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Habitantes de las islas Santa María y Mocha solicitan una glosa presupuestaria especial

A la deriva: la vida de los isleños del Biobío lejos del desarrollo

¿Cómo es posible vivir en un lugar cuya conectividad es crítica y en donde la electricidad escasea? Pareciera una escena de antaño, pero es la dura realidad que sufren parte de los habitantes de la zona.
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nicolas.alvarez@diarioelsur.cl

Si hay un punto en común entre las islas Santa María y Mocha es la indiferencia que dicen sufrir sus habitantes. Es un concepto brutal que se escucha siempre que hay una tragedia en alguno de esos territorios. Pese al llamado que una y otra vez se deja sentir a través de los medios de comunicación en momentos en que la necesidad se hace evidente, el olvido regresa fuerte como un vendaval y la vida de los isleños respecto al continente se minimiza. Los años pasan y las circunstancias que persiguen a estas personas se mantienen inalterables.

Hace poco más de una semana, por ejemplo, un joven de 16 años que vivía en el territorio insular coronelino falleció a la espera de una atención médica oportuna, según acusaron vecinos. Este hecho trágico volvió a poner sobre la mesa de las autoridades la relevancia de contar con un sistema de conexión que esté a la altura de las más de dos mil familias que habitan la isla Santa María, especialmente a la hora de atender urgencias. De hecho, lo anterior motivó una reciente visita de la delegada presidencial Daniela Dresdner para anunciar la conformación de dos mesas de trabajo destinadas a resolver problemas en materia de salud y transporte. El Gobierno Regional, en tanto, comprometió esfuerzos para elaborar una glosa especial que permita redirigir de una mejor manera los recursos asociados al desarrollo de los isleños de la Región del Biobío.

Emergencias y conectividad

"La isla (Santa María) es un lugar bueno para vivir, es un lugar en donde con plata se puede subsistir, pero fallamos en algunas cosas. Por ejemplo, ahora (martes) el barco quedó en Lota por malas condiciones climáticas. ¿Qué pasa entonces si necesitamos evacuar a algún enfermo? Estamos en el boom del fallecimiento del joven, y yo ruego a Dios cuando se echa a perder el tiempo, porque ahí quedamos totalmente aislados", grafica Marcela Riquelme, presidenta de la Junta de Vecinos de Puerto Sur.

Es por esta misma razón que ella y parte de los vecinos abogan por la llegada de una "ambulancha", una embarcación médica que espera ser un complemento de la avioneta de emergencia con la que cuentan, pero que es resistida por algunas autoridades, como el alcalde de Coronel, Boris Chamorro. Según el jefe comunal, este tipo de máquinas, por su naturaleza, son más útiles en ríos. "En el mar y en el golfo sería complejo. Además, en la madrugada tampoco podría zarpar porque el puerto está cerrado. Por eso, la única solución es sacar un convenio con una empresa que nos dé seguridad de poder llegar a través de helicóptero", dice.

A este sufrimiento, Marcela Riquelme suma el mal estado de los caminos, "que en invierno hace que tengamos el barro hasta los tobillos y que ante un eventual incendio evita que los bomberos puedan entrar a lugares específicos, lo mismo con la camioneta de la posta". Del total de familias que habitan la isla, alrededor del 80% cuenta con vehículos propios.

"Requerimos con urgencia mayor pavimentación. Acá solo tenemos un camino con adoquines, que es el que une Puerto Norte con Puerto Sur. Lo demás todo es tierra (...) Por estas y otras cosas requerimos que se nos entregue una línea presupuestaria especial para poder decidir en qué proyectos utilizar el dinero", plantea la dirigente.

De acuerdo al alcalde Chamorro, es importante que los territorios insulares del Biobío posean una cartera de iniciativas de inversión pública que permita robustecer la conectividad o establecer planes de evacuación de emergencia, "que sean claros y eficientes".

Fallas eléctricas y telefónicas

A 34 kilómetros del continente, Yoani Durán, vecino de isla Mocha, coincide en que su hogar requiere una mejor conectividad marítima, así como un avión ambulancia que esté operativo las 24 horas del día. Respecto a la barcaza subsidiada que tienen, dice que esta no ha cumplido con el contrato, "porque siempre el dueño de la empresa nos envía informes que dicen que las condiciones del clima no permiten salir, pero el tiempo está súper bueno, o que hay algún percance con la compuerta o el motor".

"A veces pasa que la barcaza deja de venir a la isla tres o cuatro meses. Hay gente que hace sus compras en el continente y las pierde, sobre todo quienes compran madera. Hoy (miércoles) está cargando, aunque después de dos meses", precisa.

A esto se añaden los problemas asociados al suministro eléctrico, situación que hace unos meses hizo que los mochanos se tomaran una escuela para llamar la atención de las autoridades. La deuda de $1.300 millones que mantiene la cooperativa local con la empresa que provee el petróleo ha llevado a los cerca de 650 residentes a enfrentar un racionamiento energético y a poner de sus propios bolsillos para mantener activo el servicio. La falta de electricidad trabó también la conectividad telefónica.

A la fecha, la gente de la isla solamente cuenta con energía entre las seis de la tarde y la medianoche. Luego de eso, asegura Durán, "la isla queda incomunicada".

"Se está en conversaciones porque se formó una nueva directiva que marchará con una nueva cooperativa, porque la anterior dejó la tendalada. A base de eso no se ha podido normalizar el tema de la energía, y lo complicado es que alrededor del 60% o 70% de la población debe utilizar la inyección de insulina, que tiene que mantenerse a temperatura", cuenta, al mismo tiempo que advierte que lo poco y nada que tienen es posible gracias a que cada familia pone $20 mil para comprar el combustible que posibilita la electricidad.

En virtud de lo anterior, Yoani Durán cree que las condiciones de vida que él y su gente experimentan son pésimas, lo que hará que cada vez más las personas emigren hacia el continente.

Glosa especial

Desde el Gobierno Regional precisan que los problemas que presentan ambas islas son distintos. Para mermar el inconveniente eléctrico de los mochanos, por ejemplo, apuestan por una modificación presupuestaria que depende del Ministerio de Energía para subsanar la crisis y entregar los recursos a la Municipalidad de Lebu, en vez de una cooperativa. En el caso de la isla Santa María, la preocupación pasa por la densificación que se acrecienta y que urge establecer diseños para un sistema de alcantarillado o de pavimentación de caminos interiores.

Óscar Ferrel, jefe de la División de Infraestructura y Transporte del Gobierno Regional, sostiene que desde la entidad se encuentran articulando una glosa especial para ir en apoyo de las islas, de cara al presupuesto nacional 2023. "Vemos mucha licitación que no se hace cargo, pues por el hecho de ser islas los precios son completamente distintos al continente. Por eso se necesita un plan diferenciado que asuma esto, a fin de tener una sensibilidad presupuestaria para que el Gobierno Regional pueda suplementar cuando los proyectos no den", sostiene Ferrel.