Educación financiera, fundamental para frenar morosidad
Luis Felipe Slier Muñoz, Director de Ingeniería Comercial, Universidad San Sebastián, Dr. Ricardo Barra Ríos, Director Centro Eula, Académico Facultad de Ciencias Ambientales, Universidad de Concepción,
Según el último Informe de Deuda Morosa USS-Equifax del año 2022, 356.509 personas están en condición de morosidad en la Región del Biobío, situación que debe preocuparnos de cara a 2023, ya que significa que miles de familias están muy complicadas en sus finanzas y han caído en el no pago de sus compromisos. Aquello podría deberse a la disminución de los ingresos reales, así como también al encarecimiento de los créditos, principalmente tarjetas y líneas de crédito. Muchos viven con una deuda permanente, generando una "bicicleta" financiera, que -dados estos mayores costos- se "quiebra" y provoca un descalabro financiero.
Las presiones inflacionarias para el año 2023 se mantendrán y es probable que terminemos con una inflación menor que el 2022, pero en torno al 7%, 8%, afectando a los sectores más vulnerables. Sin duda todo lo anterior presionará a un aumento en la morosidad en los próximos meses.
En este contexto debemos seguir insistiendo en la necesidad urgente de que se eduque a todas las personas en materias financieras y principalmente los jóvenes reciban esta instrucción desde el colegio, lo que les permita llegar a la adultez comprendiendo que la deuda no es mala, sino que es una forma de crecer, pero que el sobreendeudamiento es negativo, pues hace que muy rápidamente se caiga en morosidad.
La educación financiera es definida por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) como el proceso a través del cual los usuarios mejoran su comprensión de los productos, conceptos y riesgos financieros, desarrollan habilidades para ser más conscientes de los riesgos y oportunidades financieras, realizan elecciones informadas y adoptan acciones para mejorar su bienestar financiero.
El déficit de educación en este ámbito ha agravado los efectos de la crisis nacional e internacional, sumado a la creciente ampliación y complejidad de la oferta de productos, además del aumento del costo de financiamiento y las restricciones en el acceso al crédito por parte de las instituciones, que colocan a los usuarios en una situación de desconocimiento y vulnerabilidad.
En este escenario es positivo seguir algunas recomendaciones para manejar el presupuesto. Preguntarse si es necesario realmente renovar un bien durable como televisor, automóvil o celular; reducir el uso de las tarjetas y líneas de crédito; ahorrar el equivalente a un par de meses de gastos fijos, para enfrentar situaciones de gravedad futura como pudiese ser la pérdida del trabajo.
En el ámbito macro, es fundamental tener señales de orden público y garantías para la inversión. El gobierno deberá aumentar y operativizar medidas que favorezcan las inversiones, ya que no debemos olvidar que la inversión se está frenando. La gente solo recuperará su confianza en el futuro si recibe señales y estímulos que le permitan sentirse segura. Es necesario fomentar ese sentimiento con acciones concretas y realistas.