en los próximos 130 años si no se toman medidas contra el retroceso de capas de hielo.

2060 es el año límite para alcanzar emisiones netas de carbono cero para evitar el alza del nivel del mar por debordamiento de hielo.

Azúcares libres aumentan el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular

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Una mayor ingesta de azúcares libres -azúcares añadidos y los presentes de forma natural en la miel y los zumos de fruta- se asocia a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, según un estudio publicado en la revista BMC Medicine.

Los resultados se obtuvieron a partir del análisis de los datos de 110.497 personas del Reino Unido, que habían completado al menos dos evaluaciones dietéticas.

Los investigadores siguieron a los individuos durante casi una década y constataron que en este tiempo se produjeron enfermedades cardiovasculares en 4.188 participantes; y, en particular, cardiopatías e ictus en 3.138 y 1.124 participantes, respectivamente.

Los autores, que realizaron este estudio prospectivo con datos del biobanco del Reino Unido, descubrieron que la ingesta global de hidratos de carbono no estaba asociada con los resultados de las enfermedades cardiovasculares.

Sin embargo, al analizar los tipos y las fuentes de hidratos de carbono consumidos, observaron que una mayor ingesta de azúcares libres procedentes de alimentos como las bebidas azucaradas, los zumos de fruta y los dulces se asociaba a un mayor riesgo de padecer todas las enfermedades cardiovasculares.

Así, por cada 5% más de energía total procedente de azúcares libres, el riesgo asociado de enfermedad cardiovascular total era un 7% mayor; el riesgo de cardiopatía isquémica era un 6% más; y el riesgo de ictus era un 10% mayor.

Por otro lado, consumir cinco gramos más de fibra al día se asoció a un riesgo un 4% menor de enfermedad cardiovascular total, pero esta relación no siguió siendo significativa tras tener en cuenta el índice de masa corporal (IMC).

Cómo revertir el efecto

Los autores, encabezados por Rebecca Kelly, sugieren que sustituir los azúcares libres por azúcares no libres -principalmente los que se encuentran de forma natural en frutas y verduras enteras- y un mayor consumo de fibra, puede ayudar a proteger contra las enfermedades cardiovasculares.

Los hallazgos fortalecen la evidencia de la recomendación dietética global de reducir el consumo de azúcar libre a menos del 5% de la ingesta calórica total.

Los investigadores concluyen, además, que no todos los hidratos de carbono pueden asociarse a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y que es importante tener en cuenta el tipo y la fuente de carbohidratos consumidos al medir la salud cardiovascular.

Opinión

Derecho social a la vivienda

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El último Catastro de Campamentos 2020-2021 desarrollado por TECHO-CHILE, deja al descubierto que hoy 81.643 familias viven en 969 campamentos a nivel nacional, una preocupante y cruda realidad, la más alta desde 1996, que da cuenta, de cómo muchas familias, connacionales y extranjeras, no han tenido acceso a soluciones dignas en materia habitacional.

Ante este complejo escenario, de precarización de la vida humana, de aumento de la pobreza y la vulnerabilidad social de las personas y familias, agravada aún más por los efectos de la pandemia, la inflación, el aumento del precio del suelo, las barreras para acceso a créditos hipotecarios y la disminución de los ingresos autónomos de los hogares entre otras; tenemos como país el urgente desafío y el deber ético-político de reposicionar el derecho a la vivienda y el hábitat residencial, como un derecho social que debe ser garantizado y resguardado por parte del Estado.

Sin ir más lejos, y tomando como experiencia el confinamiento que experimentamos en pandemia, fuimos testigos de cómo la vivienda se transformó en el espacio obligado de trabajo, estudio y desarrollo de labores fundamentales de la vida cotidiana. Lo que conllevó un impacto social negativo y desigual, afectando especialmente a quienes habitan viviendas precarias y/o de tamaño reducido, quienes vieron deteriorarse aún más, su calidad de vida y percepción de bienestar subjetivo, producto del consecuente aumento de estrés familiar, como también de factores de riesgo que aumentaron la emergencia de las violencias y el deterioro de la salud mental individual y familiar y su relación con la habitabilidad y la vivienda.

Existiendo el desafío de fortalecer la política de vivienda social digna, procurando llegar a este amplio sector de la sociedad, que ha quedado y continuará relegado, de su ejercicio pleno de este derecho, de no recuperar un fuerte rol del Estado en esta materia social. Una política que no solo garantice el acceso a una vivienda, con debidos estándares de calidad tanto en infraestructura y materialidad, sino también bien la conformación de barrios integrados, con acceso a servicios para el desarrollo de la vida comunitaria y familiar, acorde a la dignidad de las personas en condiciones de igualdad y de justicia social.

Roxana Zuleta

Directora Trabajo Social

Universidad Andrés Bello

sede Concepción