Barreras en el mercado laboral femenino
En Chile, la participación de las mujeres en el mercado laboral ha ido en aumento, si se considera que en 1990 la fuerza laboral femenina alcanzaba un 31% y hasta antes de la pandemia de covid promediaba el 48%.
Sin embargo, a pesar del crecimiento económico de las últimas décadas, con el paréntesis de lo que ocurrirá este año, es todavía una de las participaciones más bajas en América Latina y entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde). No obstante el aumento de participación, a igualdad de condiciones con el hombre todavía hay una brecha laboral que perjudica a la mujer, cuestión que se ha analizado con profusión, pero no se ha logrado resolver.
Las mujeres acceden a trabajos más precarios y peor pagados respecto de los hombres, e incluso durante la crisis económica por la pandemia fueron las que sufrieron más despidos. Asimismo, en los puestos ejecutivos, se hace difícil la llegada de mujeres a los directorios de las empresas. Por ello, el ministro de Economía, Nicolás Grau, ha señalado hace unos días que pronto pasará a la Cámara de Diputados el proyecto que busca incorporar cuotas de participación femenina en los directorios de empresas, ya que Chile se encuentra por debajo de los porcentajes que tiene la Ocde en participación de mujeres, considerando que el promedio es de 26,7% y que en nuestro país alcanza el 12,7% , según el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género.
Diversas condicionantes han llevado a las mujeres jóvenes a asumir la jefatura de la familia, ya sea por separación del matrimonio, asumiendo ella la custodia de los hijos, o por la salida del padre para ir a trabajar a otra ciudad. En los últimos años la queja ha estado casi circunscrita a la violencia y la agresión sexual, pero es palpable que el tema es más de fondo y complejo.
Compatibilizar la vida familiar con el trabajo es la mayor barrera que tienen las mujeres en materia laboral. Según el estudio "Cambios sociales y empleo femenino", elaborado por la Asociación Chilena de Seguridad, las empresas han implementado medidas para modificar la forma de trabajar y ayudar en una mejor conciliación entre el empleo y la vida personal, pero las mujeres siguen teniendo mayores barreras culturales y familiares, enfrentando sesgos que dificultan su desarrollo laboral. Un 35% de las mujeres cree que para ascender en su empresa debe hacer renuncias familiares importantes, cifra que contrasta con el 25% de los hombres que opina de manera similar.
Cuando se preguntó si para una mujer tener hijos limita la carrera profesional, uno de cada tres trabajadores está de acuerdo con esta afirmación (38% de las mujeres, y 25% de los hombres coinciden con esta barrera al empleo femenino). Un tercio de los trabajadores (32% de las mujeres y 31% de los hombres), tienen una percepción negativa respecto de las exigencias de horario. Un 33% de las mujeres y 19% de los hombres creen que en igualdad de condiciones las empresas prefieren ascender a hombres en vez de las mujeres.
Otra barrera relevante, de acuerdo a los encuestados, es la de los problemas de la cultura machista y de brechas salariales (ambas con 44% de menciones entre los tres principales motivos). Las causas detrás de esto revelan un problema social, ya que aún en algunos sectores las mujeres son percibidas como menos capaces para la realización de trabajos y para aspirar a cargos de mayor responsabilidad. También se sigue considerando el embarazo como un factor que juega en contra de las trabajadoras. Su rol de madres, las exigencias sufridas en ese ámbito, romper estereotipos, y cierto privilegio a los varones en determinadas áreas, especialmente laborales, son situaciones concretas que imposibilitan una plena vida. Hay una discriminación cultural que es necesario cambiar, y sin duda será una tarea de largo aliento.
El ministro de Economía, Nicolás Grau, ha señalado que pronto pasará a la Cámara de Diputados el proyecto que incorporará cuotas de participación femenina en los directorios de las empresas.