La reubicación de la escuela de Colcura que mantiene a sus alumnos en un módulo
Apoderados y docentes del recinto educacional se han manifestado por las pésimas condiciones bajo las cuales deben estudiar los niños. Se acordó con las autoridades mantener las clases remotas hasta que se realicen reparaciones por el momento.
En las últimas semanas quedó de manifiesto las precarias condiciones en las que se encuentran los alumnos de la Escuela Valle Colcura, que hace siete años se encuentran estudiando en una infraestructura modular, esto luego de que los apoderados y docentes se manifestaron con cortes de carretera en la comuna de Lota para dejar claro su molestar.
Pero esta lucha se remonta al año 1960, cuando el recinto educacional era conocido en ese entonces como la "Escuela 18" que comenzó a desarrollar sus actividades en una antigua casa ubicada en el sector de la desembocadura del Río Negro.
En esa época, se impartían clases a cursos desde 1° a 6° básico de carácter rural pero que, con el aumento de la población por la creación de la Empresa Maderera Forestal Colcura S.A, se hizo necesario disponer de un establecimiento más amplio y fue entonces que se trasladó la escuela hasta el sector centro de la población.
En 1990, con el retorno a la democracia y con la esperada Reforma Educacional Chilena, el colegio logró ampliar su oferta educacional e incluyó los cursos de 7° y 8° básico y pasó a depender de la Ilustre Municipalidad de Lota.
Ese mismo año se hizo entrega de unos terrenos frente a la población y cercanos a la Ruta 160, donde se mantuvieron hasta el 2015 ya que, por obras del Ministerio de Obras y Urbanismo, esta carretera se convirtió en una autopista de alto flujo que forzó a reubicar nuevamente la escuela.
Larga espera
Así, en marzo del 2016 comenzó la última de las pesadillas para la comunidad de la Escuela Valle Colcura, ya que desde ese entonces se han tenido que adaptar a los nuevos espacios en una condición de escuela modular con promesas de que se tendría una escuela definitiva prontamente.
Tras 7 años de espera por parte de la comunidad educativa, las necesidades cada vez eran más grandes y la condición de la escuela modular iba empeorando al no estar adaptada correctamente.
Puertas deterioradas, heces de paloma, ratones y constantes filtraciones por las precipitaciones son algunas de las situaciones que han tenido que soportar los niños durante largos años.
Una realidad que la comunidad educativa decidió no aguantar más, llevándolos a cortar la Ruta 160, a la altura del kilómetro 35, el pasado 17 de agosto exigiendo entre varios puntos, un protocolo que establezca dónde y cuándo se iniciará la construcción del lugar definitivo.
Maricel Santibáñez, vocera de los apoderados de la Escuela Valle Colcura, contó que la gota que rebalsó el vaso fue la exigencia de las autoridades educacionales de empezar a realizar la jornada escolar completa en el recinto.
"Esto significa que debía ser desde las 8:30 hasta las 15:45 de la tarde, nuestro colegio con la cantidad de tiempo que lleva deteriorado no está dando abasto para lo que se nos pide. Tenemos 170 alumnos y el colegio modular era apto para 80 niños, en total entre personal y estudiantes somos 220 personas en un espacio muy pequeño", detalló la vocera.
Pésimas condiciones
La realidad del colegio es tan deprimente, según Santibáñez, que los niños salen estresados de clases y solo quieren regresar a sus casas.
"Ya no pueden jugar como en otros colegios donde tienen los espacios para correr y realizar actividades, aquí las condiciones nos mantienen alerta de que no se vayan a caer o a tener un accidente", contó.
Peor aún es intentar ir al baño, ya que solo hay cuatro cubículos medianamente aptos para niños y niñas, pero que conforma una larga fila durante los recreos por lo que no todos logran acudir.
"Hay niños que no van al baño durante toda la mañana. Hicimos un listado de niños con cistitis, con problemas de nefritis, niños que llegan con vómitos a sus casas y que cada vez son más casos los que se suman a medida que se nos acercan los apoderados", contó Santibáñez.
Actualmente la escuela modular cuenta con ocho salas destinadas a cada curso, hay cuatro baños que se rebalsan reiteradas veces y a la hora de almuerzo se les entrega a los cursos menores una bandeja para que coman en la misma sala, ya que en el container donde suelen almorzar los cursos mayores no hay capacidad.
Al no tener respuesta por parte de las autoridades regionales, Maricel junto a una comitiva de la escuela llegaron hasta Santiago el pasado 22 de agosto para conversar con el Subsecretario de Educación, Nicolás Cataldo, con quien lograron conseguir recursos para avanzar en los petitorios del colegio.
De igual forma se reunieron con el municipio de Lota, quienes prometieron realizar mejoras en los baños y otros puntos del petitorio, pero que la realidad de una escuela definitiva es un proceso que se deberá mantener en espera por otros dos años más.
A la fecha, la vocera fue enfática en que los niños se mantendrán con clases remotas hasta que las condiciones permitan un retorno seguro.
170 son los alumnos que tiene actualmente dentro de su matrícula el establecimiento educacional.