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La Conaf concentra su labor en 20 comunas de la Región del Biobío

Los nudos en la estrategia de prevención local contra los incendios forestales

Representantes de algunas comunidades valoran la labor preventiva. Eso sí, dicen que pese a todo hay problemas que escapan de sus manos, como la alta presencia de microbasurales, la falta de mayor información de riesgo o los efectos que trae la llegada masiva de nuevas familias al campo.
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Por Nicolás Álvarez Arrau / nicolas.alvarez@diarioelsur.cl

Los pronósticos en materia de incendios forestales no son los mejores para esta temporada. Lo han dicho los expertos, quienes prevén altas temperaturas y mayor presencia de combustible a causa de las últimas lluvias que hicieron crecer la vegetación. A la problemática se añaden las precipitaciones bajo lo normal proyectadas a contar de este mes, es decir, habrá poca humedad y material suficiente para propagar el fuego.

El escenario preocupa y por lo mismo las autoridades y las comunidades de las zonas más críticas de la Región del Biobío profundizan hoy sus medidas de prevención. Aseguran que esta es la clave para evitar siniestros de envergadura como los que se vivieron el verano de 2017, cuando el fuego arrasó con hectáreas y viviendas como nunca antes se había visto.

Unidades de prevención

Desde la Corporación Nacional Forestal (Conaf) comentan que la atención está puesta en las 33 comunas de la Región del Biobío, aunque precisan que hay una focalización mayor en 20 mediante el programa "Prevención de incendios forestales en zonas de interfaz". En la Provincia de Concepción, el plan se desarrolla en Concepción, Tomé, Coronel, Penco, Lota, San Pedro de la Paz, Hualqui, Florida y Santa Juana. En la Provincia de Biobío están Los Ángeles, Mulchén, Cabrero, Yumbel y Laja, mientras que en la Provincia de Arauco se integran Curanilahue, Lebu, Los Álamos, Tirúa, Cañete y Arauco.

El director regional de la entidad, Rodrigo Jara, dice que en relación a la temporada anterior hay un delta pequeño de aumento respecto a la cantidad de incendios y superficie afectada, "lo que demuestra una tendencia". Para evitar que los indicadores se profundicen han intensificado el trabajo de prevención en aquellas zonas urbanas cercanas a áreas forestales, a través de actividades informativas con vecinos.

Jara añade que para esta oportunidad también se redoblaron los esfuerzos de las unidades de prevención de incendios forestales, incrementando con ello las acciones de prevención en las áreas de interfaz. En estas brigadas hay, por ejemplo, ingenieros forestales o profesionales del área social que hacen actividades de puerta a puerta y que interactúan directamente con las comunidades. Este año, las seis unidades disponibles comenzaron a operar a inicios de octubre.

Las urgencias

Hay algo en lo que concuerdan los dirigentes vecinales de la Región: frente a los incendios forestales hay un adecuado trabajo de coordinación impulsado por los sectores público y privado. Sin embargo, reconocen que más allá de lo que se pueda hacer bajo esta línea siguen existiendo urgencias. Algunos puntos hoy están siendo estudiados, pero otros, derechamente, son desatendidos, lo que acrecienta el temor ante eventuales emergencias.

Carolina Carrasco, secretaria de la Junta de Vecinos del sector Huidanqui de Hualqui y representante del Comité de Prevención de Incendios de su comunidad, plantea que los microbasurales son una especie de espina en la tarea preventiva. "En nuestro sector es un problema, porque parece que la gente del campo no existe para las autoridades. No nos toman mucho en cuenta. Hemos pedido máquinas al municipio, pero todavía no pasa nada, así que entre los mismos vecinos nos hemos juntado para limpiar nuestro camino (...) Falta un poco más de apoyo municipal hacia los sectores rurales", sostiene la dirigente.

Al igual que la vecina de Hualqui, la secretaria de la Junta de Vecinos del sector Chaimávida de Concepción, Yamilet Avello, recalca que la preocupación de la comunidad que representa tiene que ver con la alta presencia de microbasurales desperdigados al interior de los bosques. "Son varios lo que hay. Tenemos uno en pleno bosque y que el año pasado nos generó muchos problemas, y hay otro que está a orilla de camino", grafica.

"Lamentablemente, las autoridades te pasan un camión para chipear la basura, por eso hay que solicitarlo con muchos meses de anticipación para que lo faciliten (...) No es mucho el apoyo y lo que se invierte en este tipo de cosas", plantea Avello, quien dice que este es un asunto difícil de controlar desde el rol que cumplen ella y sus vecinos.

Hay otros elementos críticos que advierten las dirigentes y que dicen relación con la educación. A juicio de ellas, y pese a la labor que cumple la Red de Prevención Comunitaria, por ejemplo, existe una carencia de instancias educativas acerca de incendios forestales, "porque a pesar de todo muchas veces la gente no comprende el riesgo que se corre. Urge más información y que no solo se profundice en época de verano, y eso no se materializa porque no es una necesidad puntual para las autoridades, sino que solo para las personas que habita estos sectores".

En el sector de Villamávida, Florida, una de las comunas más afectadas tras el megaincendio de 2017, dan cuenta de una serie de complejidades. En la zona de Poñén, por ejemplo, se advierte un número de microbasurales "impresionante". A eso suman los efectos colaterales que ha traído la instalación masiva de viviendas y parcelas en sus alrededores, sobre todo a causa de la basura y escombros dejados por los maestros que construyen las nuevas casas.

La presidenta de la junta de vecinos floridana, María Sosa, lamenta el panorama, pero a la vez dice que como comunidad están delineando acciones para robustecer la labor preventiva. Por un lado, se han organizado para establecer una comunicación directa entre la junta de vecinos, el comité de prevención y las nuevas familias, a fin de encontrar líderes al interior de cada loteo y abordar los riesgos. "Hay que hablar con ellos, impactarlos y darles la capacidad de repetir lo que les estamos diciendo", enfatiza.

En estos momentos, los vecinos organizados de Villamávida preparan carteles para identificar los caminos rurales de la manera más universal posible, es decir, bautizarlos con los nombres con los que son conocidos de forma habitual y sumar el kilometraje. En cada parcela se pondrá el kilometraje para dar una enumeración con el objetivo de que la gente identifique sencillamente el lugar en donde vive, entendiendo que las direcciones de las zonas rurales no funcionan igual que en las ciudades. Eso, sostiene Sosa, es vital cuando se necesita llamar a los equipos de emergencia forestales.

"Hemos tenido mucha pega y nosotros mismos haremos los carteles, pues nadie nos financia", cierra la dirigente.