Artista penquista da valor a la ausencia de la figura humana
Algunos pueblos de Chiloé, como Achao y San Juan, son retratados en esta propuesta pictórica. Para Carolina Strmelj, el paisaje es el mensaje, mientras que las personas son solo espectadores.
Rembrandt van Rijn (1606- 1669), considerado como el pintor más importante de los Países Bajos en la historia del arte, estaba convencido de que la pintura es la nieta de la naturaleza. Según él, ésta es la única maestra al momento de crear.
De esa ideología bien sabe Carolina Strmelj, licenciada en Artes Visuales de la UdeC, quien, luego de ocho años sin exponer en Concepción, regresa a su ciudad natal presentando una serie pictórica únicamente de paisajes.
"Paisajes atemporales" es la muestra de 32 obras que estarán disponibles para toda la comunidad en la sala David Stitchkin (frente a la Plaza Independencia de la Casa del Arte, hasta el 13 de agosto.
Creadas completamente en pandemia, esta colección es un reflejo del mundo sensorial de su creadora. Fiel a un estilo nómade, como menciona, la vida en el sur de Chile ha sido su máxima inspiración. Si bien nació en la capital penquista, su objetivo siempre fue alejarse lo más posible del plano urbano.
Así, hace dos años, Strmelj llegó a Chiloé, cautivada por el ambiente de aquella isla. "Sentía que estaba pisando tierras vírgenes. Existe una carga histórica muy simbólica en este lugar. Chiloé es otra escena, otra cultura. Luego de verme envuelta en esta vorágine pandémica, que nos cambió la percepción del mundo porque no podíamos transitar como antes, decido tomar esta situación y transformarla en un portal hacia lo que es la atmósfera de este territorio insular", comenta la autora acerca de cómo nació dicho proceso creativo.
Con tamaños que van desde los 20 centímetros hasta un metro, los diseños son traídos a la región con la intención de mostrar parte de este archipiélago. De hecho, es la primera vez que esta exhibición es presentada públicamente.
"Quería traer un pedacito de este sur que me abriga. Es volver al sitio que me vio crecer. Me siento feliz de transmitir la magia que vivo todos los días en Dalcahue, donde pareciera que los tiempos y las sensaciones son completamente diferentes", indica la pintora con más de 25 años en el rubro, añadiendo que luego de su estadía por el Biobío, las piezas harán una ruta itinerante por aquella zona.
Sello distintivo
Para Carolina, recordar sus primeros trabajos es recorrer conscientemente su evolución. Si bien en su época de estudiante trazaba líneas de figuras humanas, esa disciplina cambió una vez egresada.
- ¿Por qué enfocarse en pintar solamente paisajes?
-Para mí el ser humano es meramente un espectador. En la obra no debe estar, él la completa cuando está observándola en una galería. Creo que lo que nos rodea es 'el todo'. En mis creaciones intento desenredar esta gama de observaciones, evidencias, colores, aromas que quedan en mi retina. Cuando estaba en la facultad, capturé la identidad de género que en ese tiempo recién se levantaba. Me llamaba mucho la atención la dinámica de transformación que este grupo expresaba. A modo personal, creo que igual sucede con los ambientes. Ocurre en Chile: parte como territorio y luego se va desmembrando.
-El nombre, "Paisajes atemporales", también es tema…
-Me di cuenta que estamos viviendo una atemporalidad, como si se hubiese perdido el eje al que acostumbrábamos. Hemos estado retrocediendo, avanzando, y retrocediendo, nuevamente. Sin embargo, lo único intacto es la naturaleza. El tiempo no existe, nosotros le damos esa connotación.
Además de rescatar la esencia de lo natural, estima importante transmitir su experiencia a la audiencia. Anecdóticamente, recuerda cómo tres personas -de las 50 presentes el día del estreno- se acercaron a preguntarle sobre la composición del lienzo.
"Ellos me decían que no lo entendían, pero le gustaba. La mancha, que es mi sustancia prima, es mi manera de sintetizar mi abstracción sensitiva. El agua, asimismo, está siempre presente en mis composiciones. Estamos formados por más de un 70 % de este elemento dador de vida. Y nos llamamos planeta tierra, qué paradoja. Entonces, estas instancias fortalecen el diálogo comunal, tan necesario para la humanidad".
En ese sentido, la también gestora cultural de "Galería de los Ocho", espera fomentar estos espacios de conversación en el área estudiantil. Una vez finalice la exposición en La Pinacoteca, algunas de estas obras serán parte de un ciclo de aprendizaje entre niños y artistas.
"De esta manera, ellos conocerán, in situ, la importancia del arte. Que entiendan que con ella pueden expresar sus emociones y conocer la vida desde otra perspectiva", señaló la docente en Artes Plásticas de la Universidad de Los Lagos.