Ingresos a programas de salud mental llegan a 19 mil este año y es la cifra más alta desde 2014
Las secuelas que ha dejado la pandemia, la incertidumbre económica y el aumento de recursos para contratar más personal, son algunos de los factores que explicarían el alza de personas que requieren este tipo de atención.
El encierro y la incertidumbre que provocó el covid-19, además de la incertidumbre económica y el aumento de financiamiento para tener más recurso humano, son algunos de los factores que han llevado que el número de ingresos a programas de salud mental en la Región del Biobío aumentará considerablemente durante el primer semestre de este año, siendo el mayor registro, considerando el mismo periodo, desde 2014 a la fecha.
La información que hay en la plataforma del Departamento de Estadística e Información en Salud (DEIS) del Ministerio de Salud (Minsal) revela que en los primeros seis meses de 2022 un total de 19.150 personas -niños y adultos- han ingresado a un programa de salud mental disponible en la atención pública de salud. La cantidad de población que ha ingresado este año es un 50% más de lo que hubo en el mismo periodo del 2021 y la cifra más alta en 9 años. (ver infografía).
Recursos y pandemia
Si bien pueden ser diversos los factores que han llevado a que el número de personas que requieren atención mental esté aumentando significativamente este año, la mayor demanda por la atención estaría dado por los problemas que generó el covid-19 y por el incremento de recursos que ha permitido contratar más recurso humano para reforzar algunas comunas.
"Al tener más recurso humano disponible, claramente las cifras van a aumentar, pero en aquellos establecimientos donde no hay expansión y seguimos con el mismo recurso humano lo que hemos visto es un aumento en la demanda pero que inevitablemente han generado listas de espera", contó la encargada de Salud Mental del Servicio de Salud Arauco, Gabriela Aravena.
A este factor la jefa del Departamento de Salud Mental de la Dirección de Servicio de Salud Talcahuano, Ximena Farías, declaró que la percepción que tiene que la mayor demanda también está asociada a las secuelas que ha dejado el covid-19.
"La percepción es que tenemos una salud mental que tuvo secuelas de todo lo que significó la pandemia y de una sociedad que ya venía remecida", comentó Farías.
En el caso específico de la Provincia de Arauco, Aravena expuso que un factor que también está incidiendo en la salud mental de la población de la zona son los hechos de violencia rural que existen, los que han aumentado los diagnósticos de trastornos ansiosos.
"La pandemia, con todo lo que significa, cuarentena, incertidumbre y dificultades económ icas nos genera harta demanda, pero lo que nos genera igual es la violencia que estamos sufriendo aquí a nivel rural", sostuvo la encargada de Salud Mental del S.S. Arauco.
Con la inyección de recursos que se hizo a través del programa de Gobierno Saludable Mente, se espera seguir potenciando la red de centros, principalmente el comunitario.
"El modelo que tenemos está centrado en APS y en poder mejorar la prevención y la promoción de la salud mental antes de llegar a situaciones más graves", contó Farías, quien agregó que están visitando todos los dispositivos de salud mental y ver cómo están operando, a fin de elaborar en conjuntos con los equipos presentes para realizar estrategias que mejoren la atención.
Niños y tercera edad
Aunque los ingresos a los programas de salud mental son transversales en todas las edades, los mayores problemas se han visto en la población infanto - juvenil a los que le ha costado la adaptación y socialización tras la pandemia.
"En los últimos dos años no se ha visto porque no había quien derivara. Las alertas de los docentes o de las duplas psicosociales de los establecimientos educacionales no estaban y ahora que sí está la posibilidad, claramente ha aumentado la demanda de ese grupo etario", declaró Aravena.
La jefa del Departamento de Salud Mental de la Dirección de Servicio de Salud Talcahuano aseguró que además de la población menor de edad, los adultos mayores también se vieron afectados por la pandemia.
"Tuvieron un prolongado confinamiento y ahí lo que se vio es el deterioro cognitivo, que antes no era tan intenso, ahora empezó a acentuarse. Hemos visto una complejización de esos casos; cuadros que eran leves, pasaron a moderados y finalmente algunos a demencias", sostuvo Farías.
De acuerdo con el DEIS el año pasado ingresaron 993 personas por algún cuadro de demencia, de las cuales el 21% tiene un diagnóstico avanzado. Previo a la pandemia -año 2019-, sólo el 12% de la población tenía patología en una situación de mayor gravedad.