La danza se impone como una nueva apuesta en los espectáculos artísticos
Por muchos años asociado a ídolos pop de escala mundial, las propuestas conceptuales de la puesta en escena de una serie de cantantes locales se acercan cada vez más a la experiencia de artistas que transitan en la globalidad.
"Lo que ha cambiado es que ser bailarín de apoyo ahora también puede involucrar que el mismo artista se fusione dentro su producto". Así fue como Ian Harting definió la transformación que, a su parecer, han enfrentado las danzas de espectáculo en el país durante los últimos años.
El coreógrafo santiaguino formó parte de la veintena de bailarines que se presentaron ante más de 200 mil personas en noviembre pasado al integrar el show de algunos de los 46 artistas que participaron en la última versión del festival REC.
Este evento, así como propuestas afines, permite tomarle el pulso a las tendencias de la industria y el desarrollo de nuevas premisas en el desplante escénico de los músicos en escena.
Especializado en street jazz, Harting es coreógrafo de Princesa Alba desde inicios de 2020, acompañándola en los escenarios al integrar su equipo de bailarines.
La alianza nació de la necesidad de la artista de dar un vuelco a su propuesta. Un trabajo colaborativo que, contó el intérprete, confluyó en una oda a la época de los 2000, inspirada en Janet Jackson, Paula Abdul y Britney Spears.
"No siento que antes los cantantes no valoraran la danza, sino que desconocían esta herramienta. Ahora, ellos mismos están conociendo el apoyo que da tener bailarines. Están aprendiendo que es un ítem que existe y que pueden utilizar en sus shows", destacó el profesional, quien también ha trabajado con Javiera Mena y Francisca Valenzuela.
Diálogo entre artes
Sobre el rol de esta disciplina en los conciertos, el joven de 30 años afirmó que se ha vuelto "más indispensable", sobre todo en ritmos movidos. Hizo especial énfasis en la sinergia entre las distintas esferas que conforman la puesta en escena.
"Depende mucho de potenciar la unificación entre bailarines y artistas, donde los coreógrafos tenemos esa tarea de seguir profundizando esa conexión, saber qué es lo que quieren por sobre lo que nosotros queremos y generar ese encuentro", contó el bailarín.
Se trata de un aspecto igual de importante para Gabriela Pavez, quien hace dos años se dedica a la propuesta conceptual de Soulfía, tras coreografiar el videoclip "Pantera".
Un espectáculo -según comentó- centrado en la sensualidad de las canciones de la artista junto la "magia" de su último álbum: "Brujería de cantina", encaminado a construir un hilo conductor.
Para la coreógrafa, la relación entre cantantes e intérpretes es relevante al momento de crear, para que "todas las áreas funcionen bien durante el show", pues es reflejo del vínculo entre lo que ocurre entre el escenario y el público.
"Es una conexión no tan común que me gustaría que en el género urbano se compartiera más, pues se da más entre mujeres que en hombres. Así el espectáculo se ve más conectado y el público lo nota. No es solamente bailar, sino incluso hasta donde te ubicas y si conoces el espacio", relató la joven de 28 años.
Romper esquemas
Dicha dimensión es la que incorpora la dirección del movimiento, concepto que alude a pensar las funciones musicales como artes vivas, según explicó Nerea Polymeris.
"Es vivir una experiencia sensorial, donde te vas a estimular con distintos factores: el movimiento es uno de ellos, que también involucra cómo te enfrentas a la performance y al público. Ocurre de la misma forma en los videoclips, porque ayuda al director a generar cierto dinamismo, a través de herramientas escénicas", relató la intérprete penquista.
Con un lenguaje más contemporáneo, la bailarina de 23 años se ha desempeñado en el trabajo de la gestualidad junto a Dulce y Agraz desde comienzos de 2020, conectando -de acuerdo a sus palabras- desde la sensibilidad y la poesía de la compositora.
Se trata de una propuesta local también destacada por Ian Harting. "Demuestra que la danza es una infinidad de posibilidades", entendiéndola como un complemento que trasciende a los géneros urbanos. "Actualmente, todo se está mezclando. Los mismos artistas tenían una línea musical mucho más fija que la que tienen hoy. Tal como sucede con Rosalía, que su estilo es pop y flamenco, pero su gira trae un concepto mucho más moderno. La clave es que el cantante sepa qué es lo que quiere en la tarima", ilustró.
Sin embargo, el espectáculo musical entendido como un concepto más allá de la banda y los instrumentos es algo que, para Polymeris, todavía es incipiente en Concepción.
"Estamos muy lejos de salir del show frontal, donde el artista está arriba y adelante. Hay varias formas de desestructuralizar todo ello, pero ahí influye el presupuesto. Aunque también hay aspectos más sencillos, como la disposición general de los trabajadores de la música a abrirse a nuevas propuestas", reflexionó.