"Seguramente un 20% de nuestras clases se realizarán en línea de forma permanente"
La autoridad universitaria que completará en 2026 quince años en el cargo, analizó el impacto de la pandemia en la formación académica, los desafíos futuros y la difícil relación con el Ejecutivo y el Mineduc.
Federico Valdés cuenta en su oficina de Ainavillo 456 que en los últimos meses ha podido retomar su habitual rutina de venir al menos una vez por semana a la sede Concepción de la Universidad del Desarrollo (UDD) tras las restricciones de la pandemia, plantel que preside desde 2011 y en el cual completará tres periodos en 2026, luego que el consejo directivo lo ratificara el año pasado.
Su vuelta a la rutina que lo trae de manera permanente a la sede penquista de la institución privada nacida en la zona hace 32 años -que cuenta con más de 4 mil alumnos- ocurre en un momento que califica clave para cimentar un futuro aún más exitoso. "Esta institución se creó para impactar a la sociedad de la Región, luego a la sociedad chilena cuando decidimos partir con nuestras actividades en Santiago, y se caracteriza por la calidad de sus equipos humanos. Esa es nuestra principal característica, tenemos personas en muchas áreas del conocimiento que se destacan por su nivel de capacidad y de compromiso", dice en diálogo con este medio, para luego enfatizar que dichas personas le permitieron a la UDD ser la primera universidad privada fuera del Cruch en obtener seis años de acreditación en todas las áreas.
"Marcó un hito en la historia de la universidad; nos propusimos ser la mejor universidad privada del sur del país, a los diez nos propusimos ser la mejor del país y ahora al cumplir 32 años conseguimos un objetivo que ninguna universidad privada había conseguido, algo que es un sello de calidad", añade.
-Rector, ¿qué desafíos visualiza en el futuro de la institución?
-El primer desafío es ser capaces de aprovechar lo aprendido estos últimos dos años, y eso quiere decir que, como consecuencia, un porcentaje de nuestros cursos van a seguir siendo dictados online, pero a diferencia de lo ocurrido a inicios de 2020, hemos ido preparando cursos con una estructura distinta, pensados de manera distinta, para seguir siendo en línea. Seguramente, alcanzaremos un 20% de nuestras clases dictadas online porque nos dimos cuenta de que determinados cursos que funcionan muy bien; además permite una serie de ventajas para los alumnos, considerando que algunas clases serán sincrónicas y otras asincrónicas.
Además, nos dimos cuenta tanto en el pregrado, postgrado y formación continua que podíamos tener alumnos de cualquier lugar de Chile, de otros países latinoamericano y universidades del mundo comenzaron a captar alumnos chilenos. Ahí, tenemos otro desafío inmenso al abrirse un campo inmenso con la competitividad con instituciones extranjeras que hacen muy bien su labor. Quienes no puedan tomar este desafío se van a ir quedando afuera.
-¿Algún desafío en específico para Concepción, considerando su carácter fundacional?
-Este es el lugar donde partimos y estamos orgullosos de haber partido aquí en Trinitarias 180. Nosotros tenemos muchas fichas puestas en Concepción, por varias razones: hay una tradición y cariño nuestro por la Región, y es la razón por la que llevamos tanto años impulsando a la UDD en esta zona.
Las inversiones en el futuro, y esto no corre solo para la Región, no serán en metros cuadrados construidos, sino que deberían estar más bien en tecnología y conectividad. Tenemos un proyecto precioso que se llama RealiTec, que permite que alumnos de todas las carreras utilicen realidad aumentada para meterse en el mundo digital y aprender distintos aspectos.
El desarrollo más grande debería estar en el área de la formación continua, porque, aunque esto es algo que se sabía hace tiempo, que la educación de adultos es lo que más puede crecer -la cifra del pregrado no hace otra cosa que bajar- y nosotros hemos reorganizado nuestra área de formación continua para darle un impulso diferente.
Trato desigual
Al abordar el escenario en que se mueve la UDD dentro del panorama nacional en materia de Educación Superior, Federico Valdés apunta sus críticas a cómo el Ejecutivo -y sobre todo el Mineduc- han centrado sus esfuerzos en fortalecer la formación estatal, sin un diálogo fluido con los planteles privados: "no he sido contactado".
"Los números son bien categóricos: en Chile hay aproximadamente 700 mil estudiantes universitarios y de ellos 200 mil estudian en instituciones estatales. Hay 500 mil en universidades privadas, que también se hacen cargo de los alumnos de sectores más vulnerables, que no están en las universidades estatales. Eso, a nuestro juicio, no está siendo mirado con toda la atención que corresponde", apuntó, para exponer que "si uno lo mira desde el punto de vista de la calidad, si miras los puntajes de la PSU en los últimos años, de las ocho mejores universidades del país con los promedios más altos de sus matriculados de primer año, hay solo una estatal, tres del G9 y cuatro privadas creadas después de 1980, entre ellas nosotros. Esas diferencias dicen algo, son una señal que no puede ser desoída".
-¿Existió preocupación frente al contenido de la propuesta constitucional en materia de educación?
-Si la Constitución que fue rechazada por amplísimo margen se hubiese establecido, la supervivencia de las universidades privadas como las conocemos hoy hubiese sido imposible. Pero eso, dentro de otras tantas cosas, la gente lo percibió y dijo 'no, no quiero esto', quiero cambios, pero esos cambios no. Hoy día, nuestro sistema universitario es diverso y eso es un tremendo activo. Las universidades de la Región son muy distintas unas de otras, le podrán gustar algunas, pero lo valioso es que hay universidades con distinto perfil.
-¿Considera prudente realizar nuevos ajustes al marco normativo del sistema de educación superior?
-Después de todo lo que ha pasado, no solo en educación, es bueno reflexionar respecto a qué ocurrió hace un par de semanas en las urnas. Chile dio una señal muy potente, transversal; nunca había visto una votación tan transversal, es algo similar al plebiscito de entrada. Antes de empujar iniciativas, hay que dedicarle un rato a pensar lo que se nos quiso decir, sobre todo quienes están en el poder político.