Por Nicolás Martínez Ramírez

Desde su nacimiento en 2016, la vocación más importante de la Orquesta de Cámara Ciudadana de Concepción ha sido -precisamente- la ciudadanía.

Desplegando su trabajo en diversos escenarios del Gran Concepción, la entidad que lidera desde sus inicios el maestro argentino Leandro Botto es hoy un elenco profesional de música.

"Nos adjudicamos un Fondo de Apoyo a Elencos Estables Profesionales. Solo tres orquestas lo ganan anualmente y este año nosotros fuimos una de ellas. La idea no es quedarnos solo con esto y seguir postulando a lo largo del tiempo, para que se consolide la orquesta", sostiene el también violinista con más de 20 años de residencia en Concepción.

Gracias a estos recursos, poco más de $145 millones, la agrupación se transforma junto a la Orquesta Sinfónica UdeC en las únicas entidades profesionales de este tipo en Biobío.

Nueva etapa

Gracias a este fondo la "transformación" del elenco se traduce en la creación de 20 puestos de trabajo, todos los músicos pasan a ser remunerados por su trabajo.

Con cerca de 29 conciertos ya en carpeta, entre noviembre de este año y octubre de 2023, estos recursos también servirán para que el grupo salga de la zona para mostrar su labor.

Nacida en 2016 por iniciativa de la administración municipal, la entidad artística ha intentado plasmar siempre en su trabajo un carácter profesional.

"Desde el minuto uno siempre tuve como visión este objetivo en la cabeza. Por supuesto que en un principio fue más complicado, fuimos de ahí mejorando en cuanto a cantidad y calidad de intérpretes", comentó Botto.

Llegaron a muchos barrios, acota el músico. "A muchísima gente y más músicos se fueron enterando de nuestra existencia, y se interesaron en participar. Gracias a este proceso de todos estos años de esfuerzo y trabajo, llegamos a esta nueva etapa que es conseguir este fondo para profesionalizar la orquesta", señala.

Tal como comenta el argentino, éste es un hito no solo para la entidad musical o para la Municipalidad de Concepción, sino también para la región y el país.

"Desde ahora Concepción será una de las pocas ciudades del país que cuenta con dos elencos musicales profesionales", sentencia.

-Podemos coincidir en que el trabajo que realizan los músicos y tú como director, más allá del título, siempre ha sido profesional…

- Por supuesto, creo que gracias a eso es que finalmente logramos esto. Tuvimos que demostrarle al Ministerio que durante toda nuestra trayectoria hemos sido extremadamente profesionales.

-¿Cómo han visto la reacción de la ciudadanía cada vez que se presentan en algún escenario?

-Generalmente, hemos tenido muy buena respuesta del público. Uno de nuestros pilares es recorrer los barrios, cumpliendo con un proceso de formación de audiencias y democratización del arte, eso se recibe muy bien. Siempre con los brazos abiertos.

-¿Y la reacción de los integrantes de la orquesta frente a esta profesionalización?

-Todos felices, algunos más efusivos que otros, pero es un logro enorme para todos. Sobre todo tener estos 20 puestos de trabajo, especialmente, en el mundo de la música. Tan golpeados por la pandemia. Cuando en muchos lados se cerraban puestos de trabajo, nosotros los estábamos creando.

Rescate femenino

Con un elenco que componen 20 músicos, 10 hombres y 10 mujeres, las edades fluctúan entre los 18 y 40 años. Con las cuerdas como base, incorporando percusión y piano cuando se necesita.

A partir de allí, en fecha a definir, la Orquesta de Cámara Ciudadana de Concepción iniciará su primera temporada profesional.

La entidad pondrá en valor la obra -muchas veces olvidada- de diversas mujeres músicas de Chile y el extranjero del siglo XIX y XX. Rescate que lidera el propio Botto desde hace más de un año.

Dentro de estos nombres están las chilenas Carmela Mackenna, Flora Joutard, Ema Ortiz, Leni Alexander Pollak, Amy Woodforde-Finden, Violeta Parra y Emilia Pietra de Cravero. Se suman las brasileñas Branca Bilhar, Marieta Neto, la argentina Ana Leira Carnero y la alemana Clara Wieck.

Por José Manuel Rodríguez

Malva Marina Neruda y las Alturas de Macchu Picchu podría titularse una columna que nos hablase sobre un horror: de como un gran poeta abandonó a su hija. No la quería, porque estaba enferma, encefalitis. Murió del mismo mal a los 12 años. Él nunca la visitó. Son dos las contrariedades, la primera es el abandono; la segundo, el poeta.

Hablamos del autor de "Residencia en la tierra", enorme poesía sobre metafísica y amapolas; de "Maestranzas de noche" donde "entre la noche negra -desesperadas- corren y sollozan las almas de los obreros muertos".

De "Veinte poemas de amor y una canción desesperada", donde leemos maravillas como "La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos"; del "Canto General"; de "España en el corazón", texto que incluye el poema "Explico algunas cosas". Allí nos cuenta porqué no puede hablar de amores, ni de "la metafísica cubierta de amapolas", es decir, ya no puede cantar al más noble y bello de los sentimientos ni tampoco preguntarse en versos sobre quiénes somos los seres humanos aún perdidos en este paraíso que es la tierra.

En la oscuridad

Frente a esta inmensa poesía, y además tan tierna, la pregunta es obvia ¿Cómo su autor pude abandonar a una niña, a su hija?

La respuesta es imposible y tampoco importa. Lo único relevante es ese acto espantoso. El problema es que no le bastó con ello, pues también cometió un crimen: violó una joven birmana.

Ya que estamos hablando de un poeta de Temuco, recuerdo a otro escritor de esa ciudad, Ramiro Villarroel quién califica con ironía feroz, estas acciones como propias de una "bellísima persona" (entiéndase exactamente lo contrario).

Un horror. Pero hay un tercer problema ¿Qué hacemos con los versos del vate?

El mismo Villarroel afirma en una entrevista que "la obra de Pablo Neruda como la más sólida y consistente de la energía poética de Chile, que reparte su vibración a todo lugar donde llegue el idioma español. Poeta sexual, visionario, lumínico, premonitorio, planetario que, como toda gran luz, también penetra en las más profundas oscuridades".

Obscuridades como estos versos que de España en el corazón: "Bandidos con aviones y con moros, / bandidos con sortijas y duquesas, / bandidos con frailes negros bendiciendo/ venían por el cielo a matar niños, / y por las calles la sangre de los niños/ corría simplemente, como sangre de niños". Harold Bloom, un crítico literario ineludible, importantísimo, ubica a Neruda junto a Homero, Dante, Shakespeare y Borges. De eso estamos hablando.

Pero también de lo imperdonable: la violación y el abandono. Tan imperdonable que se practica la cancelación del poeta.

De él no se habla, anota el anatema (la condena), pero aquí también hay un problema, pues las cancelaciones y los anatemas provienen de las religiones.

Leamos el diccionario "Excomunión o exclusión de una persona de su comunidad religiosa dictada por la autoridad eclesiástica competente". Y no solo de su comunidad, pues implica el ostracismo social, la borradura, la inexistencia. Y la obra de Neruda existe y es increíble. Tanto como el monumento de los incas donde se desarrolla una cumbre de la literatura mundial: "Alturas de Macchu Picchu".

Neruda sube hasta la cumbre de los cóndores y desde allá recoge a un esclavo y le dice "Sube a nacer conmigo hermano, dame la mano desde la profunda zona de tu dolor diseminado". Gran poesía, pero también grande el crimen. Solo resta leerlo con dolor, pero leerlo.

De él no se habla. Aquí también hay un problema, pues las cancelaciones y los anatemas provienen de las religiones.