Grado de inclinación y material de taludes favorecen derrumbes en la zona
Ruta de la Madera, Chiguayante y Tomé, tienen sectores que en los últimos meses han registrado un aumento es los deslizamientos de tierra. Experto explica las causas y soluciones.
El último sistema frontal que afectó a la Región del Biobío dejó como saldo deslizamientos de tierra y caídas de árboles que generó graves daños en infraestructura tanto de viviendas como de tendido eléctrico y rutas.
Sectores como Lirquén y Rafael en Tomé, La Cascada en la Ruta de la Madera, camino a Santa Juana y Chiguayante fueron algunas de las zonas afectadas producto de las precipitaciones, pero también se están transformando en puntos comunes de deslizamiento de tierra cada vez que a la zona llega un sistema frontal.
Así lo destacó el seremi de Obras Públicas, Hugo Cautivo, ya que este invierno ha sido uno de los más lluviosos desde hace 13 años y que ello ha sido razón suficiente para que los suelos que estaban secos y sin vegetación, se vieran saturados de agua por las precipitaciones.
"Eso es un problema recurrente que hemos tenido en la Ruta de la Madera, en Tomé y ahora en Chiguayante, que dejará ahora un talud descubierto sin materia vegetal y, por lo tanto, tendremos que estar permanentemente trabajando en función de contener", explicó Cautivo.
Taludes
José Luis Palma, geólogo y profesor asociado del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Concepción, indicó, hay muchas variables que juegan un rol importante en estas remociones en masas pero que, en el caso de nuestra región, es el material arcilloso que componen los taludes los que suelen ir erosionándose hasta el punto en que se desprende y provoca estas caídas que se han vuelto más comunes.
"En nuestra región hay mucho material arcilloso que no es muy estable desde el punto de soportar lluvias intensas y que facilitan la caída de material de las zonas superiores. En casos muy extremos puede ocurrir que se desprenda una gran masa de tierra y no necesariamente de a poco, sino que puede caer en su totalidad", detalló el experto.
Otro de los factores importantes que nombró fue la pendiente misma del talud, ya que mientras más empinado sea, mayor será la probabilidad de que tengan un desprendimiento.
"Sobre todo cuando no tienen ningún tipo de protección como podría ser de forma natural con la propia vegetación que es el caso de arboles o plantas con raíces que penetren lo suficiente en el talud para ayudar a soportarlo y le dé firmeza. Sin embargo, esto no significa que impida que ocurran deslizamientos, pero ayudan mucho para dar mayor firmeza", explicó Palma.
Responsabilidad
El experto aseguró que son los encargados de realizar las construcción de carreteras quienes deben ser responsables en asegurarse que los taludes sean estables, ya que estos escenarios son previsibles y, por ende, se pueden evitar.
"Es sabido que si tú sacas parte de un cerro, este quedará inestable y por lo mismo existen estudios ingenieriles que sirven para conocer la estabilidad y para, dependiendo el caso, conocer algunas acciones para evitar caídas", dijo.
"Hay algunas acciones típicas que se utilizan y que son generar taludes escalonados, otras acción es plantar sobre los taludes, en otros espacios se coloca una barrera en la parte inferior de tal manera que ese material que comienza a caer quede contenido en una barrera de cemento u hormigón", agregó.
El experto también aclaró que si bien hay quienes piensan en que una buena medida sería mantener una distancia de 5 a 10 metros entre la carretera y el cerro, esto es bastante poco probable de ser realizado, ya que los costos de la obra se verían elevados mucho más de lo normal.
"Remover material significa un costo no menor y muchas veces, cuando se construyen carreteras, se busca disminuir los costos de obras. Es por eso que a veces algunas partes no quedan muy bien ya que se juega al filo con lo que es la estabilidad de los taludes y con el riesgo de que se desprendan", explicó Palma.